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Los invernaderos han sido utilizados como caja chica y como arma de revanchas, y ahora su posible venta se muestra como una salida “políticamente correcta” pero poco adecuada para un problema que reclama acciones urgentes
02:05 jueves 21 mayo, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOLos invernaderos han sido utilizados como caja chica y como arma de revanchas, y ahora su posible venta se muestra como una salida “políticamente correcta” pero poco adecuada para un problema que reclama acciones urgentes.
No es que seamos mal pensados, pero cuando alguien considera poner a la venta un negocio que durante años se ha afirmado que es redituable, un modelo de inversión y una gran fuente de empleos para la región, simple y sencillamente no podemos evitar peguntar ¿por qué? ¿Con qué intención? ¿Qué hay de fondo? Esta semana el Secretario General del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, Alejandro Leal Tobías reconoció que algunos diputados habían propuesto al Gobernador, Juan Manuel Carreras que pusiera a la venta los Invernaderos de Santa Rita, con el fin de obtener recursos extraordinarios para enfrentar la pandemia del COVID-19, es más Leal Tobías reconoció que en ningún momento se oponían a esa posibilidad. Bien, pues como ciudadanos, cuyo dinero se ha invertido en esos invernaderos, lo menos que podemos hacer es revisar esa opción. Durante años, en informes financieros y de gobierno, las administraciones estatales en turno han defendido lo prospero que es el negocio de los invernaderos. Apenas a mediados del año pasado se reportaba que en los últimos seis años Santa Rita había generado ganancias por 250 millones de pesos, con todo y que en 2018 registró pérdidas y que en 2019 el presupuesto se les redujo a 25 millones 784 mil pesos. Si bien es cierto que la mayor parte de los ingresos que genera Santa Rita van a dar al pago de la nómina, el Gobierno del Estado ha defendido que se trata de un negocio rentable, pero que además genera recursos para impulsar la economía de la zona, genera empleos, alrededor de 2 mil en temporada de producción y posiciona a San Luis Potosí. Entonces, ¿por qué considerar la venta? El argumento central de quienes consideran la venta como una opción para que Gobierno del Estado obtenga recursos para enfrentar la crisis por el COVID-19 es que los invernaderos son una carga para el Estado, por los onerosos sueldos de sus funcionarios, porque no hay informes financieros claros y en eso tienen razón, porque hay opacidad sobre los ingresos y a dónde van a dar, y porque no se obtiene recurso alguno por la venta de la cosecha. Hay que decir que, si fuera tan mal negocio, no se hubiera mantenido tanto tiempo y llama la atención que empresas del mismo tipo, operadas por particulares, resulten con ganancias millonarias, es claro pues, que algo se está haciendo mal, pero que podría ser corregido si se tuviera la intención, reduciendo los salarios, teniendo claridad sobre los ingresos y su destino, fijando metas claras de producción y propiciando prácticas para una mejor administración, acciones que deberían haberse implementado desde hace mucho. Pero según los expertos pensar en la venta de un activo útil para conseguir liquidez no es una buena opción, todo lo contrario. Incluso, siendo prácticos, no parece la salida, siquiera, más rápida. Vender un invernadero no es tan sencillo, por los procesos y acciones a considerar, avalúos, trámites, búsqueda de un comprador serio, terminaríamos esperando tanto tiempo para ver ese dinero que no parece para nada una opción válida para enfrentar una situación emergente como esta. Por supuesto que urge dinero, no sólo para comprar insumos médicos y enfrentar el COVID_19, también para reactivar la economía, pero entiéndase que urgen, de poco o nada nos sirve una posible solución que generaría ingresos en uno o dos años más. Pero esto no es ninguna novedad, el problema con los invernaderos ha sido precisamente que sus destinos se han visto motivados por cuestiones políticas y no técnicas, han sido utilizados como caja chica, como bandera política, como material de revancha, como todo menos como negocio y esta vez, no es la excepción. Pero seguir decidiendo de esa manera no generará ninguna solución para nuestro estado, tan urgido de una. Esperemos que esta vez, al menos esta vez, la decisión que se tome no sea por cuestiones políticas, sino que realmente convenga a los potosinos.