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Si bien la prioridad global sigue siendo la contención de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud ha manifestado que “la decisión de cerrar las escuelas debe ser un último recurso y uno temporal”
00:06 sábado 12 diciembre, 2020
ColaboradoresLa educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo -Nelson Mandela
Desde 1927 la revista TIME nombra a su "Persona del Año" quién es distinguida por lograr grandes cambios o influencia global, sin embargo en días pasados la revista sorprendió en incorporar por primera vez la figura de “Niño del año”, galardonando a Gitanjali Rao de 15 años por inspirar a generar cambios sociales a través de la ciencia y la tecnología, y quién también desarrolló un instrumento para identificar partículas de plomo en el agua potable y una aplicación basada en inteligencia artificial para detectar el acoso cibernético. Dicho logro, recuerda sobre la vital importancia de la educación en el desarrollo de las personas, y en especial sobre los grandes retos hacia adelante, en tanto que el sector educativo ha sido de los más afectados por el COVID-19.
El derecho a la educación se encuentra plasmado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de acuerdo a la ONU proporciona “las capacidades y conocimientos críticos necesarios para convertirnos en ciudadanos empoderados, capaces de adaptarse al cambio y contribuir a la sociedad”. Sin embargo, a nivel internacional millones de niños y adultos no tienen acceso a ella, y dicho número ha aumentado grandemente ya que el cierre de las escuelas fue una de las primeras medidas tomadas por los gobiernos a fin de frenar los contagios por el COVID-19. Lo anterior llevó a que en el primer semestre del 2020 1,596 millones de alumnos a nivel internacional no asistieran a la escuela, y en el segundo semestre a pesar de que la mayoría de los países reabrieron las escuelas, aún quedaron 870 millones de estudiantes (la mitad de la población estudiantil) en 51 países sin regresar a las aulas.
Dada la coyuntura, muchos países transitaron a impartir clases en medios digitales, sin embargo dicho medio deja de lado otros beneficios de asistir a las escuelas tales como la socialización, el desarrollo de personalidad, el acceso a servicios de nutrición y apoyo psicosocial, y el uso de espacios deportivos y culturales. Sobre ello, el UNICEF también ha advertido que el cierre de las escuelas por largos periodos de tiempo “tiene consecuencias devastadoras para los niños” tales como secuelas psicológicas, aumento de trabajo infantil, violencia en casa y embarazos en adolescentes. De igual manera, dicho formato afectará mayormente a los estudiantes que no cuenten con acceso a la tecnología necesaria para tomar las clases digitales, lo cual derivará en ensanchar aún más las desigualdades por falta de acceso a la institución que precisamente apoya a mejorar el futuro socioeconómico.
Por otro lado e igual de importante, la Directora Ejecutiva del UNICEF, Henrietta Fore, confirmó que "cuanto más tiempo están los niños fuera de la escuela, es menos probable que regresen”, por lo que estima que derivado de la pandemia al menos 24 millones de estudiantes a nivel internacional ya no regresarán a clases, lo cual significará contar con una fuerza laboral menos capacitada, generando una pérdida importante en capital humano y desarrollo económico. Sobre ello, la OCDE confirma que los estudiantes afectados por los cierres de escuelas ganarán por lo menos un 3% menos toda su vida, lo cual se traducirá en el largo plazo en reducir el crecimiento del PIB mundial en un -1.5% sobre el potencial previamente calculado para el resto del siglo. De igual manera, las secuelas socioeconómicas serán mayores en los países que tarden más en reabrir escuelas e institutos, por lo que alargar el cierre derivará en perder ventaja sobre otros países.
Si bien la prioridad global sigue siendo la contención de la pandemia, desde el inicio del calendario escolar en septiembre de 2020 el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, mencionó que “la decisión de cerrar [escuelas] debe ser un último recurso y uno temporal”. Por ello, se ha sugerido considerar una apertura con medidas de contención tales como tener grupos pequeños con horarios escalonados para mantener una sana distancia, mantener el uso obligatorio de cubrebocas, restringir el acceso a docentes y alumnos con síntomas de COVID-19, evitar exponer a la población vulnerable, entre otros.
En el caso de México, se cerraron las escuelas desde el 23 de marzo del 2020, y el martes pasado la SEP anunció que en enero del 2021 los estados en semáforo verde (Chiapas, Campeche y Veracruz) podrán iniciar clases presenciales y los estados en amarillo (Oaxaca, Tlaxcala y Colima) podrán tener asesorías de manera voluntaria. Sin embrago, 26 estados seguirán con las escuelas cerradas y a la espera incierta del semáforo amarillo y verde para progresivamente regresar a las aulas.
Twitter: @Noemihrb