Uno de los pilares sobre los que se fundamenta el nuevo gobierno es la austeridad, la cual según la Real academia de la Lengua (RAE) (2019) lleva por significado: cualidad de austero, eso nos lleva a buscar también el significado de austero y para esta palabra la misma RAE menciona que austero es sobrio, sin excesos, o bien severo, rigurosamente a las normas de lo moral, por lo cual utilizarla como forma de gobierno no parece mala idea sobre todo después de los excesos que hemos visto en los últimos gobiernos. El pasado mes de abril fue aprobada la Ley Federal de Austeridad Republicana de Estado, donde se establecen los lineamientos que empezaría a llevar a cabo el gobierno con el objetivo de ahorrar dinero; entre esas medidas se contemplaron acciones como la baja salarios a los funcionarios del gobierno, eliminación de seguros de vida privados, no más plazas adicionales, menos vehículos, reducción de escoltas, un mínimo de viajes, la no creación de fideicomisos, uso limitado de aeronaves, entre otras cosas. Todo lo anterior es correcto y prudente, siempre y cuando se siga una regla: que los ahorros obtenidos no provoquen gastos de más en otras áreas o bien en que se traduzcan en disminuciones de la cantidad y/o calidad de los servicios públicos otorgados, es decir, sin con el objeto de ahorrar en el gasto público, los servicios de salud disminuyen en calidad y en cantidad, si las medicinas escasean, o bien el llevar a cabo un trámite con el gobierno se hace más lento y tardado, de nada servirán esos ahorros, ya que el gasto lo tendrá que realizar, a fin de cuentas, los propios ciudadanos. Ahora bien, el otro punto, es que, si existe un presupuesto, ¿qué es lo que se hará con este ahorro?, ¿destinarlo a los más necesitados?, ¿en qué forma se llevará a cabo?, ¿bajo que programa y con qué objeto? o ¿va a ser a discreción de alguien?, porque por cierto la RAE también define austero como: agrio, astringente y áspero al gusto. @Oliver_Arroyo