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Era atinado al momento de decidir, hábil para solucionar y por, sobre todo, apasionado de su trabajo
01:55 domingo 21 marzo, 2021
La MatatenaEl 23 de marzo de 1994 Luis Donaldo Colosio Murrieta el abanderado del Revolucionario Institucional a la presidencia de la Republica sufre un atentado, y poco después pierde la vida. Mucho más allá de su candidatura, Colosio era el hombre detrás del proyecto insignia del gobierno de Carlos Salinas de Gortari: Solidaridad, que entonces concentraba muchos esfuerzos en Chiapas, aun y con un escenario hostil ante la presencia del EZLN. No menores habían sido los logros de ser el presidente nacional del PRI y de ser el coordinador de la campaña presidencial de Salinas de Gortari, cargos que le cosecharon éxitos aplastantes. Y es que, en los obstáculos, encontraba siempre la forma de capitalizar la adversidad. De Colosio, se admiran no solamente su indudable liderazgo sino la capacidad de no enceguecer ante las necesidades reales. Cuentan sus cercanos que era atinado al momento de decidir, hábil para solucionar y por, sobre todo, apasionado de su trabajo.
Su carácter de hombre noble y honesto no se queda atrás. Como orador era convincente, acertado, estructurado en sus ideas y lo mejor es que era coherente con su pensar, su hablar y su hacer. Ante esta serie de cualidades (las necesarias para ser un gobernante) es imposible no pensar en como habrían pintado las cosas para un país si él, si un hombre que no veía dificultades sino áreas de oportunidad hubiera llegado a Los Pinos. Días antes, en el Monumento a la Revolución y en el marco del aniversario 65 del PRI, Colosio dio su inolvidable discurso “Yo veo un México” que, a la fecha, sigue siendo referente de un acto político en toda la extensión de la palabra. Más allá del tema social, sus palabras sacudían a un partido que en ese entonces era la primera fuerza política de México. Él hablaba de que su PRI no tenía nada asegurado, y que la propia capacidad, iniciativa y el trabajo es lo que daría fortaleza. “Nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de México, si nosotros no luchamos por el, si no lo ganamos ante los ciudadanos”. Hace 27 años, el ungido prisita mostraba un genuino interés por temas de equidad de género, igualdad, desarrollo, la necesidad de apostarle a la ciencia, a la seguridad y realmente no estamos hablando de que ese 6 de marzo hiciera un discurso progresista. Hablaba esa tarde de las necesidades que ya rebasaban a los gobiernos. Lo terrible, lo más penoso, lo indignante es que casi tres décadas después nos encontremos aquejados por la misma lista de circunstancias. Como si el progreso para grupos indígenas, para agricultores, para las mujeres, los profesionistas, los científicos y para el sector empresarial nunca hubiese estado en la prioridad de los gobiernos. ¿Cómo habrían cambiado la economía, las oportunidades, el desarrollo en México? Me gusta pensar en que este país sería muy distinto. Y no tengo duda de que, a su sombra, también habría cambiado la forma de hacer política en México. Escuchar a un Colosio cimbrar una ciudad con sus ideas, con su ímpetu, con sus ganas de realmente hacer por los demás es tan esperanzador. Una esperanza que ahora se desvanece ante el panorama y la rebatinga política sin pies ni cabeza, llena de palabras huecas, actos ridículos y campañas que no tienen una hoja de ruta. ¡Que complicado es este tiempo en el que las generaciones jóvenes no tenemos muchos referentes políticos para admirar! He tenido la oportunidad de coincidir con no uno ni dos, sino tres de los colaboradores de Luis Donaldo, y a todos les he lanzado la misma pregunta: “¿Colosio era cómo lo vemos en las grabaciones: realmente una persona ocupada en el progreso, empático y carismático?”; la respuesta siempre fue coincidente: “Era mucho más de lo que se ve, era el más comprometido, el más preocupado. Era un verdadero líder, escucharlo en persona hablar tan apasionadamente de los proyectos era hipnótico”. Y es este el país de nunca jamás, de no de escuchar más que en recuerdos un verdadero gesto de amor por México, a un líder nato, a un hombre auténtico y al que, sin duda habría cambiado en mucho la historia de miles de personas. Un gesto natural de la humanidad es la curiosidad de fantasear con los universos paralelos que regalan las ideas del hubiera. En la niñez es complicado entender los efectos de un magnicidio anunciado en vivo por Jacobo Zabludovsky, en la edad adulta, es complicado no poder entender la indolencia y la falta de política de mejores niveles en tu país.