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En estos días mucho se ha escuchado y hemos hablado acerca del desempeño económico de México bajo este nuevo gobierno.
23:37 miércoles 6 marzo, 2019
ColaboradoresEn estos días mucho se ha escuchado y hemos hablado acerca del desempeño económico de México bajo este nuevo gobierno. Y las cosas deben hacerse de manera formal y adecuada, si bien la Economía no es una ciencia exacta en la que podamos definir consecuencias certeras de lo que vaya a suceder, si se pueden pronosticar ciertas tendencias. El crecimiento económico no se da por decreto, y una de las consecuencias de las expectativas que, con las acciones de hoy, podemos vislumbrar es que la economía mexicana no crecerá en los rangos que lo venía haciendo los últimos años, entre 2.4 y 2.8 y que, por cierto, no les agradaba, decían que era muy poco. Lo que sucede es que hemos escuchado que podemos caer en una recesión, y la razón de esto es la forma en que se mide la actividad económica que nos da los indicios para una situación así: actividad industrial, empleo, ventas al menudeo que, en términos generales se han debilitado desde el cierre de 2018. Lo que debemos saber en el estudio de la ciencia económica es que, en el comportamiento de una economía es normal que se presenten ciclos de contracción y de expansión, lo que nos lleva a afirmar que un decrecimiento no es una tragedia, y que estos ciclos se presentan por diversas razones. El problema aquí es que la desaceleración de nuestra economía no tenía una razón poderosa para que sucediera, y eso implica una imagen negativa ante las calificadoras, los inversionistas y demás agentes que pudiesen aportar algo al crecimiento. Había inversiones en proceso como las del aeropuerto (NAIM), la reversión de la reforma energética (que aportaría mayor inversión y buscaría producir una mayor cantidad de petróleo a mediano plazo), la aparición de tensiones laborales (Matamoros, los emplazamientos a huelga), el desabasto de combustible; todos estos son eventos que no tendrían por qué haber ocurrido. No se espera una crisis como las experimentadas en nuestro país del 1976 a 1995, no hay movimientos tan fuertes en el tipo de cambio, las tasas de interés están elevadas, pero no tanto como en esos años, la inflación está en niveles controlables, no habrá un decremento del PIB como la de esos años. Debemos estar tranquilos. Aquí lo importante será conocer lo que estará haciendo el Gobierno para revertir esas disminuciones. La reactivación de la demanda con base en la repartición de dinero a los grupos vulnerables y que está se convierta en incremento del consumo no es la solución, el problema no es de demanda, es de oferta, esto es, no producimos lo suficiente en condiciones de calidad y precio. Para que la oferta se active es necesario modificar 3 elementos, la inversión, la educación y la competencia. La Inversión ya vimos, no se reactivará, la educación, si se deja en manos del sindicato, como es el plan, nos enseñará a “ensamblar y no a inventar” (Schettino 2019) y la competencia no se verá incentivada bajo las condiciones actuales del gobierno.