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#ESNOTICIA
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Pedro Olvera
00:02 lunes 9 octubre, 2017
VIRALESA raíz del Terremoto del mes pasado, se habla mucho del financiamiento que se destina a los partidos políticos, de tal suerte que estos en su mayoría se han visto obligados a ofrecer renunciar al financiamiento total, aparentemente sólo en lo que respecta a este año o a esta temporalidad que implica el resurgimiento después de la crisis. Sin embargo, han surgido también otras ideas que resultan bastante peligrosas, me explico: una de ellas además de la de suprimir los diputados plurinominales que es una necedad, una trampa a la democracia y una idea sumamente riesgosa, y otra que es el acceder financiamiento privado; esto significa que los partidos políticos podrían andarse ofertando con diferentes particulares para que inviertan en ellos cual si fueran empresas de lucro, ahora si descaradamente. El Doctor en derecho Diego Valadés, investigador jurídico de la UNAM ha manifestado que no es conveniente ese financiamiento privado y que no debe quitárseles el financiamiento público a los partidos políticos. Estoy de acuerdo con él, sin embargo no del todo, ni por las causas que él esgrime, porque considero que no debe permitirse ya en absoluto ningún financiamiento privado ni el involucramiento de empresas salvo las cuotas de los militantes que deben estar verdaderamente auditadas por instancias ciudadanas fiscalizadoras; mas no porque con ello se vaya a discriminar la participación de los pobres y más desposeídos en la política, al hacer de ella una actividad de élites, pues eso ya sucede claramente, sino por la sustitución total de la actividad política pura que tanta falta hace fomentar, por el de la actividad del Mercadeo electoral como derivado ya no de la política sino de la venta del poder como producto comercial, tal como se vendían en la antiguas colonias y Reinos los títulos de nobleza y los cargos Públicos. Por otro lado el mismo Dr. Valadez comenta que el hecho de que los partidos políticos pudieran de un día para otro quedarse sin dinero público pondría en una situación delicada no solo a ellos sino al propio Estado mexicano con la inclusión de su elemento población, porque precisamente entrarían de lleno e intempestivamente al requerimiento del financiamiento privado, a esa dependencia de los particulares y eso sí es muy riesgoso. Debemos suponer que se refiere a la inequidad electoral, al compromiso de los posibles electos con intereses ajenos a la población y la captación y uso indebido de recursos de procedencia ilícita, y además con las derivaciones obvias de complicarse con delincuencia organizada y recursos del narcotráfico u otras actividades delincuenciales. El Doctor Valadez comenta también (en coincidencia que alienta al que escribe)que el financiamiento público tiene que solventarse por el Estado, simple y llanamente como hasta ahora, pero lo que no comenta y creemos indispensable, es que debe aprovecharse la coyuntura para disminuirles ostensiblemente hasta el mínimo posible y además emparejar las cuotas sin privilegiar al que ya tiene más posiciones y aunque también debe prevalecer el financiamiento público, éste debe disminuir pero debe ser igualitario más que equitativo. Curiosamente el Doctor Valadés habla de que si se disminuye el financiamiento público esto daría lugar a inequidad, mas no le veo la inequidad al hecho de igualar las cosas; el Doctor Valadés comenta que habría inequidad en el momento en que se discriminara a los pobres, para darle paso a una élite que sería la única que podría participar en política. Con todo respeto me parece que eso ya sucede desde siempre, que hoy por hoy la política es para las élites y algunos cuantos que siguen a veces involucrados en ella como idealistas. No hay derecho a participar realmente en los partidos políticos si no es con las elites que al interior de cada Instituto han llegado al mando en lucha casi cavernaria. De paso también como independientes hay que presentar más pruebas que para demostrar milagros en un procedimiento de canonización. Quienes no forman parte de las elites - mafias no tienen derecho a participar realmente para las candidaturas que llegan a venderse y eso es inequitativo, discriminatorio. Esto tiene que acabar en el momento en que se emparejen las cosas, primero que no se le dé más dinero a un partido que a otro; segundo que no se dé tanto dinero ¿Cómo? prohibiendo campañas en los medios de comunicación con anuncios cual si fueran jabones a cada momento, tiene que recortarse este gasto y privilegiarse el diálogo y el debate de las ideas entre los candidatos, para eso es la política, para poder escoger a los más expertos. Y no para improvisados e inversionistas aventureros que piensan que la política es una empresa, no para hacer negocios, sino dar un servicio público; llegar al poder para transformar al Estado, transformar las Instituciones en cosas más justas, más equitativas; en mecanismos que nos den la oportunidad de participar a todos y que podamos legislar cuestiones reales no como el plebiscito y referéndum que no pueden tener aplicación, pues se necesitan miles de firmas. No como las candidaturas independientes a las que pocos pueden acceder al tener tantos candados y como en el caso de la Presidencia de la República donde reunir 865 mil firmas o más, crear una asociación civil ¿Quién tiene dinero para eso? y ¿quien tiene tiempo para eso?. Hay muchos partidos que no tienen en su padrón electoral esa cantidad que se les pide a personas comunes que quieren participar, entonces en la medida en que quitemos esos candados podrá hacerse más real la competencia y podrán hacerse candidaturas independientes verdaderas, no candidaturas dependientes de quien sabe quien, la inequidad ya está desde hace muchos años y los que hacen la política son: los que tienen con qué.