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06:35 lunes 2 julio, 2018
ColaboradoresEditorial EL UNIVERSAL / Hay vocación democrática
La joven democracia mexicana se consolidó este domingo 1 julio, cuando enfrentó el reto de organizar las elecciones más grandes en la historia del país. La elevada participación ciudadana y la reacción de los tres candidatos a los cuales no le son favorables las tendencias no hacen más que confirmarlo. Las largas filas en las casillas fueron una prueba del interés de la ciudadanía por incidir en el futuro que quiere para México. De acuerdo con los primeros datos, la participación rebasó 60% del listado nominal de electores. Aquello de que la apatía domina entre los mexicanos cuando se trata de cuestiones políticas esta vez no se cumplió. Por primera vez en una elección mexicana, los aspirantes presidenciales que no fueron favorecidos con la mayoría de los votos reconocieron que las tendencias eran adversas para sus causas, incluso antes de la postura oficial de la autoridad electoral. Por primera vez no salieron a cuestionar e impugnar los resultados y por primera vez desearon éxito e incluso hubo felicitaciones al triunfador y los mejores deseos para su próxima gestión. Es deseable que la civilidad política sea la ruta en comicios futuros, pues en elecciones se gana o se pierde; reconocer la derrota contribuye a afianzar la raigambre democrática. A pesar de que amplias regiones del país están inmersas en escenarios de violencia —y que previamente más de un centenar de políticos perdieron la vida a lo largo del proceso—, de manera general la jornada comicial transcurrió en tranquilidad, con incidentes menores que no entorpecieron la emisión de los sufragios ni los resultados finales. Sin embargo, por menores que hayan sido no deben dejarse sin investigación o sanción. En algunos estados, lo que se vio en la contienda presidencial no se replicó a nivel local. Con diferencias mínimas en los resultados, los contendientes proclamaron sus victorias y denostaron al contrincante. Parece que no hubo lugar para la mesura. Luego de esta jornada es de esperarse que la actitud de desencanto hacia la política que exhibía gran parte de la sociedad se modifique y vire para confirmar la participación como vía para resolver las diferencias. Mientras el bienestar común está al centro, no importa si México va a la derecha o a la izquierda —el cambio de un gobierno a otro con visión distinta es común en las democracias más desarrolladas. Se trata de la voluntad popular y debe respetarse. Frentes Políticos
I. El cambio. Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho. Con esas palabras, Andrés Manuel López Obrador asumió la virtual Presidencia de la República, ganada en las urnas a toda ley. En su discurso como virtual ganador, comentó: “Siempre nos conduciremos por la vía legal, no habrá confiscación de bienes”, prometió. “La transformación consistirá básicamente en desterrar la corrupción de nuestro país”. AMLO llamó a la reconciliación nacional. Reiteró que no habrá una dictadura. Erradicar la corrupción será la misión principal, y todos serán castigados, incluyendo “compañeros de lucha”. Agregó y agradeció a la pluralidad de la prensa, la radio y la televisión. En todo momento estuvo bien flanqueado por su familia: su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, y sus hijos, Andrés Manuel, José Ramón, Gonzalo Alfonso y Jesús Ernesto. Señoras y señores, la transformación llegó. ¿Están listos? II. Juntos. Es el momento de actuar. Andrés Manuel López Obrador obtuvo un triunfo claro, contundente e inobjetable. Este país nunca había presenciado tanto ánimo popular en una elección. Lo que urge ahora es iniciar la reconciliación. Ya la democracia cumplió su función y, tras los resultados, los perdedores lo reconocieron. Es tiempo de dar la vuelta a la página y trabajar juntos. Finalmente, luego de tres intentos, lo logró. Los mexicanos pedían un cambio y decidieron su futuro. El comportamiento del peso en los mercados internacionales se aprecia, contra los pronósticos de los pesimistas. Llegó el día, pero la historia no se hace sola. Y el presidente Enrique Peña Nieto así lo entendió y llamó a AMLO para felicitarlo y después, en un mensaje a la nación, ofrecer su colaboración para una transición tersa y pacífica. Sin duda, una actitud democrática. México nos necesita a todos. III. Meade. No cabe duda de que el mejor discurso de José Antonio Meade en este proceso electoral fue el que dio ayer, cuando las casillas habían cerrado en todo el país y admitió que las tendencias no le favorecían. Qué altura política. “Siguen vigentes las causas que motivaron mi participación en este proceso electoral. Me voy como llegué a la campaña, con la frente en alto y el corazón lleno”. Reconoció su derrota, al citar que las cifras favorecían a López Obrador, por lo que le deseó suerte para llevar a cabo la conducción del país. En el CEN del PRI, el líder priista, René Juárez, reconoció que el partido fue castigado. Meade agradeció al presidente Enrique Peña Nieto —por darle su respaldo en la campaña— y a todo su equipo. Y las ovaciones hacia Meade se escucharon como nunca. Calidad, le sobra. IV. Sí, pero… Ricardo Anaya también dio acuse de recibo de las tendencias que, hacia las nueve de la noche, ya eran apabullantes. El que Anaya también reconociera el triunfo de AMLO es otro gesto que favorece a la democracia. Los discursos de Meade y Anaya son producto del avance democrático por el que lucharon miles de mexicanos durante años. Los perdedores son los tres grandes partidos tradicionales y sus satélites, hoy reducidos a ruinas. Vendrá una reestructuración política radical del país. Merecida, sin duda. No había acontecido una victoria tan arrasante desde hace 24 años... el que persevera, alcanza. Ojalá venga el cambio, se necesita un México renovado. Anaya no dejó de reclamar que la PGR actuó en su contra, lo que no debe volver a suceder. Como dicen por ahí, si no lo dice, revienta. V. INE-Lorenzo Córdova. Los mexicanos hemos contribuido a consolidar el cambio de los poderes públicos. Esto hace de la jornada electoral un éxito. La gente votó de manera libre, masiva y en paz. “Una auténtica fiesta ciudadana”, precisó Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE. Informó que votó entre el 62.9 y 63.8% de la lista nominal nacional. Los rangos estimados que dio, provenientes del conteo rápido, fueron: Anaya, 22.12 y 22.8%; Meade, 15.7 y 16.3%; AMLO, 53 y 53.8%; Jaime Rodríguez, 5.3 y 5.5 por ciento. Y aunque los resultados oficiales se conocerán el miércoles, “puede confirmarse una clara tendencia en su favor (AMLO)”, dijo Córdova. Acaso el número más importante de la jornada sea el de la participación. Se calcula que López Obrador accederá al poder con más de 32 millones de votos, lo que nunca.