Como cada 6 años llego puntual el tianguis político electoral, que se coloca en la esquina de cada calle, de cada ciudad, de cada Estado en todos los del país. Los marchantes se empiezan a escuchar en la radio, a ver en la TV de todos los hogares y negocios, también en los espectaculares de las calles, en la tierra sin ley de las redes sociales de los teléfonos, computadoras y dispositivos de todas las personas. Prácticamente no podemos evadir este tianguis que nos invita (y obliga) a comprar los productos de esta temporada para los próximos 6 años. Incluso en las mesas de café, las pláticas familiares y de amigos, también ahí se hace presente este tianguis, por medio del interés que siempre despierta, el cambio de vida de algunos y la pasión que representa para otros este deporte nacional de ver “la política”. La campaña electoral para elegir al Presidente de la Republica, representa el tianguis más grande del país, del cual no nos podemos librar. El ejercicio en el que los partidos políticos (marcas comerciales) nos presentan engrandecidas las pequeñas virtudes de sus candidatos y nos ocultan los grandes defectos de los mismos, ofertar como es tan fácil arreglar la condición negativo de nuestro país, para poder dejarnos soñar de manera tranquila con que alguno de estos, será el gran salvador de los mexicanos, como final de película “gringa” todos esperamos que al final llegue el héroe que nos librara de los malos para llevarnos a la gloria. En este Tianguis de igual manera podemos ver productos, que cuentan con cierta apariencia de bondad, pero que llegan envueltos en una marca no muy bien acreditada, como el candidato del PRI, desde luego con un millonario despliegue de mercadotecnia en publicidad, que buscara que todos los malos registros de su marca (Partido en el Poder), se oculten detrás de la sonrisa imperfecta y las promeses de honestidad sin macha (solo el vitíligo) de Meade. También podemos encontrar los infaltables productos milagrosos, esos que no sabíamos que existían, pero que prometen que serán la solución de todos nuestros dolores, sufrimientos, padecimientos y problemas, todos los anteriores, actuales y los que vendrán, como el candidato Anaya del PAN que sin experiencia en el servicio público, carrera destacada, ni grandes cualidades ofrece llegar a la presidencia para gobernar, liderar y dirigir, quien dice que no se puede, aplastando a todo en su paso en su ambicioso camino. No podían faltar en este tianguis los básicos del hogar, los que nunca faltan y ya no requieren de publicidad para venderse, aunque ahora llegan con una gran duda por la vigencia de su caducidad vencida, pero con la seguridad que “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, como muy se vende hasta ahora con gran éxito este clásico producto en moreno empaque, con grandes dudas del como pero con gran esperanza del quien, en la persona de López Obrador. Y ahora en este proceso electoral, nos llega la novedad de los productos de marca propia en 2 presentaciones, por un lado uno dirigido a los segregados del PRI, con la figura rustica y brava del “Bronco” y por otro lado con una imagen inocente y fresca, la de Margarita que representa a las mujeres y a los desplazados del PAN, ninguno con señales de auténtica independencia política, misma que nos despertó el interés de los consumidores. Este es y será el tianguis político electoral, del cual deberemos seleccionar a quien nos gobernara, tendremos que aguantar a los marchantes día y noche por los próximos 3 meses, para que inicie el suplicio de aguantar a uno solo de ellos por los próximos 6 años. Pásele Marchante!

Jorge Armendáriz Gallardo

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