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Muy pronto se le acabó la gratitud al jefe del ejecutivo, pues desde hace más de un mes los trabajadores del Hospital cenbtral viven en la incetidumbre de si recibirán o no su quincena de manera puntual
00:44 miércoles 2 diciembre, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOFue apenas en el mes de marzo cuando el Gobernador del Estado Juan Manuel Carreras reconoció la labor de la Secretaria de Salud Mónica Liliana Rangel, del director del Hospital Central, Francisco Alcocer y de todo el personal que labora en ese nosocomio, por el esfuerzo que hacían para transformarlo en el Nuevo Hospital Central. Incluso en su último informe de gobierno, presumió los resultados de ese proyecto y en medio de la pandemia por COVID19 le hizo un reconocimiento a todo el personal del sector salud. Muy pronto se le acabó la gratitud al jefe del ejecutivo, pues desde hace más de un mes los trabajadores del Hospital Central viven en la incetidumbre de si recibirán o no su quincena de manera puntual. En octubre el gobernador del Estado atribuyó la falta de pago al personal a la transición que el hospital ha tenido para ser parte de los nosocomios del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y decía que sus derechos estaban garantizados, incluso prometía que de ser necesario le entrarían con recursos estatales para darles certezas. Cosa que no se cumplió. Cada quincena los trabajadores tienen que mendigar su sueldo, si esos mismos que están agotados por el exceso de trabajo, no sólo porque hay pandemia por el COVID19, sino porque la sobrecarga de trabajo es algo permanente en el Hospital Central. A esos a los que el Gobernador les reconocía, hoy no tienen garantizado el sueldo que se han ganado con su trabajo. El 30 de noviembre, los trabjadores del Hospital Central anunciaron que no dejarían de atender a los pacientes ya ingresados, pero que no recibirían ni uno más. No los tomaron en serio y el 1 de diciembre cansados de la situación, tomaron las calles afectando a muchos ciudadanos que ni la debían ni la temían, pero que terminaron pagando los platos rotos. Mientras el Secretario General de Gobierno se lavaba las manos al afirmar que obedecía a un retraso en el arribo de los recursos federales y que seguro era cosa de horas o días que se solucionara. Qué falta de empatía, pues no es lo mismo tener sueldo de secretario de estado que de trabajador de la salud, muchos de ellos viven contadno los días para llegar a la quincena, o tiene compromisos de pago que tienen que cumplir sin demora, no pueden estar cada quincena cruzando los dedos esperando que llegue su sueldo. Pero más allá de eso, el gobierno del Estado no puede negar su responsabilidad en esta situación, pues firmó sin ninguna garantía de por medio, el convenio con el INSABI, situación que hoy tiene a los trabajadores del Hospital Central a la deriva, fue el gobierno del estado quien, por quedar bien con el presidente Andrés Manuel López Obrador, no cuestionó la operatividad del nuevo instituto, no pidió compromisos claros, le firmó un cheque en blanco y hoy evade las consecuencias. Es cierto, los ciudadanos que ayer se vieron afectados por los bloqueos no tienen la culpa, pero el asunto de fondo es que ningún trabajador, mucho menos del sector salud, debería tener que presionar de esta manera para que le paguen su salario, que este debería estar garantizado y que, si falta dinero para cubrirlo, lo menos que se podría esperar es que quien lo causó, el gobierno del estado, hiciera hasta lo imposible por garantizarlo. No, ellos no viven de compromisos de pago, ni de menciones en los informes de gobierno, ni de aplausos y murales pintados en su honor, lo menos que ellos esperan es que su salario esté garantizado. Alguien debe dar la cara, pero mas aún , alguien debe resolver, dar certidumbre a aquellos que día a día arriesgan su vida por salvar la de otros.