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Hace ya 50 años del denominado Movimiento del 68, 1968, su servidor rayaba los 14 años, la edad de adolescente, la secundaria, los noviazgos efímeros pero sin duda románticos y la figura de Roberto, todo viene a mi memoria como las tanquetas por la Alameda de la Ciudad de México horas antes de la masacre del 2 de octubre
22:03 sábado 6 octubre, 2018
EN LA OPINIÓN DE CLAUDIO GARCÍAHace ya 50 años del denominado Movimiento del 68, 1968, su servidor rayaba los 14 años, la edad de adolescente, la secundaria, los noviazgos efímeros pero sin duda románticos y la figura de Roberto, todo viene a mi memoria como las tanquetas por la Alameda de la Ciudad de México horas antes de la masacre del 2 de octubre. Recuerdo a Roberto, mi amigo que ya cursaba la prepa, en la cinco, la de Coapa. De cuerpo quijotesco cuya largueza provocaba que lo quisiéramos en el equipo del “tochito”, pues no había pase que no atrapara. Un día llegaste con unos papeles en la mano y nos dijiste que si te ayudábamos a repartirlos en las casas, era una hoja con algunas consignas y explicaciones de lo que se llamó el movimiento y firmaba un tal CNH (Consejo Nacional de Huelga). Claro que sabíamos de lo que se trataba, sabíamos que formaba parte del comité de lucha de la prepa cinco, ya había participado en varias marchas y además se subías a los camiones para explicar a la gente lo que sucedía. Sí, formaba parte de esa turbulencia y a ella se le sumó el amor que le empujó a dormir en la Facultad de Filosofía y Letras de donde lo sacó el ejercito el 18 de septiembre, cuando ocuparon la UNAM y que provocó que Javier Barros Sierra marchara junto a 80 mil maestros, entre ellos mi madre, como protesta al agravio que sufrió la Máxima Casa de Estudios. Después muchos días pasaron y no sabíamos de Roberto, unos decían que estaba en el campo militar número uno, otros que en Tlaxcoaque, finalmente y después del 2 de octubre supimos que ya se encontraba en Lecumberri. No recuerdo la crujía en la que le ubicaron, pero fue junto a quien también conocí, el “che” Pérez, detenido junto a la famosa “tita” y a quien como a Roberto volvieron a buscar los de la policía “secreta”, la “reservada”, por lo del 10 de junio del 71. Lo sé porque yo estaba en su casa, con Rosy su hermana cuando tocaron preguntando por él, apenas llevaban un año y meses que los habían liberado. Recuerdo a Roberto escuchando rock o música clásica y un libro junto a él, porque si la lucha lo atrapó, la lectura lo había hecho mucho antes, gracias a lo cual en aquella crujía de Lecumberri leyó a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz. Salió dos años después para contar a quiénes conoció dentro de la cárcel, pero ya era otro. El pelo largo como Lennon y la mirada cristalina de pupilas grandes y lejanas. Ya era de otro mundo. Así aprendió a tejer con piel y por la ciudadela alguna vez se le vio vendiendo lo que elaboraba, para después perderse en una comuna por el estado de Morelos.
Esto también nos dejó a muchos el 68. Si a unos los volvió políticos de frac y discurso marxista, a otros en maestros, ya sea del CCH o de la UNAM, y a otros en jóvenes perdidos entre el amor y la paz, como a Roberto. DETALLES
El programa o noticiero de un canal televisivo de la ciudad que pagaba la administración municipal anterior lo mantendrá la actual. Sabrán que mucho de lo que ocupa esa transmisión se adquirió con recurso municipal. Es pregunta claro.
Sin duda que Xavier Nava cuenta con un equipo joven para su administración, pero también inexperto y la situación actual del país requiere de una mezcla y sobretodo del “callo” y amistades que a esos jóvenes les falta. El reto dar respuesta rápida a las demandas ciudadanas, entre estas la seguridad y un alto a la corrupción que venía imperando, además de transparentar su administración y demandar a la justicia su actuación en caso de malversación de fondos del anterior trienio. ¿Será, o puro pico de perico?, ya veremos