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De enero a agosto del año que corre, hubo 480 homicidios, 310 de ellos relacionados con la delincuencia organizada
00:16 lunes 25 septiembre, 2017
Colaboradores2017 está por convertirse en el año más violento y mortal de los últimos veinte años, lo cuales algo que ya debería preocupar a todos en el sentido de que para nada es San Luis una entidad ni tranquila ni segura. De enero a agosto del año que corre, hubo 480 homicidios, 310 de ellos relacionados con la delincuencia organizada. En 2010, en plena crisis de inseguridad con el gobernador Fernando Toranzo, la cifra alcanzó los 752, 417 de los cuales fueron relacionados con el crimen; luego, en 2011 hubo 725 homicidios, 402 de éstos relacionados con el crimen organizado. En 2012, la violencia se atenuó, pero los asesinatos seguían al orden día, de modo tal que ese año hubo 588, 396 de éstos ligados al crimen organizado. Desde el inicio de la administración de Juan Manuel Carreras López en septiembre de 2015, se ha mantenido un promedio de 50 homicidios cada mes. De mantenerse ese promedio inalterable, al cierre del año habría 200 crímenes más lo que representaría un total de 680. Sin embargo, ese no parece ser el mejor de los escenarios y todo hace indicar que más bien, la tendencia es a que se sostenga la inercia de los meses de julio y agosto cuando se presentaron 61 y 63 homicidios, es decir, que de ser así, al cierre del año se habrán cometido 720 homicidios. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el de Juan Manuel Carreras López es el arranque de sexenio más sangriento dado que es el mismo panorama con Fernando Toranzo. Entre 2010 y 201, con Toranzo hubo mil 477 homicidios y ahora con Carreras, en sus primeros 23 meses de gobierno, sumaron Mil 090 y es probable que en unos días más, al cumplirse dos años contados de su gobierno, la cifra llegue a Mil 150. Unos 300 crímenes menos que en los dos primeros años de Toranzo; en lugar de avanzar en materia de seguridad el estado va en retrocesos pues los homicidios están en el mismo nivel de hace seis años. En su mensaje durante la entrega de su segundo informe de gobierno ante el Congreso del estado, el mandatario potosino reconoció que en materia de seguridad hay incumplimiento pero que se trabaja y se va por el rumbo correcto. Los números dicen lo contrario, San Luis no va bien en seguridad y prueba de ello es el retroceso a los niveles de alta violencia que se tenían en el sexenio de Fernando Toranzo. Es momento de dar un viraje a la estrategia de combate a la delincuencia, pero también, de llamar con firmeza la atención de presidentes municipales que de manera irresponsable, dejan al garete su obligación de dar seguridad a los ciudadanos. Los alcaldes de los 58 ayuntamientos tienen el mismo nivel de responsabilidad que el gobernador, pero tal vez, la de los ediles sea mayor, ya que ante la violencia lo que hacen es enterrar la cabeza en el suelo como el avestruz. Es el caso de los presidentes municipales de los estados más violentos, San Luis y Soledad, en cuyo caso, prefieren la cómoda posición de dejarle el tiradero al gobierno estatal; ellos, a lo suyo, a mantenerse en el poder gracias a las dádivas y limosnas propios de gobiernos populistas.