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Este lunes arrancan su ejercicio de gobierno las autoridades municipales electas el pasado primero de julio.
00:03 domingo 30 septiembre, 2018
ColaboradoresEste lunes arrancan su ejercicio de gobierno las autoridades municipales electas el pasado primero de julio. Ya sean ayuntamientos modestos o importantes, en su mayoría, se recibirán gobiernos que bien semejarían zonas de desastre. Los que se reeligieron administrarán su propio desastre. Algunos en la penuria económica, otros con servicios municipales desastrosos y los más con deudas públicas impagables y aparatos burocráticos obesos. También con serios problemas de corrupción, opacidad y desordenes administrativos al por mayor. Para ninguno de los nuevos alcaldes se avizora panorama halagüeño alguno. Los gobiernos municipales nunca se han distinguido por su eficiencia ni mucho menos por su honradez. De cualquier modo, mañana empieza una nueva etapa en los 58 municipios y los alcaldes que antes criticaron ahora deberán pasar al necesario cumplimiento de sus compromisos. Es precisamente en ese momento cuando se empieza a ver de qué están hechos los presidentes municipales. Lo previsible es que prevalezca el más de lo mismo. Donde se concretaron las reelecciones, la sociedad seguirá soportando tres años más a sus deficientes autoridades. Para todos hay asuntos de importancia que obligan a una intervención urgente basada en la creatividad y la eficacia: inseguridad, corrupción y servicios municipales. De manera especial en esas tres asignaturas, los ayuntamientos están obligados a ofrecer buenos resultados en el corto plazo. La gente dio el voto a los nuevos alcaldes para que resuelvan los problemas, no para que aplacen su solución o para que se tiren a la hamaca a descansar. Es de importancia mayor que la ciudadanía siga de cerca la actuación de sus presidentes municipales, regidores y servidores públicos municipales para exigirles que trabajen por el bienestar de todos. El gobierno municipal es el más cercano a la gente, por eso la gente debe estar cerca de su gobierno. No solo para apoyar sino también para vigilar. A los alcaldes hay que vigilarlos para que luego no pierdan el piso y se tornen en potenciales caciques. Este lunes se deberían empezar a escribir historias inéditas y hasta asombrosas acerca de gobiernos municipales de calidad y de éxito. No queremos más historias oscuras de arrogancia, excesos y de corrupción. Es de esperar que todos los presidentes municipales lo entiendan y actúen en consecuencia. El Congreso del Estado y la Auditoría Superior del Estado deberán vigilar que los recursos públicos se apliquen con criterios institucionales y no con visión patrimonialista. Las entidades fiscalizadoras deberán cumplir con su obligación legal de fiscalizar en vez de convertirse en cómplices como ocurrió con el lamentable caso de la Ecuación Corrupta. Es decir, para que desde los ayuntamientos se gobierne con apego a la ley, resulta necesario reforzar la vigilancia institucional; por sí mismos y por voluntad propia, los alcaldes lejos están de cumplir cabalmente con la ley. Pero más importante aún, lo es la presencia de la sociedad en todo aquello que hagan los gobiernos municipales: denunciar y volver a denunciar cuando los ayuntamientos empiecen a perder el rumbo.