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A veces nuestros actos ofenden a la sociedad, peor la clase política. El orgullo es pecado capital y mortal si no recordamos que “Vox populi, Vox Dei”, la voz del pueblo es la voz de Dios
20:48 martes 18 junio, 2019
Colaboradores
Cartas desde mi burladero…
San Luis Potosí, S. L. P., a los 18 días del mes de junio del año de Gracia del tercer milenio y de la era cristiana de 2019
A MIS COMPAÑEROS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE SAN LUIS POTOSÍ
COMO HOMENAJE, TARDÍO, POR EL DÍA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
BUSCANDO LA NOTA, TOMANDO LA FOTO, EDITANDO EL AUDIO, ESCRIBIENDO… DONDE ESTÉN
PRESENTES.-
Muchos de Ustedes mejor que yo saben los entramados e historia de los PARTIDOS y GRUPOS POLÍTICOS potosinos, los de antaño y los de hogaño. Porque GRUPOS POLÍTICOS en todos los escenarios del teatro -a veces circense- de la política mexicana, dramática o cómica, siempre ha habido y San Luis no ha sido la excepción. Repasemos y platiquemos. Un poco de historia no cae mal, y más si no la sabemos. La circunstancia política del PRD en San Luis Potosí, desde su fundación nacional a fines de los años 80´s, no había tenido mayor lumbrera hasta el año 2003, cuando tuvo dos excelentes representantes de sus siglas en el Congreso local: los abogados y mejores tribunos Juan Ramiro Robledo y Eduardo Martínez Benavente, miembros de la aun recordadísima 57ª Legislatura potosina (contrario al recuerdo de la anterior 61ª), “la Mejor de la historia potosina”. Posteriormente tuvo un auge en las elecciones de 2009, cuando el mismo Lic. Juan Ramiro Robledo Ruiz enarboló su bandera a la gobernatura potosina, acompañado de otros partidos. Y aunque el resultado no fue el deseado, si el numero de seguidores que se hizo el Partido “azabache y oro”. Pasaron un par de años y en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, S. L. P., se alzó un nombre -que el PRI había ignorado-, para tomar la bandera perredista y encabezar el ayuntamiento en el trienio 2009-2012. Terminada su gestión, para el periodo 2012-2015, encabezo el ayuntamiento su hijo Ricardo Gallardo Cardona. A esas alturas y en poco tiempo, el PRD en San Luis ya se apellidaba “Gallardo”. El grupo político afín a sus administraciones e ideologías tomaron las riendas de ese instituto político en las dirigencias y controles, mismos que lograron sentar en la silla del Palacio Municipal capitalino a Ricardo Gallardo Juárez para el periodo 2015-2018. El PRD se convirtió en el bastión del grupo político denominado “gallardismo”. La detención de Ricardo Gallardo Cardona en el año 2015 por señalamientos “non gratos”; los apuntes negativos hacia sus administraciones soledense y potosina, la pretensión reeleccionista de Gallardo Juárez en la capital para el periodo 2018-2021, el arribo al Congreso federal de Gallardo Cardona y su posterior renuncia, la repartición de puestos a sus allegados, el triunfo de Gilberto Hernández -allegado a sus huestes- en Soledad, entre otros milagros atribuidos a su gracia política, debilitaron -y abusaron- la estructura de su andamio político.
Resultado: el desprestigio del partido que fundara el ala democrática priista por los comicios de 1988 alegando en su momento “métodos antidemocráticos, sus imposiciones autoritarias, y represiones a las voces que se atrevían a cuestionar el sistema establecido”, fueron las razones, 30 años después, que hoy en día otros perredistas potosinos y la mayoría de los ciudadanos tacharon del grupo que controla el partido y algunas administraciones municipales aquí en San Luis. ¡Por los suelos y derrotado!. Con un Diputado Federal -Gallardo Cardona- que renuncia al partido que lo llevo al Congreso local, una Senadora -Leonor Noyola- que sigue el mismo rumbo -marcado claro-, una representatividad en el Congreso local maquillada hoy de verde ecologista y un alcalde soledense que obedece el teléfono que de San Lázaro le marcan, lo único oficial que le queda al PRD tunero de este grupo político, es el orgullo-ofendido que hizo publicó su dirigente estatal, Ignacio Segura, al manifestarse en contra de la notificación que la dirigencia nacional le hizo a la regidora capitalina perredista Ana Pineda Guel del inicio del proceso de expulsión de su partido, por haber encabezado una agresión en contra de su líder nacional Ángel Ávila, el pasado mes de marzo, cuando ella y un grupo de mujeres lanzaron senda hueviza y pedradas, más un puñado de mentadas -chafo ejercicio- por atreverse a querer revisar las circunstancias políticas del partido que preside. Ese fue su pecado. ¿Y la penitencia?. Pregúntenle a la regidora, quien molesta, desconoció el motivo de su notificación y si lo recuerda se le vio ofendida. ¿Qué esperaba del PRD nacional?, ¿qué le pusieran una placa junto al busto de Cuauhtémoc Cárdenas?.
El mismo viernes pasado por la noche, mi compañero el periodista Héctor Trejo platico en su noticiero de “Noticias de la Noche” con Ángel Ávila, líder nacional del PRD, y el mensaje fue claro: “cuando un militante deja de compartir la línea política o cambian ideales por intereses personales o hacia otro partido, amerita su expulsión. Cada quien va a tener que tomar una decisión: el rumbo ideológico perdido del PRD, se va encontrar en el PVEM. La limpia que se hará en SLP es para retomar los valores e ideología del partido en el estado, y por ningún motivo permitiremos que el PRD sea utilizado para fines de grupos o persona. El PRD no puede ser tapadera de nadie. Hay que ver esta nueva etapa del PRD una nueva oportunidad de reconstrucción”. Y desafortunadamente para unos, afortunadamente para otros, estos actuares que el titular de la oficina enclavada en Franklin No. 84 en la Col. Escandón, allá en el Valle del Anáhuac enlistó, embona perfectamente en la forma de hacer política del grupo que ostenta la dirigencia potosina perredista hasta hoy, así como de los que actualmente han egresado de sus filas a puestos públicos: agresiones a su dirigencia, renuncias indignadas a la ideología de su partido que los llevo al poder “porque perdió el rumbo y la brújula y lo dejamos por congruencia” (Gallardo Cardona, febrero de 2019), cambios a otro partido y abusos a la providencia social, que a veces olvida todo… a veces, contrastan con el pretender seguir teniendo el control del partido a través de la gente que les es afín. ¡Bueno decídanse!. “No se puede estar con un pie en un lado y con otro en otro” dijo también Ávila Romero. Rezó una vez el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador: “Cada quien debe ser RESPONSABLE de sus actos y hay que pensar en la CONCIENCIA, si no se tiene la conciencia tranquila no se puede ser feliz, solo siendo buenos podemos ser felices. La MENTIRA es reaccionaria y es del demonio, la VERDAD es revolucionaria y es cristiana".
De acuerdo con el primer mandatario. Y yo sostengo: en el tema de la felicidad o infelicidad por sus actos, cada quien. Pero la INCONGRUENCIA también es MENTIR, es engañarse a sí mismo y por ende a los demás, es DESHONESTIDAD. Punto.
Deberían tomar su dignidad con honor y si ese instituto político ya no cumple con sus expectativas políticas: “Muchas gracias y adiós”. Pero no pretendan acaparar algo en lo que ya no creen por la simple y burda razón de la conveniencia y el arrogante ejercicio del poder sin conciencia y sin motivo.
Tomen su camino y dejen libre el camino del PRD potosino, tal vez retome fuerza, tal vez su grupo político también lo haga. Pero que sean los perredistas quienes lo decidan, que sean sus seguidores quienes lo decidan. El lanzar huevos y mentadas o el sentirse ofendido por que “el PRD perdió el rumbo” y renunciar, pero políticamente se pretende su control sin compartir ya su ideología y otros actos aquí relatados, no son la clase de ejercicio político decente que los ciudadanos queremos. Hasta la clase política debe tener CLASE…
Y como clase aprendida después de escribir estas líneas, clase como lección (esa clase política merece otro análisis), de todo lo relatado y más con lo que rematado, mi aprendizaje del día me recuerda a aquella máxima que escucho en “La Tlacuacha” cada vez que hago enojar a mi madre por mis pecados irracionales de comportamiento CIVICO, ya olvídense político, ¡CIVICO!, que también los tengo: “La clase es la clase mi vida”. Y después de que peco, pido perdón, sano mi error y me arrepiento, no me hago el ofendido.
Más ofendemos a nuestra sociedad al no reconocer que fallamos y peor la clase política. El orgullo es pecado capital y mortal si no recordamos que “Vox populi, Vox Dei”, la voz del pueblo es la voz de Dios.
Y adiós.
Gustavo I. Robledo Guillén