El de Kevin Spacey de ayer por la noche no fue uno más. Fue devastador. Por un lado pedía disculpas por un grave delito; por otro, reconocía su homosexualidad. Su revelación golpeó de lleno el corazón de una industria salpicada (y manchada) las últimas semanas por denuncias escabrosas sobre abusos sexuales, violaciones y acosos por parte de los popes de ese sector pujante de la economía de los Estados Unidos. El primero en ser parte de ese dramático episodio fue nada menos que Harvey Weinstein, uno de los mayores productores de cine, quien fue acusado de haber violado y acosado a decenas de actrices durante sus años de apogeo. A partir de allí, fueron intensas las proclamaciones no solo contra el magnate de la industria, sino también contra actores y directores, quienes hicieron uso de su poder para someter a prometedoras artistas en formación. Y ayer por la noche fue el turno de Spacey, el Frank Underwood de House of Cards, quien en pocas horas pasó de ídolo y respetado actor a un bandido sexual más de Hollywood, luego de que se supiera que hace un tiempo intentó abusar de un niño de apenas 14 años, convertido hoy en adulto actor: Anthony Rapp. Pero el mensaje de disculpas de Spacey fue elaborado como si se tratara de una cobertura pensada por el mismísimo Underwood. Detrás de su tibio perdón -sin reconocer el hecho- el protagonista de Los Sospechosos de Siempre intentó desviar la atención. Hacia un terreno en el cual los medios se detendrían: su sexualidad. Es por eso que dedicó mayor cantidad de palabras y líneas a salir del clóset que al sincero pedido de disculpas hacia su presunta víctima. ¿Qué clase de estrategia es esa? ¿Pretendió Spacey esconder el escándalo en una revelación que llenaría los titulares de esta mañana de la prensa digital? Si bien algunos medios se detuvieron en esa sentencia, lo cierto es que organizaciones de defensa de los derechos de los gays y representantes de la comunidad alertaron en que no se debería caer en la trampa ideada por el excelente actor. Pero también en la propia industria respondieron al comunicado del artista. Una de ellas fue la directora Rose McGowan, quien indicó que había que mantener el foco en Anthony Rapp pidiéndole a los medios que "sean la voz de las víctimas". También escribió en su cuenta de Twitter: "Gay=Gay / Predador=Predador", haciendo una clara diferencia entre lo planteado por Spacey. El ácido conductor Guy Branum también hizo referencia al pretendido pedido de disculpas de Spacey: "La clásica forma de salir del clóset es una pantalla de humo de prensa para distraer a la gente del hecho de que intentaste abusar de un niño". Lo cierto es que en Hollywood -además de sorpresa- hay furia por el comunicado deSpacey referente a la grave acusación que pesa sobre él y su intento de distracción.¿Deberá emitir un comunicado más sincero? ¿O se deberá esperar una nueva estrategia más del estilo Underwood? --

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