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Así pues, en San Luis Potosí al igual que en el resto de la República vimos como la gran mayoría de los osados candidatos a reelección fracasaron rotundamente ante el juicio de las urnas pues de los 18 alcaldes que intentaron seguir siéndolo únicamente 6 lograron reelegirse y algunos casos su reelección se encuentra seriamente cuestionada ante Tribunales.
00:03 lunes 9 julio, 2018
ColaboradoresEl someterse a la reelección le da sentido a la democracia. La gente elige.
Sadi Melo. Alcalde chileno desde 1990. Empezamos a ver los resultados de los intentos de reelección que se presentaron en este proceso electoral 2018 en algunas ocasiones (las menos) como algo calculado adecuadamente por los pretensos, pero en la mayoría de los casos, como osadías que descansaban en autoestimas desmesuradas, megalomanías hechas furor y atrevimientos caprichosos. En el plano nacional, un número aproximado de 237 alcaldes y 202 diputados locales estimaron que el pueblo no podía vivir sin ellos y supusieron que les pedían que no se fueran y siguieran trabajando ardua y creativamente como lo hicieron este trienio; realizando obras tan importantes como las que ahora sirven eficazmente a cientos de miles de ciudadanos; exprimiendo su cerebro para brindarnos generosamente leyes tanto o más justas como las que hasta ahora han venido emitiendo; optimizando los servicios públicos para hacer cada vez más agradable nuestra vida cotidiana; cuidando celosamente que el desarrollo urbano se dé con orden y equidad; estimulando la construcción con eficiencia, transparencia y eliminando el burocratismo. Sin embargo sólo la tercera parte, alcanzó con mucha inversión, trabajo y suerte a tener otra oportunidad por éste ejercicio de evaluación que obligadamente conlleva la figura electoral de la reelección y que fuera tan cuestionada por aquél tabú de la revolución mexicana que desechó al cuasi vitalicio Presidente Porfirio Díaz. Así pues, en San Luis Potosí al igual que en el resto de la República vimos como la gran mayoría de los osados candidatos a reelección fracasaron rotundamente ante el juicio de las urnas pues de los 18 alcaldes que intentaron seguir siéndolo únicamente 6 lograron reelegirse y algunos casos su reelección se encuentra seriamente cuestionada ante Tribunales. Curiosamente en otros países en los que la figura de reelección ha estado presente sin mayores accidentes, los intentos de reelección que se dan suelen ser mejor calculados y tener mejores resultados que los incipientes y atrabancados proyectos de alcaldes que en nuestro país no alcanzan a ver con más detalle hacia afuera del círculo de lambiscones que saben pulular en su rededor, atrapándolos en la nebulosa del glamur y las ceremonias ritualistas que eles impiden tener una percepción correcta del contexto y condiciones en las que se encuentran y de la misma percepción ciudadana que existe en torno a su desempeño y logros. Se trata de una cultura democrática más informada, más leída y preparada que les permite visualizar en qué momento debe dejarse el cargo, incluso antes de que hayan cumplido el período para el que fueron electos. Un ejemplo que llama nuestra atención porque se verifica en el mismo 2018, año de elecciones municipales en Chile y en el que de forma natural y hasta cordial la ciudadanía ha identificado y bautizado a un número de 7 alcaldes como los “alcaldes vitalicios” pues en estas elecciones alcanzarían la friolera de veintiocho años a cargo de la Comuna, pues su desempeño seguramente se encuentra alejado de saltos al vacío, protagonismo innecesarios, madurez y consistencia en sus reacciones, transparencia de la cosa municipal que sin duda es el gobierno que más interesa a los ciudadanos diaria, cotidianamente. Sin aspavientos han sabido coordinarse con otras autoridades y organismos civiles para alcanzar poco a poco los cometidos que repetida y cíclicamente atañen al desarrollo de todo municipio. Sin recelo y sacrificando lucimiento personal han sabido coaligarse con Instituciones y fuerza de diferentes signos ideológicos, anteponiendo el beneficio de sus habitantes a su posible proyección hacia cargos mayores. Es claro que su proyección ha sido durante mucho tiempo, en el caso de estos vitalicios tan aceptados, el seguir sirviendo a sus vecinos de la Comuna, y para seguir sirviendo es necesario haber servido ya antes, en el pretérito inmediato. Lo que no sucedió seguramente en el caso de muchos que buscaron la reelección como si se tratara sólo de prometer, tal como lo habían hecho en su primera elección; seguir prometiendo cuando se busca reelegirse no es lo mismo que pedir que nos enchilen otra; en una reelección o para una reelección hay que mostrarse a través de los resultados; hay que venderse como seres útiles a partir de la capacidad de respuesta, de escucha, de tacto o sensibilidad política, feeling como luego dicen los que en esas actividades se mueven. La Administración Pública no es para improvisados y el acceso a una mejor democracia que ahora nos promete el momento, lo está demostrando. Con la reelección el ciudadano analiza más y tiene más cerca las pruebas para hacerlo… no es nada más enchilar otra.