Después de las elecciones del año 2006, cuando López Obrador perdió la elección frente a Felipe Calderón, la fracción del PRD en la cámara de diputados, que atendía instrucciones directas del tabasqueño, promovió una reforma a la ley para que funcionarios públicos, como el presidente de la República, no interfirieran con sus declaraciones públicas en las elecciones. Que se callarán, pues. ¿Porque López Obrador promovió dicha reforma?. Lo hizo porque Vicente Fox, entonces Presidente, dijo en una ocasión que México debía cambiar de jinete, pero no de caballo, en referencia a que los electores no votaran por un partido diferente al PAN. Es decir, en aquel entonces Obrador consideró que se estaba haciendo uso de la tribuna presidencial para afectar a él y a su partido, el PRD. Entonces reclamó airadamente, entonces acusó que no había piso parejo, entonces denunció, entonces pidió una reforma a la ley para que el Presidente no pudiera hacer campaña. Lo que ocurrió después fue que el PRD logró convencer a los diputados del PRI y del PAN para hacer dicha reforma, la que desde entonces se aplicó a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.  ¿Qué pasa ahora?, ¿porqué López Obrador se niega aceptar la aplicación de esa ley?. Él la promovió y él se benefició de ella. Ahora acusa censura. López Obrador también acusa a Lorenzo Córdova, presidente del INE, de “hacerse de la vista gorda” con gobiernos pasados. Hay que recordar que fue el propio Obrador quién impulsó la llegada de Lorenzo al INE. Lo hizo porque Lorenzo era un reconocido politólogo y analista serio, virtudes que ayudaron a consolidar un Instituto Nacional Electoral imparcial, circunstancia que benefició elecciones limpias y democráticas, que allanaron el camino a la entonces oposición, que encabezaba, ¿quien creen?. López Obrador. Lorenzo Cordova sigue siendo el mismo politólogo, serio. Su trabajo sigue siendo honesto e impecable. El problema es que ahora López Obrador no requiere un INE impecable. López Obrador pide un INE que lo deje violar la ley y lo deje hacer lo que se le pegue la gana.   Tenemos un Presidente de la República que cada día que pasa exhibe más su incongruencia, ignorancia, autoritarismo e incompetencia. Las mentiras y contradicciones devalúan más y más la palabra de López Obrador.