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En julio de 2017 Andrés Manuel López Obrador empujaba su proyecto, Morena, con todas sus fuerzas y recibía la respuesta que esperaba de la gente
00:06 jueves 6 agosto, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOEn julio de 2017 Andrés Manuel López Obrador empujaba su proyecto, Morena, con todas sus fuerzas y recibía la respuesta que esperaba de la gente. Por primera vez, después de tantas campañas, parecía que lograba el respaldo de sectores antes tan alejados de él como la iniciativa privada y de fuerzas sociales antes ligadas al Partido Revolucionario Institucional. Su discurso iba lleno de reclamos a los gobiernos pasados y al que estaba en turno, prometía el rescate de la industria petrolera, apoyo al sector turístico y a la par se reunía con gobiernos de América para buscar respaldo. La estrategia le rendía frutos, a un año de las elecciones presidenciales, según las encuestas, Morena tenía el 19.37% de la intención del voto, seguido del PAN con 19.13 y del PRI con 14.96, muy lejos el PRD apenas lograba el 7.57. En ese entonces López Obrador era el único candidato evidente y a diferencia de lo que se creía antaño, que quien se movía no salía en la foto, en el caso de AMLO la anticipación le caía bien. En el PAN peleaban el hoy finado Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya, en el PRI había tantos tiradores que parecía imposible la unidad, José Narro, José Antonio Meade, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila, Manlio Fabio Beltrones, entre otros. Mientras ellos se hacían trizas al interior de sus propios partidos, el único rostro visible, con aspiraciones al descubierto, con trabajo de campo y compromisos pactados de cara a la gente era López Obrador, iba por la libre y llevaba consigo a su Morena. Un año después, el resultado en las urnas fue categórico. Mientras que casas encuestadoras como Consulta Mitofsky daban a López Obrador como ganador con entre 43 y 49% de la votación, terminó consolidándose con 53.19%. La avalancha fue contundente, los partidos tradicionales, PAN, PRI, PRD, PVEM, MC, PANAL, sumaron menos del 50% de los escaños en la Cámara de Diputados, quedaron a merced del gran ganador, lo mismo pasó en el Senado. Pero la gloria duró poco, muchos de los favorecidos por la ola de López Obrador se durmieron en sus laureles, al igual que las representaciones de ese movimiento en los estados, no trabajaron en crear estructuras, pensaron que el fenómeno de AMLO les sería eterno y se olvidaron de que él no estará en las boletas en el proceso de 2021, no calcularon el desgaste del poder, nunca esperaron que le tocara enfrentar crisis tan fuertes como la sanitaria y la económica y no apostaron por construir más liderazgos. En el caso de San Luis Potosí Morena enfrenta un escenario por demás desolador, sin figuras representativas, una dirigencia estatal muy limitada, sin liderazgo, confrontada con sus diputados, quienes han resultado ser una gran decepción, empezando por Edson Quintanar envuelto en escándalos de manejo de recursos, de actuaciones arbitrarias y hasta lios de faldas, que a nadie importarían si no fuera porque pretendió usar su papel en el Congreso del Estado para conquistar a una mujer a cambio de darle trabajo en el legislativo. Fuera del Congreso, Morena tampoco tiene cartas fuertes que le puedan dar una posibilidad en las urnas de ganar la gubernatura. Una opción, podría ser Leonel Serrato, quien ha demostrado ser un candidato combativo, por decir lo menos. Un hombre inteligente y de personalidad fuerte, pero por quien su partido no está apostando, no se ha trabajado en torno a él. Estos dos años desde la elección pudieron haber sido claves para que Serrato se convirtiera en “la figura” de Morena en nuestro estado, pero no fue así. A quien parecía dársele toda la fuerza fue al súper delegado del Gobierno Federal, Gabino Morales, pero resultó ser solo llamarada de petate, pues opacado por los escándalos de presunta corrupción no ha logrado la presencia, ni el respaldo para convertirse en un candidato fuerte. Según las casas encuestadoras como Massive Caller quien podría dar la batalla por Morena sería Esteban Moctezuma, actual Secretario de Educación del Gobierno Federal, pero no lograría ganar si enfrente le ponen a candidatos con más arraigo. Todavía es temprano, pero es evidente que esa enorme ola que levanto López Obrador en sus vistas a San Luis Potosí, saturando plazas, enloqueciendo multitudes, logrando triunfos en las urnas, se ha desaprovechado y que lo que para muchos fue una buena opción para romper con la continuidad de gobiernos corruptos o decepcionantes, se ha ido difuminando por falta de trabajo desde lo local y por falta de liderazgos. La mayor esperanza para Morena en San Luis Potosí es que la cercanía que ha mostrado el presidente Andrés Manuel López Obrador le alcance para generar respaldo a quien resulte ser su abanderado. Que en sus próximas visitas unja a algún aspirante y que la lealtad de sus simpatizantes se vea reflejada en las urnas, sólo así Morena tendría oportunidad de ganar la Gubernatura. El tiempo dirá.