Vínculo copiado
Más que anécdotas y reencuentros felices, más que sonrisas espontáneas a veces hasta burlonas, con la burla que sólo se permite entre amigos, pues como dijo alguien: solo entre amigos se puede jugar a las pedradas. Más que el comentario e intercambio sobre el tema central del acontecer político, hay aquí, Muchas historias…Millones de ideas
00:33 lunes 31 diciembre, 2018
VIRALESMás que anécdotas y reencuentros felices, más que sonrisas espontáneas a veces hasta burlonas, con la burla que sólo se permite entre amigos, pues como dijo alguien: solo entre amigos se puede jugar a las pedradas. Más que el comentario e intercambio sobre el tema central del acontecer político, hay aquí, Muchas historias…Millones de ideas. Podemos imaginar un entrenamiento entre guerreros, sólo que en lugar de armas o artes marciales, se practica la deliberación, en un esgrima que no pretende vencer, sólo aprende; retroalimentarse en encuentro amistoso, en garantía de no lastimarse, con la seguridad de no competir por ninguna calificación, ni proyectarse a ninguna olimpiada. Me preguntaban sobre las primeras ocasiones que asistí, hace ya algunos 30 años ¿Que de qué se platicaba? ¿Qué si había algún proyecto? Yo contestaba siempre que de todo y de nada, pero después me di cuenta, que esa respuesta era un mito que inventamos y creímos nosotros mismos, ante la falta de pronunciamientos que nunca escuchamos porque nadie los hizo; que nunca se pensaron por respeto a lo valioso de nuestra amistad o con idea de preservar los valores de una relación entre iguales; acaso como parte de la disciplina y mesura aprendidas de algún origen común insoslayable, y compenetrado durante décadas de hegemonía nacional, de la que no se reniega ni se critica, sólo se registra. Se han transitado muchos devenires, accidentes, eventos y fenómenos políticos que fueron librados por nuestra amistad con gran fortuna. Pues bien, he de ser irreverente y pronunciarme sin permiso de la concurrencia: Hoy manifiesto, porque callar, cuando los tiempos y las nuevas conciencias que hemos construido con tantos temblores, tormentas y climas atravesados no lo merecen ni lo permiten, que aquí hay un proyecto grande e irrebatible que año tras año, con alguna prudente o respetuosa interrupción, hemos venido a ratificar de manera tácita, sin palabras, ni señales ni más símbolo y emblema que la amistad en presencia física y en espíritu; un gran proyecto que si debiera tener un nombre bien pudiera llamarse “México”, “democracia” “participación” o por qué no, “San Luis Potosí”. Un proyecto con estrategias y métodos que pueden ser diversos y que proponen muchos caminos, tantos como actores convergen en éstas reuniones, pero todos con un destino claro y legitimo que nos identifica y nos une: Un mejor lugar para todos, por nuestra tierra, con nuestra amistad. Hay aquí muchas historias y en cada una de ellas, fácilmente palpables, capacidades y experiencias, formaciones e inversión de nuestros padres y del Estado, que nunca deben desperdiciarse; hago un llamado a la autoestima, aún en medio de posibles depresiones invernales; hago un llamado al accionar conjunto y más armónico desde cada uno de nuestros espacios, para que se viva mejor. Para hablar de nuestra identidad, más que algún llamado o mensaje para confirmarnos lugar y hora, hay una convicción de pertenencia entre nosotros; no se trata de llenar un estanque de tiburones ni de la convención anual de leones, rasurados o no. Es la convicción y el gozo del reencuentro con los amigos y con los suyos, porque de una u otra forma nos pertenecemos unos a otros al compartir, antes y ahora, vivencias políticas y sociales que nos han construido, junto con la ciudad y con la entidad que cohabitamos y que no pueden seguir cambiando y creciendo a la deriva, sin nuestra participación decidida. Ni el camino, ni nuestros proyectos terminan en medallas ni jubilaciones; en política no hay veteranías, ni excesivas juventudes, ni géneros que nos excluyan o dividan. Hay juventudes perennes y otras que deben ser conducidas y acompañadas por estas. No se vale retirarse al confort, so pena de perdernos los cambios, que buenos o malos deben revivificarnos como los nuevos retos que significan. La paciencia, la tolerancia y la curiosidad nos explican como grupo social y a querer o no, somos agente de socialización de la política y tenemos el valor de un pasado, un presente y un futuro. Nos han tocado experiencias que acaso algunos no se pensaron o no pensamos tan pronto. Todo esto representa un duelo y una transformación que nos impacta y nos enfrentará a una nueva visión de estructuras sociales y políticas. Disfrutemos el fenómeno que empieza a desenvolverse participando en él, con la dirección y método que cada uno elija y con las nuevas convicciones que vayamos conformando, pero viviéndolas a plenitud, no sólo desde la barrera. Es este un grupo producto de la espontaneidad, sin dejar de reconocer a quienes se han esmerado en mantenerlo unido, aunque sea una vez por año en lo físico, pero siempre, en la realidad cotidiana y en el respeto y cariño que, aun como adversarios ocasionales, nos hemos tenido. Preservemos este grupo que inició como macabeos, se entremezcló venturosamente con universitarios, profesores y seguidores jonguitudistas y fue recibiendo desprendidamente a diversos personajes de partidos, etiquetas e ismos muy variados, de los que, al reunirnos parecemos despojarnos voluntariamente. Para estar a tono con la época: vamos en el mismo bote de chile, de dulce y de manteca. Hoy manifiesto, a nombre propio y de quienes decidan adoptarlo, que éstas reuniones que ya son emblemáticas de la convivencia política espontánea y limpia y que quizá impensadamente propiciaron algunos, de los que aquí se encuentran todavía los principales; éstas peñas, son charla, carcajada y grito en pro siempre, de la vida y la expresión libre, de la relación humanista y de la trascendencia más allá de nuestro tiempo; y que ese accionar es por sí mismo, felicidad del alma que va más allá de la materialidad de cualquier propósito individual, pues el fin colectivo no delineado expresamente, más siempre localizable en nuestro accionar que a veces parece disímbolo, nos purifica bien, tanto como puede purificarnos un buen brindis: ¡SALUD! ¡POR NUESTRA TIERRA, CON NUESTRA AMISTAD!