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La potosina es una sociedad politizada, pero hay límites
08:00 domingo 9 mayo, 2021
QUEBRADERODe las siete de la tarde a las nueve de la noche de un domingo cualquiera, suena descabellado que a alguien se le ocurra perder su valioso tiempo en asuntos de la política. El domingo es un día dedicado a la familia, a los hijos, a los amigos; es el día más apropiado para el ocio y para la alegría. A su modo, cada quien busca pasarla bien, aligerar tensiones, olvidar momentáneamente los problemas cotidianos que suelen abrumarnos, de manera que dedicarle tiempo a los políticos puede ser un desperdicio. Cuesta trabajo imaginar que un espectáculo político-electoral, sea más atractivo que ir de paseo para disfrutar el fresco del atardecer o ir al cine con la pareja, ir a tomarse un café o preparar la ruta a seguir antes de ir a parar a cualquier antro. Nadie espera el domingo para pasarse dos horas escuchando la perorata insufrible de personajes habituados a denostarse entre unos y otros, de gente de dudosa estirpe que ha hecho de la política un acto de simulación, motivo para el engaño y la manipulación. En suma, uno trata de que las horas dominicales transcurran placenteras y nos dejen algo de solaz para recuperar bríos y enfrentar la semana con renovado impulso para anfrontar circunstancias propias de una temporada llena de dificultades. Hoy es día de debate entre los nueve candidatos a la gubernatura del estado, un evento que en los hechos capta la atención de una minoría de la población. Lo atenderán los políticos, los equipos de campaña de los candidatos, las dirigencias de los partidos y los medios de comunicación, alguno que otro “analista” y/o académico, así como algunos militantes “duros” de los partidos. Fuera de ahí, no hay más. No es que a la sociedad no le importe el presente y futuro de su estado. En la ciudadanía hay conciencia de trascendente que son las elecciones. La potosina es una sociedad politizada, pero hay límites. La experiencia de las últimas décadas es amarga: gobiernos ineficientes, corruptos, incompetentes y una clase política de pobre nivel, han generado un sentimiento de rechazo a la política. El ejercicio de la política se ha ido deformando y ha pasado de ser un acto al servicio de los demás, a convertirse en escándalo de grupos que solo ambicionan el poder público a favor de sus fines particulares. La ciudadanía no cree en los políticos, no confía en los partidos ni tampoco en los funcionarios e instituciones públicas. Ese es un hecho. La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2019, del INEGI que es la última medición sobre los niveles de satisfacción social acerca de las instituciones, gobernantes y servidores públicos, arroja datos crudos que permiten entender y hasta justificar el desinterés ciudadano en temas políticos y de gobierno. El nivel de confianza ciudadana en los partidos políticos es ínfima: solo el 24.6 por ciento de la población confía en ellos. Le siguen en desconfianza, las cámaras de Diputados y Senadores con 30.2 por ciento; los gobiernos estatales, 40.5 por ciento; los gobiernos municipales, 44.3 por ciento y los institutos electorales, 47.8 por ciento. Todos éstos, son los que participan en el proceso electoral 2020-2021. Está claro que esas instituciones y quienes las conforman no le inspiran confianza a la gente. Los datos anteriores que son nacionales, son de mayor preocupación en el caso específico de San Luis Potosí: el nivel de confianza en el gobierno estatal fue de 39.9 por ciento y en los ayuntamientos, 42 por ciento. Los nueve candidatos y candidatas a la gubernatura emprendieron sus campañas desde el pasado 5 de marzo; el propósito es ganarse la confianza de la gente para después beneficiarse con su voto. En ese sentido, se supone que el debate de hoy es fundamental en el objetivo de ganarse esa confianza. El problema es que la desconfianza es muy grande y no es posible remontarla durante un espectáculo político de dos horas.
El evento tendrá una amplia cobertura en medios tradicionales, así como en redes sociales, pero es de dudarse que sea visto de manera masiva. Y menos en domigo. Llega en momentos en que la guerra sucia entre algunos de los candidatos alcanza niveles ofensivos para la inteligencia y paciencia de la gente. Las noticias falsas, las filtraciones, las especulaciones, la discordia, la pretensión destructiva es cosa de todos los días. Por ejemplo, se diseminan mensajes a través de los teléfonos celulares del tipo: “allá tu si votas por un NARCO”. Esto en la víspera del debate. Las campañas han sido muy pobres en su contenido, así que no se puede esperar algo diferente del encuentro. Probablemente será un espectáculo de frivolidades que devendrá en pelea en el lodo, del que después todos se proclamarán ganadores. Ya lo ganamos, ahora vamos a ganar las elecciones, nadie nos va a detener, el pueblo ya decidió, son frases propias para el momento. Mientras los políticos se regodean en su show, para la ciudadanía será un domingo más, un día de descanso en el que no se puede permitir nada que nos lleve al pesimismo.