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Definitivamente que la movilidad ya ocupa una lugar en la agenda pública, una preocupación en nuestra vida diaria, y es que la ciudad ha crecido a un ritmo tan acelerado que nos ha impedido invertir rápidamente en infraestructura
10:57 sábado 28 julio, 2018
VIRALES
Definitivamente que la movilidad ya ocupa una lugar en la agenda pública, una preocupación en nuestra vida diaria, y es que la ciudad ha crecido a un ritmo tan acelerado que nos ha impedido invertir rápidamente en infraestructura y convertir nuestra forma en cómo nos trasladamos, manteniendo preferencia por el uso del automóvil que ocupa el primer lugar en nuestro espacio disponible. Si bien resolver el problema de la movilidad es complejo, también podemos atenderlo de diferentes formas: primero, las ciudades que invierten en infraestructura deben hacer un plan que permita financiar grandes proyectos de transporte público masivo; otras, las que comienzan a innovar, emplean las tecnologías de la información y la comunicación para la administración de la vialidad y del tránsito de personas, en este tipo de propuestas lo importante no es cómo mover más gente en menos tiempo, sino cómo evitar que las personas se muevan… innecesariamente. Sin embargo una idea básica de corto plazo requiere organización del espacio urbano disponible; es decir, el crecimiento ha llevado a que nuestras formas de movilidad convivan en un mismo espacio, en la vialidad vemos al peatón, la bicicleta, la moto, el camión y el auto, tal vez hasta compitiendo por un mismo espacio; los autos en las banquetas, en doble fila, las personas cruzando a mitad de avenida, las bicicletas en sentido contrario, sobre la banqueta o “salvando” obstáculos entre autos y camiones; de esta manera la movilidad es vista como un problema de administración del espacio urbano. Administrar el espacio urbano representa en primera instancia una distribución democrática, equilibrada entre las formas de movilidad; aseguramos un espacio para que el peatón se traslade de forma segura en un radio menor a 3 kilómetros de su vivienda, que tenga acceso al transporte y espacio público a menos de 500 metros; asignamos un espacio exclusivo para la bicicleta, que permita conectar a la ciudad en un radio de 5 kilómetros; también, para el transporte público y para el tránsito fluido y constante del automóvil definimos carriles preferenciales.
De esta manera, organizamos el espacio disponible para que las diferentes formas de movilidad convivan de una manera sana, respetuosa y segura, con ello incentivamos otras formas de movilidad diferentes al automóvil, centramos nuestra planeación en la persona, recuperando la movilidad activa. En estas ideas, la señalética ocupa un lugar importante, ya que es el principal medio de comunicación para que una adecuada organización se mantenga en el tiempo. Mediante mensajes físicos y virtuales, generamos conciencia y compartimos información para establecer y modificar rutas, generamos identidad en nodos que pueden conectar la ciudad y redistribuimos mejor los flujos para evitar congestiones por detener, y coincidir en un mismo espacio y tiempo; distribuimos nuestras actividades en función de horarios y determinamos prioridades. Si bien la movilidad exige un alto compromiso financiero, tal vez más importante, menos costoso y de corto plazo es tener claridad en la forma como nos reorganizamos para poder convivir en un mismo espacio, es este sentido, los principios de una movilidad sustentable son la organización, la seguridad y la comunicación.