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06:27 lunes 19 febrero, 2018
ColaboradoresEditorial EL UNIVERSAL / Consulta gratuita ¿buena o mala? En México los servicios públicos que se ofrecen en varias regiones del país, como el transporte o el abasto de agua, por ejemplo, usualmente son deficientes y no satisfacen completamente las necesidades de la ciudadanía. Respecto a los servicios de salud, aunque las autoridades han tratado de mejorarlos, para la gran mayoría de la población aún equivalen a largas filas, horas de espera y un trato poco amigable. Es claro que esta situación ha sido uno de los factores que contribuyeron a que los consultorios adyacentes a farmacias hayan tenido un auge en los últimos años. Otro factor, quizá el principal, fue la prohibición de la venta libre de antibióticos; para contrarrestar una baja en la venta de estos medicamentos, la solución de muchas farmacias fue contar con un médico que pudiera expedir la receta. Datos que presenta hoy EL UNIVERSAL señalan que hace 10 años había 2 mil 956 consultorios de este tipo, pero a la fecha hay 16 mil en toda la República. Estos establecimientos atienden a 325 mil mexicanos diariamente, más de los que acuden al ISSSTE o a las clínicas del Seguro Popular todos los días. Su crecimiento obedece sencillamente al deterioro que vivieron los servicios de salud públicos en los últimos años. La gente prefiere ir a esos consultorios, que usualmente les queda a unas calles de su domicilio, y pagar entre 20 o 50 pesos —en algunos el servicio es gratuito—, en lugar de desplazarse a la clínica de seguridad social que le corresponda y perder horas en el traslado y en recibir atención. Sin embargo, esa clase de oferta médica entraña un riesgo. La contención de enfermedades en los consultorios contiguos a farmacias puede inhibir la detección de males crónicos, degenerativos o de alta complejidad que muy probablemente terminarán siendo atendidos en el sistema público de salud cuando se encuentren en situación avanzada. Los consultorios adyacentes han venido a llenar un inmenso vacío generado por los servicios de salud, aunque no deben ser un reemplazo. La autoridad ha exigido normas mínimas para su operación y así debe continuar, pero al mismo tiempo se requiere que los hospitales públicos —y todos los servicios públicos— se encuentren a la altura de las demandas ciudadanas. Con voluntad, la calidad y eficiencia pueden ser posibles.
Frentes Políticos I. Preocupación. Hay que estar atentos a cada movimiento, pues ahora resulta que Janine Otálora, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se ha gestionado nuevas alianzas. Por un lado, dicen que está más cerca del presidente del INE, Lorenzo Córdova, que de su propio Pleno, y esto ya es tema de análisis, pero lo más grave es que cuenta con una nueva asesora, nada menos que María del Carmen Alanís, expresidenta del Tribunal. Esperemos que ahora no incluya la organización de cenas, como la de 2011 que erosionó la credibilidad del TEPJF, pero a cambio se ganó ser elegida la mujer del año en 2012. Cenas de triste memoria. II. Todos listos. A José Antonio Meade le sobraron los gritos y aplausos de respaldo en la Convención priista donde fue ratificado como candidato a la Presidencia. Las bases lo acogieron como en los mejores tiempos. La diferencia es que se trata del primer candidato no priista en la historia de la institución que ha administrado a México por ocho décadas. Sin embargo, la maquinaria priista, aceitada desde los años treinta y siempre disciplinada e institucional, esta vez mostró una pequeña fisura: el silencio en torno a su dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, a quien muchos prefirieron ignorar. Limar asperezas es lo conducente. ¿Un PRI fracturado rumbo a comicios? ¡No! III. Agua y aceite. Quedó consumada la relación imposible. La izquierda y la derecha se unieron y Ricardo Anaya ya es oficialmente el candidato de Por México al Frente, para la Presidencia. Muchos ven en él un cambio inteligente, con visión de futuro y con los cimientos de identidad, cultura y soberanía. Confirmado como candidato a presidir México por la coalición PAN-PRD-MC, el joven a quien acusan de haberse apoderado de la postulación, dice estar listo para ser Presidente de México y que no le temblará la mano para “acabar con el pacto de impunidad”. ¡Ojo!: si Felipe Calderón pudo, ¿por qué él no? IV. Ventaja. Andrés Manuel López Obrador llega a estas instancias nuevamente como puntero en las encuestas. Pero es justo cuando viene lo difícil. La dirigencia de Morena aprobó el registro de manera unánime como su candidato a la Presidencia; el aspirante reitera las medidas que llevará a cabo de llegar al poder y ratifica que no va a traicionar al pueblo. “Estoy consciente de mi responsabilidad histórica, quiero ser recordado como un buen Presidente”, dijo López Obrador. Paso a paso y sin caer en provocaciones, sereno, AMLO se enfila hacia lo que él ha bautizado como “el cambio verdadero”. ¿Y usted, por cuál vota? V. Del plato a la boca… Víctor Hugo Romo es precandidato a la alcaldía de Miguel Hidalgo por Morena y anda por la vida con tanta seguridad que señaló que la tiene casi asegurada, “pues hasta ahora no hay ningún otro precandidato calificado”. Sólo espera que la Asamblea estatal ratifique el dictamen de los precandidatos únicos que se registraron la semana pasada, “y si eres precandidato único, por ende, eres candidato único formal, en este caso de las 16 delegaciones” dijo. Poco le importó la molestia de los fundadores de Morena por su nominación, apela a la buena relación con Claudia Sheinbaum, quien va por el GCDMX, y ya se ve como alcalde en MH. Va muy rápido, ¿no?