Dos noticias nos dejaron con la boca abierta, más aún al presidente López Obrador.

Miren que detener en Estados Unidos al máximo militar mexicano -en tiempos de Peña Nieto-, el general Salvador Cienfuegos, y el mandatario de México ni enterado. Miren que ganar el PRI carro completo en las elecciones de Coahuila y la mayoría de los municipios en Hidalgo, mientras que López Obrador esperaba que Morena arrasara. En el caso del militar es obvio que los norteamericanos no confían en un presidente que liberó al hijo del Chapo Guzmán; ni tampoco en un presidente que está casadísimo con la cúpula castrense de México, tanto así que les entregó la Guardia Nacional, la construcción de las obras más emblemáticas de su gobierno y más costosas, además de mantenerles fideicomisos que tenían. Avisar a López que detendrían a Cienfuegos era muy arriesgado. López desdeñó cualquier historial de trabajo de inteligencia policial o judicial que se hubiera realizado antes de él, y; de la manera más rupestre trabaja, según él y su gabinete de seguridad, en el combate a la delincuencia. Hay respuestas que nos gustaría escuchar del presidente. ¿Porqué perteneciendo a una izquierda tan critica de los militares, ahora se entrega a ellos?, ¿Porqué si prometió regresar militares a sus cuarteles, los dejó en las calles al mando de la Guardia Nacional?, ¿Por qué sin conocerlos realmente, les entregó multimillonarios presupuestos para obras, en las que ni siquiera son expertos?, ¿Por qué eliminó fideicomisos para enfermos y mantuvo e incremento aquellos de los militares?. El segundo tema que nos deja con la boca abierta, más a López Obrador, es el triunfo del PRI en Coahuila e Hidalgo. Esta escena del carro completo no la veíamos desde los años 70s. ¿Pues qué López Obrador no nos ha vendido, en sus mañaneras, hasta el cansancio, que los prianes conservadores estaban moralmente derrotados?. ¿Qué no se supone que, según los voceros de la 4T, el PRI sería absorbido por Morena?. Creo que, en los dos casos, la causa de lo causado, es la misma: un presidente poco sofisticado en su preparación personal y profesional. Cuando inició este gobierno todos esperábamos, hasta quienes no comulgamos con la 4T, que si le iba bien a López Obrador, le iría bien a México. Después de dos años, el destino del presidente está marcado. Si le va bien en su intención personal de acumular poder y buscar aplastar a sus adversarios políticos, le va ir muy mal a México. Sin embargo la democracia es justa. Creo que a la 4T le va a ir como le fue a Morena en Coahuila.