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El desabasto de combustible en las unidades de distribución de gasolina que se ha presentado en seis estados de la República Mexicana nos ha hecho sensibles a su importancia para la productividad de las personas.
23:58 jueves 17 enero, 2019
ColaboradoresEl desabasto de combustible en las unidades de distribución de gasolina que se ha presentado en seis estados de la República Mexicana nos ha hecho sensibles a su importancia para la productividad de las personas.
Nos hemos manifestado en medios, en persona y en redes sociales sobre los problemas que representa el desabasto para la realización de nuestras actividades, sobre todo en las ciudades que tienen como única forma de movilidad, el auto particular, ya que afecta su productividad porque dedican mucho tiempo adquirir combustible; lo anterior sumado a la falta de información tanto del Gobierno de la República, como el exceso de noticias falsas en las redes sociales, nos ha hecho alarmarnos ante cualquier amenaza de desabasto.
Esta semana vimos como el cierre de al menos 15 gasolineras resultado del descarrilamiento de un vagón que contenía combustible con destino a nuestra ciudad, ocasionó que se saturaran otras estaciones de servicio gasolina y con ello se generará también tránsito en las áreas aledañas con las consecuencias ambientales y de tiempo que eso ocasionó.
Así, tanto la situación del país, como las noticias falsas y las reacciones de la ciudadanía, nos están evidenciando la alta dependencia del automóvil, y nos hace reflexionar sobre en qué basamos nuestros hábitos de consumo y en cómo prepararnos para cuando ocurran crisis en las ciudades.
Si bien es cierto y legitimo el reclamo de muchos por el desabasto, también es lógica la respuesta de algunos por preferir caminar y usar la bicicleta; si bien el propósito es incuestionable pero la estrategia afecta a terceros, se están generando altos costos en las ciudades. En ciudades como Toluca con transporte público, ciclovías y bicicletas en renta, es decir con alternativas de movilidad, aún no se deja de privilegiar el auto.
En el caso de nuestra ciudad, aún no contamos con un sistema de transporte masivo, tampoco con medios seguros para la movilidad activa, caminar o desplazarnos en bicicleta, quiere decir que ante un desabasto seremos más vulnerables y menos resilientes. Hace tres años aproximadamente un apagón en casi la mitad de la ciudad nos recordó que somos también altamente dependientes de la energía eléctrica tradicional.
De acuerdo con el INEGI, en nuestra zona metropolitana existen 98 unidades de servicio de gasolina, y un parque vehicular registrado de 677,415 automóviles particulares en circulación, es decir, casi 7 mil autos por cada gasolinera; por tanto, generar una falsa noticia o recurrir a cargar combustible por especulación claramente paralizaría la ciudad.
Sea por la inseguridad, por la comodidad, por el tipo de actividades, es necesario que por un lado nuestras ciudades sean más resilientes y menos vulnerables, que comencemos a cambiar nuestros hábitos de consumo, que desarrollemos alternativas de movilidad, y energías alternas, que tengamos la responsabilidad de informar y no generar incertidumbre, pero sobre todo que comencemos a pensar de manera individual y como sociedad, formas más sustentables de vivir, para que este tipo de situaciones no nos afecte en demasía, bueno, y de paso, podemos apoyar desde lo que nos toca, para disminuir la velocidad del cambio climático y los gases de efecto invernadero.