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06:22 jueves 28 diciembre, 2017
ColaboradoresEditorial EL UNIVERSAL/ Policías caídos, ¿a quién culpar? El año que está por terminar fue de dificultades, especialmente en materia de seguridad. Prácticamente todos los índices delictivos en la mayoría de los estados son superiores en comparación con el año previo. Uno de los rubros que empeoró es el de policías muertos en el desempeño de su labor. EL UNIVERSAL publica hoy que 2017 se convirtió en el periodo que más muertes de policías municipales, estatales y federales registra, con 530, la cifra más alta desde 2011, cuando el Inegi contabilizó 517. Las policías municipales y estatales se llevaron la peor parte, pues 84% de las víctimas laboraban en ese tipo de corporaciones. Los números son el reflejo de uno de los principales problemas que enfrenta el país actualmente: la incapacidad de las corporaciones policiacas para hacer frente de manera eficaz a los grupos criminales. A pesar de que desde finales del sexenio anterior comenzó un proceso de profesionalización, éste se encuentra inacabado en la mayoría de las entidades y en muchas más apenas toman las primeras acciones. Uno de los objetivos que se privilegiaba en la transformación de los agrupamientos policiacos era el de instaurar controles de confianza. Las pruebas del polígrafo y toxicológicas debían ser una cuestión fundamental, pero no siempre son realizadas, con lo cual aumentan las probabilidades de que las corporaciones sean infiltradas por organizaciones criminales. Es en este momento cuando se presenta una doble vulnerabilidad; primero, la de los agentes policiacos al volverse blanco de los grupos rivales a los que protegen, y después la de la sociedad al quedar desprotegida y en medio de la disputa de bandas delictivas. La falta de preparación es otra causa del alto número de muerte de policías. No basta con invertir en armamento, patrullas o chalecos. Hay elementos policiacos que carecen de la elemental formación en las situaciones de riesgo que tendrán que enfrentar. La situación generó un círculo vicioso. Ante la debilidad de las policías, la fuerza militar entró al auxilio de municipios y estados, pero los gobiernos estatales no han cumplido con el compromiso de preparar de manera profesional a sus agentes. Desistir en crear cuerpos de seguridad pública bien equipados, con remuneraciones dignas y constante capacitación es una decisión reprobable. Si a alguien hay que exigir cuentas por el medio millar de policías caídos es a las entidades.
Mercadotecnia política 2018 Adías de concluir este 2017 observamos esbozos del escenario del inminente año 2018, se conocen y prefiguran nombres de quienes contenderán por los tres mil 416 cargos de elección popular, entre ellos la Presidencia de la República y a los integrantes del Congreso de la Unión. De manera general, se infiere que el mercado electoral es como cualquier otro, debido a que está compuesto por una oferta (candidatos con sus propuestas y programas) y una demanda (las personas que votarán y tienen motivaciones y aspiraciones variadas), pero también es cierto que existen vicisitudes que hoy más que nunca generan un panorama de escepticismo, menester por el que los contendientes deberán innovar estrategias claras y bien detalladas para inspirar, motivar y persuadir a los votantes; el dinero no compra votos, sino un “aparato” de inmensa proporción que incluye todos los instrumentos que la mercadotecnia política tiene a la mano para influir en cómo votarán las personas el día de las elecciones. En el caso de nuestro país, el 14 de diciembre es el día establecido en la Constitución y la Ley Electoral, como el banderazo oficial que coloca a partir de esa fecha la colosal cifra de 59 millones 731 mil 200 spots de radio y televisión (la distribución del contenido es estimada de acuerdo con el desempeño de la última elección de cada partido), la cifra por sí sola impacta y cuando ésta se conjuga hipotéticamente con el costo real, por ejemplo, del espacio televisivo (que sabemos es tiempo oficial cedido al proceso electoral) aún más. Suponiendo que los spots tuvieran costo y los espacios utilizados fueran del segmento económico al de “prime time”, se tendrían cifras que irían de los 116 mil millones hasta de 30.1 billones de pesos; para dimensionar tales cantidades, comparemos, el Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 será de 5.2 billones de pesos. Estos espacios publicitarios están divididos a lo largo de cuatro fases: la primera, conocida como “Precampaña”, del 14 de diciembre de 2017 al 11 de febrero de 2018, con 17 millones 919 mil 360 spots, la que consta de 60 días en los que los partidos llevan a cabo su contienda interna y de paso, incrementar la visibilidad del posible pre-candidato, algunos de ellos quienes ya conformaron alianzas parten con ventaja y se espera que los “independientes” reúnan las firmas necesarias para participar. La segunda consta de 46 días y se denomina “Intercampaña”, del 12 de febrero al 29 de marzo de 2018 con 13 millones 738 mil 176 spots y es el momento para que los partidos registren a sus candidatos ante el Instituto Nacional Electoral (INE), articulando su estrategia para la “Campaña”, misma que tendrá verificativo del 30 de marzo al 27 de julio de 2018 con 26 millones 879 mil 40 spots, periodo también en donde atestiguaremos diversos debates. Finalmente del 28 de junio al 1 de julio de 2018 con un millón 194 mil 624 spots estaremos en la fase de “Reflexión y jornada electoral”, en la que únicamente el INE tiene espacio publicitario para promover la participación del electorado. Es así como en los venideros meses veremos cuál equipo además de aprovechar esta titánica inversión en recursos humanos y materiales es el que logra articular la campaña más sólida, comprendiendo la importancia del marketing político para candidatos, partidos políticos, gobiernos y grupos interesados en influenciar la opinión pública, para poder dar avance a sus propias ideologías, ganar elecciones y hacer legislaciones en respuesta a las necesidades y requerimientos de la sociedad. En este proceso electoral, la interacción digital será fundamental, la experiencia internacional ha mostrado que en los procesos electorales ya no bastan los medios tradicionales, sino otras formas que aprovechen la tecnología de manera que los candidatos realmente se acerquen al electorado, independientemente si están o no interesados en la vida política de la nación. Le deseo a todos y cada uno de ustedes que en el año 2018 tengan salud, fiebre en su corazón y un horizonte a dónde marchar.