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Los morenistas se rasgan las vestiduras pero su actuar, su visión, su decir los ubica en el mismo fascismo que critican.
00:07 domingo 12 septiembre, 2021
EN LA OPINIÓN DE CLAUDIO GARCÍASolo unos nombres basta para entender que es tan malo “el pinto como el colorado”: Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, encarnan un color del fascismo en una izquierda fascista y del otro lado encontramos a Franco, Pinochet, Noriega o Strossner, pero a los dos bandos los une la violación a derechos humanos, restricción de la libertad de prensa, represión a libertades individuales, persecución sus contrarios políticos, etc. Los primeros mencionados en el párrafo anterior ligados a quienes hoy se rompen las vestiduras porque, algunos panistas sostuvieron un encuentro con un personaje de una llamada ultraderecha española, Santiago Abascal, líder de Vox. Para unos la inspiración en la dictadura del proletariado, para otros en la raza, en su moral, ambas inspiradas en el pasado. Bandos que conformaron totalitarismos, dictaduras. Unos barbudos o revolucionarios en traje de campaña, cuya frase predilecta era “liberar a Latinoamérica del yugo imperialista yanqui”, otros con una imagen en el uniforme, la cara del militar que encarna al dictador. A ambos les une la violación a los derechos humanos, las cárceles llenas de sus opositores o los paredones manchados de sangre. El chileno mató a más de 20 mil personas, de Fidel no se sabe el número, vamos ni se calcula, ambos asesinos, como hoy Maduro y Ortega. Al militar lo corrieron los chilenos vía un referéndum, para regresar a la democracia. Pero al de Venezuela y Nicaragua ¿cuánta sangre costará que acepten la decisión pacífica del pueblo? A los panistas y al dirigente de Vox, Andrés Manuel López Obrador los tilda de ultraconservadores, de ser autoritarios, clasistas, racistas, corruptos, “toda una inmundicia”, les dijo. Y surge la pregunta ¿cómo debemos llamar a los otros, a quienes nuestro presidente estrecha la mano, como Ortega y Maduro? ¿Asesinos, violadores, dictadores, corruptos, inmundos como los otros o porque a nombre de los pobres no respetan los derechos humanos, coartan la libertad de prensa y persiguen a sus adversarios hasta llevarlos a la cárcel o al paredón, son “héroes”? Criticable el hecho de que un sector del PAN se haya reunido con un miembro de un partido ultraconservador español Vox. Pero es igual de criticable que Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, mantenga una alianza permanente con los dictadores y asesinos del Latinoamérica o con un partido español de extrema izquierda como Podemos. Diferencias las hay, pues la relación de Vox no es con el PAN como institución política, fue una reunión de algunos de sus miembros. Distinto al caso de morena y de su líder Andrés, la relación con la izquierda radical va más lejos, tanto como el haber recibido recursos del partido español Podemos, transferidos a Morena por la empresa Neurona Consulting. Por cierto que Podemos también transfirió recursos al Partido Socialista Unido de Venezuela –el de Nicolás Maduro– siempre a través de Neurona Consulting, la empresa mexicana ligada a Morena. Los morenistas junto a su líder se rasgan las vestiduras pero su actuar, su visión, su decir los ubica en el mismo fascismo que critican, que detestan. Se sienten vírgenes y puros, cuando sus ideas y formas se nutren del pasado fallido. Falsos redentores de los pobres. Por qué mejor no cumplir con el marco legal que nos rige, respetar la ley y las instituciones y dejar de mentir, engañar, de robar. Por cierto que de ese humanismo que dicen presumir es testigo su engaño lo que en la frontera sur sucede, donde “el fascismo de la migra mexicana” golpea, patea, separa a madres de sus hijos. Igualitos a los tiranos abominables que tanto critican, idénticos. Su populismo fantoche, de cuarta, reproducido cada mañana, los lleva rasgarse las vestiduras mientras violan derechos humanos y se “abrazan a tiranos y protegen a narcos”. ¡Hipócritas!