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México enfrenta actualmente una serie de crisis, que en conjunto generan una tremenda incertidumbre entre los ciudadanos
02:06 jueves 30 julio, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOMéxico enfrenta actualmente una serie de crisis, que en conjunto generan una tremenda incertidumbre entre los ciudadanos. La crisis sanitaria por el COVID19, sumada a la crisis económica que ya enfrentábamos y la crisis de gobernabilidad ante una sociedad polarizada e instituciones cada vez más debilitadas, son apenas un esbozo de lo que vivimos. Esta serie de crisis ha puesto a prueba a nuestra clase política, no sólo a los gobernantes en turno, quienes han visto evidenciadas sus fortalezas y debilidades, también a quienes forman parte de la escena política. La crisis es un factor determinante en la carrera de un político, ahí se demuestra si en realidad se es un “comandante en jefe” o si, por el contrario, hubiera sido mejor que nunca hubiera llegado a la silla y hubiera mantenido su credibilidad desde la oposición. Todos recordamos las imágenes de los gobernantes alrededor del mundo haciendo acto de presencia en medio de devastadores desastres naturales, algunos incluso con labores de rescate y solidaridad, otros posando para la prensa, unos más enviando mensajes desde las casas presidenciales, todo eso le habla al pueblo sobre quien lo gobierna. La pandemia no ha sido diferente hemos visto a presidentes y primeros ministros fijar postura al respecto, algunos tomando decisiones como el cierre de fronteras, el aislamiento, el reparto de insumos, la aplicación de pruebas, algunos en la primera línea con el personal de salud, otros en desacato a las recomendaciones de los organismos mundiales, todos tratando de salir lo mejor librados de la crisis. Pero en el caso de México, en particular, la cercanía de las elecciones del 2021 y la competencia política han jugado un factor adicional. Para cualquier ciudadano pensar en estos momentos en julio el 2021 es inconcebible, pues hoy más que nunca millones de mexicanos viven literalmente al día, pero para una clase política ambiciosa y desvinculada de las necesidades ciudadanas, el 2021 es una prioridad. Es así, que varios de los aspirantes a diferentes cargos de elección popular, ignorando la pandemia, han decidido hacer campaña desde ahora e incluso aprovechan la desesperanza e incertidumbre que acompaña a la crisis para llevar agua a su molino. Los hemos visto recorriendo el estado, pese al llamado del sector salud de mantenerse en casa y reducir la movilidad. Los hemos escuchado cuestionando las acciones de los diferentes niveles de gobierno, pero con pocas propuestas de como debería atenderse una situación de tal magnitud. Y lo más grave, los hemos visto lucrar, una vez más, con la necesidad de la gente, convocándolos a eventos masivos, que incluso transmiten en sus redes sociales, reuniendo adultos mayores, mujeres embarazadas y niños para entregarles “apoyos”, despensas, zapatos, útiles escolares, poniendo en riesgo a los asistentes, sin medidas sanitarias y para rematar, buscando a cambio el respaldo a un futuro candidato. Si en realidad se quiere apoyar a la gente, hay mecanismos institucionales, hay formas de hacerlo, sin anteponer el compromiso de una lealtad que se vea reflejada en las urnas. Pero con estos actos lo unico que se busca es una ambición personal, sin importar el momento de alto riesgo sanitario, por ende, sin importar el bien de la población a la que se dice estar apoyando. Lo más grave es que no hay quien ponga orden, nuestra ley estatal electoral contempla sanciones para quienes incurren en actos anticipados de campaña y define como actos anticipados de campaña a los actos de expresión que se realicen bajo cualquier modalidad y en cualquier momento fuera de la etapa de campañas, que contengan llamados expresos al voto en contra o a favor de una candidatura o un partido, o expresiones solicitando cualquier tipo de apoyo para contender en el proceso electoral por alguna candidatura o para un partido. En los eventos que he referido es claro que se exige a los “beneficiarios” la lealtad hacia su benefactor, pero ni la autoridad electoral, ni la sanitaria pone orden. Un gobierno estatal omiso permite que se den ese tipo de eventos y muchos más en plena contingencia sanitaria, en pleno semáforo en rojo, no a escondidas, no en lo oscurito, por el contrario, con convocatorias públicas y difundidas en redes sociales, hasta con transmisiones en vivo en algunos medios electrónicos. No hay autoridad, no hay quien ponga orden y lo peor es que el mal ejemplo cunde y cada vez, vemos más suspirantes recurriendo a la misma formula, sin importar la salud de la población, por cierto, la mayor parte de los asistentes, personas vulnerables, de escasos recursos y sin garantía de acceso a la salud. Ojalá y los ciudadanos no caigamos en el juego, quien hoy demuestra que la salud de una comunidad no le interesa, no puede ser un buen gobernante, quien hoy pone su interés y su hambre de poder por encima del bien colectivo no es un buen candidato y mucho menos, un buen gobernante. Ya lo decían Jean Paul Sartre “El compromiso es un acto, no una palabra”. Señores y señoras aspirantes demuestren con sus actos que les interesa la población y ya dejen de exponerla.