Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
En tiempos de aislamiento social por causa del COVID19, nuestro país ha demostrado la solidaridad necesaria para salir adelante ante la adversidad.
00:31 viernes 27 marzo, 2020
ColaboradoresEn tiempos de aislamiento social por causa del COVID19, nuestro país ha demostrado la solidaridad necesaria para salir adelante ante la adversidad. Sin embargo, estas adversidades también sacan a relucir la fragilidad de las instituciones para atender pertinentemente a la población.
En el caso de la educación y la escuela como instrumento para superar el contexto de los individuos para su desarrollo, la estrategia para seguir adelante en medio de una pandemia mundial muestra claroscuros que son difíciles de dejar a un lado.
De acuerdo con el monitoreo que realiza la Unesco casi un centenar y medio de países en todas las regiones han cerrado escuelas de forma parcial o total a nivel nacional desde la educación básica hasta el posgrado. A nivel internacional en cifras nos hablan de 1,379 millones de estudiantes que han suspendido su proceso de aprendizaje. México nos es la excepción.
Cerca de 26 millones de estudiantes y poco más de 2 millones de profesores en nuestro país se han resguardado, en la medida de sus responsabilidades, en sus hogares para evitar la propagación del COVID 19. Si bien la medida fue pertinente y acorde a los protocolos del Departamento de Epidemiología del gobierno federal, la respuesta de la Secretaría de la Educación Pública (SEP), a través de acuerdos en el Consejo Nacional de Autoridades Educativa (CONAEDU) fue desafortunada en su implementación en terreno.
Primero, porque primero mencionaron que se adelantaría el periodo vacacional de Semana Santa. Dicho esto, regresaron para aclarar que se trataba de un “periodo de suspensión de clase” y reiteraron que “no son vacaciones”. Segundo, la falta de claridad para entender desde las comunidades escolares las dinámicas de interacción entre familias y docentes, así como los recursos de las comunidades para hacer frente a un periodo de aislamiento donde el aprendizaje, de acuerdo con los saberes acumulados por las personas en sus familias y cercanos estará subordinado a miles de variables.
En este panorama, ¿por qué resulta primordial seguir los contenidos del programa al pie de la letra? ¿Por qué seguimos tratando al profesor de la escuela como un agente operativo de lo “que se debe” aprender? ¿Por qué exigimos que los estudiantes deben terminar el programa educativo? ¿Por qué seguimos esperando las respuestas desde el centro?
Preguntas como estas deberían empezar a hacer sentido a las autoridades locales de nuestro país. Entiendo el tema de la subordinación y la jerarquización de los mandos, pero la simulación que esto conlleva arrastra cada vez más la toma de decisiones por unos cuantos sobre la eficacia de los procesos a desarrollar.
Por ejemplo, se prioriza lo cognitivo, por encima de las soft skills como socialización, empatía, trabajo colaborativo, resiliencia, disciplina, organización, creatividad… Las cuales, si cambiamos la perspectiva del escenario catastrófico en educación, pudiéramos canalizarlo hacia la oportunidad de ESTAR con los nuestros en familia, enseñar y aprender entre todos quienes somos, lo que somos y lo que queremos (podemos) llegar a ser.
El verdadero reto de esta pandemia, además de superarla con los cuidados de higiene personal, está en reencontrarnos en casa con nuestras familias. Es cierto que muchas madres y padres no tienen preparación pedagógica, pero eso no limita que con nuestra escucha activa, la comunicación eficaz, la asignación de deberes para todos los integrantes, determinar tiempos para hacer actividades juntos, respetar turnos para jugar, hablar de temas que hemos pospuesto por “falta de tiempo”, teminar proyectos familiar o bien diseñar uno, comprender de donde viene nuestra familia, empatizar con los hermanos, perdonarnos…
La escuela ha migrado a nuestros hogares y sin duda, los esfuerzos de los maestros por dar continuidad a los contenidos en sus niveles escolares son relevantes, me parece que debemos ayudarnos mutuamente no sustituyendo su labor, sino comprendiendo que es tiempo de complementarlos a través de nuestra mejor práctica de crianza y guía con nuestros hijos.
Por ello, considero que el gran tema en estas semanas que están por venir no es la cantidad de trabajos que los estudiantes puedan realizar, sino la oportunidad de aprender de nuestras propias familias. De acuerdo con estudios internacionales muestra un efecto significativo en los aprendizajes que puedan desarrollar las niñas, niños y jóvenes cuando puedan regresar a la escuela.
Hoy los contenidos son un medio para acceder al conocimiento, los profesores los facilitadores de los procesos y las familias quienes deben guiar las oportunidades de aprendizaje de sus hijos a través de herramientas tangibles o virtuales, eso es secundario. Lo verdaderamente relevante tiene que ser la de visualizar que todos debemos apoyar para forjar mejores ciudadanos a través del ejemplo y, en estos momentos de incertidumbre la escuela esta en casa. - - - - -
*Normalista
Director de Sembrando Horizontes A.C.
Twitter: @FhernandOziel Sembrando Horizontes A.C. (2018)
Es una organización de la sociedad civil que promueve y defiende el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en el estado de San Luis Potosí a través de investigación aplicada, activación ciudadana y el impulso de proyectos educativos innovadores.
www.facebook.com/10xValles