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06:52 miércoles 19 septiembre, 2018
ColaboradoresEditorial EL UNIVERSAL / Damnificados ¿por cuánto tiempo?
Para decenas de damnificados del sismo de 1985 las promesas de contar con vivienda nueva, luego de haber perdido la suya el 19 de septiembre de ese año, nunca se concretaron. Fueron instalados de manera provisional en campamentos… y ahí se quedaron hasta la fecha. ¿Se repetirá la historia para quienes tuvieron la desgracia de ver inservible o en escombros el lugar donde habitaban hasta hace exactamente 12 meses? La Comisión para la Reconstrucción en la Ciudad de México prevé, de inicio, cinco años para que concluyan las obras de apoyo a damnificados, siempre y cuando cada año se asignen recursos por arriba de 6 mil millones de pesos, cifra que se ejerció este 2018. ¿Y si no se cumple con esa condición? ¿Cuánto deberán esperar? Días después del terremoto de hace un año autoridades federales y locales ofrecieron ayuda inmediata y levantar las viviendas caídas lo antes posible. Muchas cosas ocurrieron para que a un año de distancia miles de damnificados en al menos cuatro entidades permanezcan con familiares, en campamentos o en viviendas inseguras. En la capital del país, el intento de contar con un plan transparente y con el aval ciudadano fracasó por la influencia de fuerzas políticas. A nivel federal, las denuncias de damnificados que no recibieron el apoyo ofrecido son numerosas. Hace dos semanas EL UNIVERSAL documentó casos de habitantes de la zona oaxaqueña afectada por el temblor del 7 de septiembre, a los cuales les darían 120 mil pesos de apoyo para reconstruir su casa, pero únicamente recibieron 30 mil pesos. Las autoridades de todos los niveles tienen mucho que explicar al respecto. Tras el sismo de 1985 la Ciudad de México se presentaba a la vanguardia en materia antisísmica, con el sistema de alertas, los simulacros constantes y las actualizaciones al reglamento de construcción. El temblor del 7 de septiembre de 2017 parecía confirmarlo, pero 12 días después un movimiento telúrico de mayor intensidad y epicentro más cercano tiró inmuebles, se llevó vidas y dejó también al descubierto situaciones que pudieron haber disminuido el nivel de la tragedia. En los últimos años, el uso de suelo habitacional de varios edificios se modificó para permitir que empresas instalaran sus oficinas. Las pequeñas escaleras no eran aptas para desalojar a decenas de personas, además de que las estructuras fueron modificadas. Un ejemplo es el inmueble ubicado de Viaducto 106, que resistió los sismos de 1957 de 1985, pero no el de 2017, luego de haber abandonado su vocación familiar. Ante la fuerza de la naturaleza es cierto que poco puede hacerse; sin embargo, la correcta aplicación de la ley, bajo la supervisión oficial, atenúa la gravedad. Pero si a la autoridad eso le importa poco, se contribuye a la aparición de una tragedia. OPINIÓN / RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS No es bancarrota, es desaceleración
Empecemos por precisar los términos de otra polémica declaración de AMLO. Dijo el domingo en Nayarit: el país está en bancarrota y por eso no se podrán atender todas las necesidades. Pero aclaró: las promesas de campaña se cumplirán. Hablar de bancarrota suena excesivo, así que la pregunta es si realmente México está en semejante condición. Uno de los significados del término, según el Diccionario de la Real Academia Española es estar en la ruina económica o en la quiebra, situación ésta que da lugar a un juicio por el que se te incapacita patrimonialmente por insolvencia y se procede a ejecutar todos tus bienes en favor de la totalidad de tus acreedores. No estamos, por cierto, en situación de insolvencia pese a lo abultado de una deuda que, según Hacienda, sigue estando en rangos manejables como proporción del PIB, aunque su servicio devore anualmente montos estratosféricos del presupuesto anual. Aún así, la situación no es ni remotamente parecida a la de la década de los ochenta, cuando Miguel de la Madrid estuvo a nada de declarar la moratoria de pagos, o a la de los noventas, cuando en un primer tiempo Salinas de Gortari debió renegociar los pasivos nacionales ante la fuerte presión de los bancos acreedores, o en un segundo tiempo cuando Zedillo debió empeñar la factura petrolera del país para obtener de EU una línea de crédito que le permitiera salir de la crisis del peso generada por el llamado error de diciembre de 1994. Pero veamos indicadores recientes: Creció en agosto pasado, comparado con el mismo mes de 2017, el Índice de Confianza Empresarial medido por el Inegi: 0.5% en las manufacturas y el comercio, y 1.6% en la construcción. El Índice de Confianza del Consumidor bajó 0.2% en su comparación de julio a agosto, pero anualizado se mantuvo sin cambios en 16.2%. La tasa de desempleo rozó 3.4% en agosto pasado cuando hace un año era de 3.3%, mientras que la de su ocupación pasó de 6.3 a 7%. Pero el Inegi reportó que la tasa de crecimiento disminuyó 0.2% del primero al segundo trimestre de este año, cuando en el mismo período del año pasado creció 1.6%. En esa misma línea, el Banxico bajó la perspectiva de crecimiento del año de 2.25 a 2.10% (ajuste de poco más de 7%, según el análisis del maestro Ignacio Martínez Cortes de la UNAM). Y a principios de este mes, el FMI renovó a México la carta de intención de un crédito puente por 88 mil millones de dólares. La lectura es que los índices de confianza (empresarial y del consumidor) se contraponen con los datos estimados del crecimiento de la economía. O dicho de otro modo: empresarios y consumidores tiene perspectivas halagüeñas, quizás como nunca antes frente a un cambio de gobierno; pero los inversionistas no vislumbran un panorama positivo. Todo lo referido, entonces, más bien sugiere desaceleración de la economía, no bancarrota. Por qué entonces utiliza el término el presidente electo. En principio porque son ideas y palabras que surgen al calor del mitin, lo que AMLO ya debería dejar atrás como presidente electo (recuérdese a Fox —y discúlpeseme la comparación con tan fantoche personaje— quién nunca dejó de ser candidato); pero no se descarte en ello una bien pensada estrategia de comunicación política. No para ir marcando distancia respecto a la imposibilidad de cumplir todas las promesas de campaña, como simplista y mañosamente se interpreta en algunos sectores. Más bien para bajar las altísimas expectativas de cambio generadas por la victoria electoral de López Obrador. Pero la estrategia de comunicación política también podría apuntar hacia el otro significado del término bancarrota: hundimiento o descrédito de una doctrina. Hablar de bancarrota es, por tanto, hablar de un sistema quebrado, de la necesidad, pues, de un cambio de régimen. No se olvide, sin embargo, que el peso de las palabras es diferente en voz de un candidato, que en la de un presidente electo o en la del Presidente de la República. Si éste habla de bancarrota está mandando señales a los mercados muy dañinas para el país o, en términos políticos, el anuncio de que lo que se viene es un fracaso. INSTANTÁNEA: DEUDAS. Pemex continúa sin pagar la deuda por 36 millones de dólares que tiene con la empresa Consorcio Grup Servicci Petroliere (GSP) por el arrendamiento de una plataforma de perforación marina en el Golfo de México. El contrato, asegura la empresa, fue firmado con Pemex Perforación y Servicios el 11 de enero de 2013, por mil 66 días, pero fue terminado antes, el 30 de abril de 2015, por la petrolera y sin explicación. La deuda ronda hoy en 41 millones de dólares, por los intereses acumulados. Buen paquete para el nuevo gobierno y la próxima administración de Pemex.
Frentes Políticos I. A toda velocidad. La diputada Ana Guevara pretende acabar de tajo con uno de los abusos más arraigados en la democracia mexicana: la similitud de colores entre el PRI y la bandera mexicana. La sonorense promueve una iniciativa para quitarle los colores verde, blanco y rojo al PRI, al considerar que dicho partido hace un mal uso de la insignia patria. “Como legisladora del PT y en alianza con Morena y PES, pretendemos refrendar la legítima aspiración a que los colores patrios no sean usados con intención electoral, con pretensión de identidad de un partido con la bandera o los códigos aprobados para el gobierno en turno”. Los tricolores no lo toman a mal y hasta dicen que está contemplado como parte de su resurrección. ¿Lo harán? II. Un minuto de silencio. Se cumple un año de la tragedia y 33 de otra más y todavía hay mucho por resolver. Dos sismos que han marcado las sacudidas que la naturaleza ha hecho a México. El Rébsamen y su directora impune son el sello del pasado terremoto de 2017 como lo fue el caso de las costureras en el de 1985. En ambos casos las autoridades no han cumplido con las promesas realizadas en momentos de tragedia. Hace un año que la tierra volvió a sacudir a diversas regiones del país y no se sabe el destino de los recursos que aportaron empresas extranjeras o personalidades que se solidarizaron con los mexicanos. Un año ha pasado del terremoto que sacudió nuestras conciencias. La pregunta se abre ¿Somos mejor país? III. Un buen día. La continuidad de los logros de Aristóteles Sandoval en Jalisco están garantizados. Aunque muchos lo pensaban improbable, Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, reunió, como parte de su gira de agradecimiento, a Aristóteles Sandoval, actual gobernador, y a Enrique Alfaro, el mandatario electo. La transición no tendrá obstáculos y el beneficio lo disfrutarán los jaliscienses, pues se acordó continuar con los programas exitosos y que los apoyos lleguen directos, sin intermediarios, a todas las familias. López Obrador se sintió como en casa, evocando a los héroes patrios y diseñando lo mejor para la entidad. Pocas veces se le ve tan sonriente. IV. Con rumbo. Andrés Manuel López Obrador está seguro de que el país logrará la transformación que demanda al manifestar que cumplirá con todos sus compromisos de campaña, además aseguró que en México se viven tiempos de tranquilidad. El mejor ejemplo de ello se vio el primero de julio pasado, pues se demostró que nuestra nación ya tiene una madurez democrática, por ello ha sido posible la transición del poder entre Peña Nieto y López Obrador, donde el diálogo y la apertura son la constante. Por si fuera poco, el presidente electo y su equipo de trabajo han construido puentes con los ciudadanos y la clase empresarial, con la cual se trabajará de forma estrecha para que se logre el cambio social e institucional que se pretende. Todos unidos, ni más ni menos. V. Legado. Hay instituciones que siempre han cumplido a cabalidad. Vea usted si no: médicos especialistas del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS realizaron más de 200 cirugías plásticas reconstructivas a niños y adolescentes afectados con labio y paladar hendido, secuelas de quemaduras, deformidades en orejas y manos, desviación de tabique nasal y tumores. Las operaciones se realizaron durante el Encuentro Médico Quirúrgico de Cirugía Reconstructiva Pediátrica que impulsa el Programa IMSS-Prospera, en el que fueron valorados pacientes de diversos municipios como Zongolica, Tehuipango, Atzacan y Orizaba. Se operó a pacientes de comunidades indígenas y rurales que mejorarán su calidad de vida. Bien.