La industria restaurantera a nivel nacional y estatal ha sido una de las más afectadas de la pandemia, pero ahora en la reapertura económica con el semáforo amarillo por varias semanas, los restaurantes han padecido “un verdadero calvario entre la ola de permisos y autorizaciones que deben tramitar para poder operar”, afirmó Eduardo Kasis Chevaile, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac). Pasada la temporada de restricción de horarios por el semáforo naranja, pensamos que la situación para los restaurantes mejoraría sustancialmente, sin embargo, somos un sector que está siendo sometido a una exhaustiva vigilancia y revisión, cosa que no es negativa “y no nos negamos, pero algunos de los permisos y plazos se contravienen”, explicó. Kasis Chevaile detalló que algunas licencias son excesivamente difíciles de conseguir como las licencias de alcohol, porque los requisitos son muy complejos, pero además el tiempo que se tardan las autoridades para verificar físicamente los lugares es muy largo, incluso en ocasiones puede llevar meses para que la policía, protección civil o salubridad realicen las inspecciones, en tanto el permiso temporal de 20 días ya expiró, sin posibilidad de renovación, lo cual afecta la operatividad de los restaurantes. El líder empresarial afirmó que las autoridades municipales deben estar conscientes de las afectaciones que ya padeció esta industria con la pandemia, por ello les pidió sensibilidad y sentido común para permitir una operación de los restaurantes más exitosa, ya que de lo contrario se podrían cerrar más establecimientos con la pérdida de empleos que ello conlleva.