La reina Isabel II es conocida por enviar mensajes sutiles a través de su vestimenta y el presidente estadounidense Donald Trump no fue la excepción. Si bien no podía hacer algún pronunciamiento público, decidió manifestarse de otro modo, según han revelado distintos medios británicos e internacionales, aunque la información circuló primero en las redes sociales. Para ello, utilizó nada menos que sus broches. El jueves 12 de julio, primer día de la visita de Trump y su esposa Melania a Reino Unido, la reina, de 92 años y quien no se reunió con ellos en esa jornada, escogió para un evento con el arzobispo de Canterbury un broche que le regaló el matrimonio Obama durante la visita de Estado que realizaron en 2011. El segundo día, cuando la reina y Trump se reunieron a tomar el té en el Castillo de Windsor, mientras las cámaras se centraban en cómo el mandatario estadounidense olvidaba el protocolo y tapaba a la reina, ella se manejó con tranquilidad, portando un broche con la forma de una hoja de palma. Se trata de la misma joya que utilizó durante el funeral de su padre, el rey Jorge VI. El accesorio parece ser el predilecto de la soberana para los eventos tristes, según los conocedores de la realeza. El último día de la visita de Donald Trump, la reina Isabel II utilizó un broche de zafiros, con la forma de un copo de nieve, que le fue obsequiado el año pasado por Canadá, un país con cuyo gobierno el mandatario estadounidense ha tenido una serie de recientes desencuentros por el tema de los aranceles. El diario “The Guardian” resaltó que la reina suele escoger sus broches de acuerdo al tema del día, como cuando usó uno conocido como “nudo de amor” para la boda de su nieto William con Kate Middleton. Tampoco sería la primera vez que una prenda usada por la monarca se interpreta como un mensaje. En junio de 2017, Isabel acudió al Parlamento británico con un sombrero que llamó la atención por su semejanza con la bandera de la Unión Europea, lo que muchos interpretaron como un rechazo al Brexit. -- EL UNIVERSAL