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Los primeros días de enero de 2020 fue detenido en San Luis Potosí un sujeto después de dos años de haberse presentado una denuncia en su contra por haber violado a su hija que entonces tenía apenas cuatro años.
22:39 lunes 27 enero, 2020
ColaboradoresLos primeros días de enero de 2020 fue detenido en San Luis Potosí un sujeto después de dos años de haberse presentado una denuncia en su contra por haber violado a su hija que entonces tenía apenas cuatro años. En septiembre de 2018, la madre denunció penalmente; la niña presentaba lesiones, desfloración, huellas de violencia, de penetración vaginal reciente y antigua y signos clínicos de enfermedad de transmisión sexual. Tres meses después, en presencia de su madre, una perito médico legista le realizó un análisis ginecológico, encontrándose datos de penetración anal y vaginal reciente y antigua. Entonces ella tenía tan solo cuatro años y era su padre el violador. Fue hasta finales de 2019 que el agente fiscal solicitó ante el juez la aprehensión del sujeto por el delito de violación agravada. ¿Cuál es la historia? La mamá de la niña inició hace algunos años una relación con el sujeto, de esa historia procrearon una hija, se separaron y, con el pretexto de la manutención, él se llevó a la chiquita a vivir con otra pareja, y en ese contexto ocurren los abusos a la menor. Dos meses antes de ser denunciado, la mujer de la recién pareja corre al individuo de la casa con todo y la menor, es así como llegan a refugiarse a casa de la mamá de la niña. Él es el típico gandalla vividor que apenas trabaja, no contribuye al gasto familiar. Una noche la mamá va por su otro hijo a la escuela, la niña se queda sola con el señor unos treinta minutos y, al regresar, cuando baña a la niña se da cuenta que tiene la vulva enrojecida, le pregunta qué pasó y la niña responde: “Mi papá me agarró la pepa”. Fue entonces cuando ella puso la denuncia. En San Luis Potosí, la expectativa de pena por el delito de violación es de 8 a 16 años, si es agravada es de 9 a 20 y procede la prisión preventiva de oficio. Pero estas historia no terminan cuando el inculpado queda privado de la libertad. Después de ser víctima del padre, ella se quedó viviendo con su mamá y hermano; el padre se va a vivir a otra parte. Pues resulta que al detener al sujeto la autoridad decidió “resguardar” a la pequeña, prohibiendo cualquier contacto con la familia, y mientras la chiquita, de ahora cinco años, está angustiada porque no puede ver a su mamá y hermano, la madre desesperada toca puertas para buscar ayuda para que “liberen” a su hija.. Es increíble que una menor que ha vivido tanto dolor físico y emocional no pueda estar con su mamá, ella fue quien denunció, levantó la voz, y logró que el abusador llegara a la cárcel. De acuerdo con dictámenes psicológicos la pequeña está evidentemente angustiada y llora todo el tiempo por no poder estar con su mamá. ¿Y qué hace la autoridad frente a una historia tan compleja? en vez de estar siendo tratada psicológicamente por profesionales, igual que la familia, la niña es “resguardada”, como le hacen con los migrantes en México. Cierto es que la terapia no es el único mecanismo de reparación del daño, pero el gobierno es responsable de construir escenarios de paz, armonía y bienestar que beneficien a las víctimas. Y una vez más, Renace Capítulo San Luis Potosí, sabiendo la dimensión de lo que significa ser víctima, logró vía un amparo, que hace unos días la mamá pudiera visitar a su niña en el lugar donde está “resguardada”. Esperemos que pronto, vía la intervención de un juez, la niña deje su “resguardo” para vivir con libertad y segura en respeto a sus derechos humanos. Y tú ¿qué opinas? @Pfloresblavier