Nadie más que Cartier podría hacer una colección de joyería para homenajear a la diva de México, María Félix. La línea, que consta de cuatro piezas hechas con esmeraldas colombianas, diamantes y oro, está inspirada en el collar que la actriz mandara a hacer en 1957 tomando como referencia un cocodrilo.   En aquel entonces, María Félix entró a la boutique Cartier de Rue de la Paix en París con un cocodrilo bebé en una pecera y pidió que le hicieran un collar lo más parecido posible. El resultado fue una pieza compuesta por dos cocodrilos abrazados por el cuello, hechos de oro amarillo y oro blanco de 18 quilates y cubiertos con más de mil brillantes y diamantes amarillos.   Ahora, la marca de joyería decidió hacer un homenaje y relanzar el diseño de los cocodrilos con unas ligeras variantes. Diseñados por el mismo artesano que hizo el collar favorito de Félix, Cartier presentó cuatro piezas: un collar, un brazalete, un anillo y un par de artes que están adornados con esmeraldas colombianas de 46.65 quilates.     El collar, la pieza central de la colección, está hecho de oro y cubierto de diamantes. En él resalta el cuerpo del cocodrilo y está mordiendo una cascada de esmeraldas. Realizarlo les tomó más de mil 875 horas.  Los aretes simulan pequeñas colas, mientras que el anillo tiene un cocodrilo de cuerpo entero adornado con pequeñas esmeraldas.   Cada pieza está articulada para semejar lo más posible la anatomía de los reptiles al mismo tiempo que demuestra el savoire faire de los artesanos de Cartier que convierten en verdaderas piezas de arte cada una de las joyas que realizan.   Se desconoce el precio de cada pieza, pero por los materiales, así como por la casa de joyería que los firma, deben superar los cientos de miles de dólares. Las piezas que María Félix mandó a hacer a mediados de la década de los 50 forman parte de las joyas históricas de la Colección Cartier.  -- Milenio