Este pasado domingo inicio de manera diferente, cientos de miles de personas desde muy temprano, se dirigieron a la cita en el lugar indicado en cada rincón del país, para llevar a cabo de acuerdo los planes ya ensayados, el evento más importante de nuestro país. Algunos ya de prisa porque el tiempo les comió, pero todos con la emoción de cumplir con la responsabilidad de ser mexicanos. Preparados con todas las indicaciones, pero también con los nervios que siempre acompañan a las nuevas experiencias. Poco a poco comenzó a llegar la gente, jóvenes, adultos, ancianos y hasta niños que llenaron las filas de alegría con una credencial en la mano. Las filas duraron de poco a mucho, pero la causa hizo olvidar la espera del tiempo, pues además el domingo el reloj también descansa. Las urnas se comenzaron a llenar poco a poco, nadie dejaba de cuidarlas en todo momento, quienes depositaban su voluntad y quienes con la responsabilidad durmieron, despertaron y ese día no dejaron de olvidar en todo momento. Todas las boletas que se entregaron fueron depositadas como se acordó y las que no se utilizaron canceladas celosamente. Las 6 de la tarde anunciaron el fin de la jornada y el inicio de la segunda parte del compromiso, contar y ordenar, ordenar y transcribir, cada uno de los datos, cada una de las y los ciudadanos sabía perfectamente que hacer y lo hacia lo mejor posible, en cada espacio de nuestra patria, millones de ellos con la satisfacción del deber cumplido. No fue muy tarde que uno de los candidatos anuncio con valor, que los resultados no le favorecían, este rostro de tristeza también le dio visos de alegría a millones que sabían, que este anuncio también comunicaba que la paz estaba más cerca, más que en el 2006 y 2012 a la misma hora, un segundo candidato presidencial hacía lo propio con más valor aún. Seguía llegando la información, pero muchos ya sabían el resultado, que no sorprendió como los anuncios tempranos de los contrincantes derrotados. La noticia no tardo en correr por todos los medios posibles, por todos los mexicanos en cada rincón del país. No había nota más importante para todos y todas, había un ganador que sería el gobernante de los más de 120 millones de mexicanos, que lo recibían con una mueca en el rostro, ya sea de sonrisa o de enfado, pero con una expresión emotiva obligada, así es la democracia, no todos sonríen, pero todos lo aceptan. Esta demoledora y voluble noticia, no hizo justicia a otras noticias que también se hicieron presentes este día. Como a 1 millón cuatrocientos mil ciudadanos que nacieron en febrero y marzo, que dieron vida a las 155 mil casillas el pasado domingo 1 de julio, como funcionarios de casillas, que se multiplica por 2 o tres por los observadores ciudadanos o de partidos políticos, que también participaron para dar certeza a todos. Ellos son los héroes de esta jornada, los responsables que los casi 90 millones de mexicanos ejercieran su voto dentro y fuera del país. Ciudadanos como usted o yo, que fueron los responsables que esta jornada se llevara a cabo en paz y en orden en la mayoría de los casos. Es justo decirlo y reconocerlo en este espacio y a todos los que puedan leer esta reflexión, así como es importante denotar que la aceptación de la derrota, de los 2 principales contrincantes. también contribuyo a que este día no tuviera ecos traumáticos como los del 2006 y 2012, mismos que duraron más días, semanas y meses. Este domingo fue diferente y le agradecemos a todos los mexicanos que participaron en cada casilla electoral, en la jornada electoral 2018, así como a los partidos y candidatos que con más valor que el que mostrando al decir participar, demostraron la madurez y vocación democrática que mucho ayuda a México, pero también a todos los que acudimos a las urnas. Además de la definición de quien gobernara a nuestro país, también necesitamos la paz y la unidad que se requiere como ingrediente para continuar el camino de México hacia un mejor momento. Así trascurrió este día de elecciones, con la suma del esfuerzo de todos. Sin duda este pasado día 1 de julio, fue un domingo diferente Jorge Armendariz Gallardo

[email protected]