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No es la primera vez que el presidente se lanza con todo contra el INE, lo hizo mucho tiempo como candidato y al llegar al poder esto no cambió
00:06 jueves 25 junio, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOEsta semana le tocó al INE, en la rueda de prensa matutina del presidente de México Andrés Manuel López Obrador acusó, otra vez, al órgano electoral de ser muy costoso y de solapar fraudes electorales. No es la primera vez que el presidente se lanza con todo contra el INE, lo hizo mucho tiempo como candidato y al llegar al poder esto no cambió, al contrario, a penas llegó a la presidencia intentó reducirles el presupuesto y amagó con buscar una completa reestructuración del órgano electoral. Este lunes, de nueva cuenta, el presidente puso en entredicho la honorabilidad y la función principal del INE cuando sentenció “nosotros triunfamos, porque era una ola, porque era imposible hacer un fraude, pero en las elecciones anteriores, lo permitió el INE. Un día vamos a presentar la estructura del INE y lo que cuesta. Pero así vamos a ir poco a poco, buscando reajustar las estructuras, que no haya duplicidades”. El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova respondió de inmediato, señalando que el mensaje se entiende como un compromiso ciudadano del presidente de vigilar la legitimidad de las elecciones, como cualquier mexicano, dijo que el llamado a respetar la voluntad de los ciudadanos va hacia sus propios funcionarios, pues si la dedicatoria fuera hacia el INE, como un intento de meter las manos en ese órgano electoral, “significaría que el presidente quisiera ponerse por encima de la constitución” y seguro que no va en ese sentido, dijo Córdova Vianello, quien además, invitó a López Obrador a revisar la estructura del INE, “ya se han tardado” señaló, pues es información pública. No está mal que el presidente ponga en tela de juicio al INE. Sin embargo, debe entender que no hay excepciones, si el actuar del órgano ha sido inadecuado, desde su perspectiva, entonces también lo fue en la elección de la que él resultó ganador, pues desde ese proceso el INE y en general las elecciones en México eran carísimas y lo siguen siendo, desde ese entonces estaba compuesto como lo está ahora mismo, con la misma estructura, con los mismos procedimientos, con las mismas funciones, lo cual significa que si está mal ahora, lo estuvo durante ese proceso que le dio el triunfo a López Obrador, con ola o sin ola se estaría cuestionando a la par, la elección que lo llevó a la presidencia de México. Es de celebrarse que desde el poder se quieran generar transformaciones tan profundas que sacudan las estructuras gubernamentales, pero éstas deberán de ser plenamente justificadas, empezando por las que forman parte del poder que él encabeza y una vez que la depuración haya terminado, podría pensarse en exhortar a los organismos descentralizados o autónomos a hacer lo mismo, exhortar, es lo que podría hacerse si se pretende respetar la independencia que la ley les concede. Este debate de hasta donde puede o no el presidente de México intervenir en organismos como el INE, no es ajeno al presidente de ese órgano, Lorenzo Córdova quien en 2006 escribía al respecto en su ensayo “La contraposición entre derecho y poder desde la perspectiva del control de constitucionalidad en Kelsen y Schmitt”, en donde señalaba que “ En la historia del pensamiento político y jurídico, la relación entre derecho y poder es un problema recurrente, sobre todo al quererse subordinar el derecho al poder o bien el poder al derecho”.es decir, ¿qué sería válido en este caso, conceder a López Obrador la facultad que le da el poder de intervenir en órganos que fueron construidos con autonomía o poner ese derecho de los órganos autónomos validado por la ley por encima de la voluntad de quien está en el poder? En términos prácticos preguntaríamos entonces, ¿deben desaparecer o modificarse los organismos autónomos o reguladores como el INE, INAI, CNDH, CONAPRED, la Comisión Reguladora de Energía, entre otros, sólo por la voluntad del presidente, de quien hoy ocupa el poder? Es de todos sabidos que hay deficiencias en todos ellos y que implican un costo a los mexicanos, algunos de ellos, verdaderamente elevado, pero ¿es esa una razón suficiente para borrar todo el trabajo que desde lo ciudadano se hizo para constituirlos? Porque tanto el INE como la CNDH y la CONAPRED por lo menos, son resultado de eso, de luchas ciudadanas que han forzado al poder a reconocerlas, a cambiar las formas, a tener contrapesos, que si son o no suficientes o eficientes es otra historia, sobre la que debería trabajarse, pero negarlos de facto, no parece lo más saludable para la democracia de nuestro país. En el mismo ensayo que Córdova Vianello concluía que “en la concepción schmittiana, la certeza jurídica, e incluso la misma regulación social, son expuestas al riesgo de sucumbir frente al poder arbitrario, ilimitado e incontrolable, en suma, autocrático, de un sujeto que sepa y tenga la capacidad de imponerse a los demás y eso, la mera fuerza, desde nuestro punto de vista es todo menos derecho”.