CIUDAD DE MÉXICO.- El mercado actual de las rentas de inmuebles es muy fructífero, debido en gran medida a la creciente población joven que busca un lugar para estudiar o para iniciar su vida independiente. Si tienes una propiedad y te has dicho “Quiero rentar mi casa” o “Quiero rentar mi departamento”, hay cosas que debes saber y que nadie más te dice antes de convertirte en arrendador. Aquí te las presentamos. Debes crear un contrato personalizado y no usar uno genérico

Muchas personas tienen la muy mala costumbre de no celebrar contratos de arrendamiento, confiando demasiado en el inquilino. Desafortunadamente puede suceder que un inquilino mal intencionado aproveche la situación y saque el mayor beneficio a costa del arrendador. Por ejemplo, puede falsificar documentos y hacer que parezca que el arrendador en realidad le vendió la casa para apoderarse de ella. Igualmente puede apelar al mecanismo de Prescripción positiva, donde comprueba con recibos pagados que ha vivido más de 5 años de forma continua y pacífica en la propiedad y ha pagado los impuestos y servicios de esta, con lo cual legalmente tiene el derecho de pasar de poseedor a propietario. Estos y más riesgos puedes tener solo por no elaborar un contrato “porque salen muy caros los trámites” o porque el inquilino “vaya a pensar que no confío en él”. Invertir en legalizar el arrendamiento ayudará a proteger tus derechos y los del inquilino. Para elaborar y firmar un contrato, debes asegurarte que esté hecho desde cero, porque si bien es cierto que existen contratos genéricos de arrendamiento en internet y que podrían sacarnos de un apuro, cada inmueble demanda necesidades específicas que deben cubrirse en las cláusulas. Asesórate con un abogado y evita perder o descuidar tu patrimonio. No todos los inquilinos son responsables

Desafortunadamente siempre habrá inquilinos que generen problemas a sus arrendadores. Es imposible hacer una investigación exhaustiva de cada persona que tenga la intención de rentar una casa, pero sí hay mecanismos para darse un panorama general. Revisar el Buró de crédito y solicitar una carta de Antecedentes no penales pueden ser un comienzo, sobre todo cuando se trata de propiedades caras. Es también obligación solicitar un fiador, una persona que responda por si el inquilino se retrasa con el pago de su renta y, de ser posible, una propiedad en garantía, en cuyo caso, habrá que verificar en el Registro Público de la Propiedad que no se encuentre hipotecada. De la misma forma, es indispensable agregar al contrato de arrendamiento una cláusula donde el arrendatario declara que no se dedica a actividades ilegales ni usará tu propiedad para tales fines, y que evite que la Ley Nacional de Extinción de Dominio te sea aplicada en perjuicio. Esta cláusula te protegerá en el caso de que el arrendatario realice actividades ilegales dentro de tu propiedad, ya que te permitirá negar conocimiento del uso de tu propiedad en este tipo de actos si se llega a suscitar una ilegalidad. En adición, registra tu contrato en el Padrón de Arrendamientos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, para sentar un precedente y deslindarte de responsabilidad en el desafortunado caso de actividades ilegales en tu casa o departamento. Este trámite es gratuito. Existen muchos seguros que me pueden proteger

Existen seguros de diferentes tipos que te protegen como propietario cuando rentas tu inmueble, el más común es el seguro de vivienda. Con este, puedes quedar amparado en caso de daños en la construcción producto de fenómenos naturales, daños a terceros por desperfectos en las instalaciones, o incluso cubrir gastos al hacer una remodelación o ampliación. Con el desarrollo de la tecnología han aparecido plataformas que establecen el pago de una póliza anual a los inquilinos que van a un fondo común, para que, en caso de atrasarse con el pago de la renta, el propietario pueda tomar de este fondo su dinero correspondiente, y posteriormente, la plataforma se encargue de hacer el cobro de esas rentas atrasadas. Otro tipo es el Seguro de responsabilidad civil, el cual cubre los daños y perjuicios que pueda sufrir el inquilino por acontecimientos u omisiones no dolosas, pero con responsabilidad para el propietario, dentro del inmueble. Por ejemplo, si se contrató a una persona para instalar una lámpara de techo y ésta cae, provocando una lesión en el inquilino, este seguro cubre sus gastos médicos. Otro tipo son las pólizas jurídicas, las cuales cubren los gastos que deban hacerse ante instancias legales, como por ejemplo el desalojo del inquilino por falta de pago. Por último, y aunque no es precisamente un seguro, se tiene la costumbre de pedirle al inquilino un pago por adelantado, por lo general de un mes de renta, llamado depósito, cuyo monto se utiliza para pagar los desperfectos que el inquilino llegue a ocasionar al inmueble. Recuerda que siempre es mejor no tener la necesidad de utilizar los seguros, pero precisamente por eso es que debes contratarlos, al final son herramientas que te protegen a ti y a tus intereses. Acércate a tu aseguradora, infórmate de lo que te ofrecen y decide cuáles son aquellos seguros que puedes necesitar. Puedes delegar las tareas que no puedes hacer

“Quiero rentar mi departamento, pero no vivo en la ciudad donde está”, “Quiero rentar mi casa, pero no tengo tiempo de mostrarla” son algunas de las frases más comunes entre los arrendadores primerizos. No te preocupes, las agencias inmobiliarias sirven como intermediarios entre arrendador y los arrendatarios. Su trabajo es hacer todo lo que tú no puedes: valúan la propiedad para que sepas en cuánto puedes rentarla, ofrecen la propiedad en los medios de publicidad adecuados, investigan al posible inquilino, elaboran el contrato de arrendamiento y llevan todo el proceso hasta su firma, cobran la renta, realizan visitas cada cierto tiempo para cerciorarse de que el inmueble esté siendo bien cuidado por los ocupantes y pueden realizar cada cierto tiempo labores de mantenimiento. Todo esto a cambio de una cuota, que sin embargo, resulta menor comparada con los gastos monetarios y de tiempo que te generarían ocuparte de todas esas actividades personalmente. Tienes que estar disponible las 24 horas para cualquier incidente

A pesar de que se puede descargar gran parte del trabajo en la agencia inmobiliaria, sigues siendo el máximo responsable de tu inmueble. Por ello, en el momento que surja cualquier desperfecto mayor, deberás acudir a la llamada de tu inquilino para atender el problema. Si es posible solucionarlo de forma remota o a través de intermediarios, es mejor, pero en ocasiones no hay otra opción más que acudir personalmente. Siempre debes mantener contacto por cualquier medio y crear un ambiente de confianza con el inquilino donde este pueda reportar los imperfectos menores que se presenten y evitar que crezcan hasta que se salgan de control, desde una fuga de agua o gas, hasta daños estructurales por algún fenómeno natural. Asimismo, pedirle que cualquier modificación, adición o supresión que quiera realizar al inmueble, te lo haga saber con anticipación para llegar a un acuerdo. Nadie nace siendo experto y menos en el inmenso campo de las rentas de inmuebles, así que si eres de los que han dicho alguna vez “Quiero rentar mi casa” o “Quiero rentar mi departamento” y no has sabido cómo, ten presente estos secretos y consejos y garantiza que tu propiedad te dé el mayor rendimiento posible. -- DINERO EN IMAGEN

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