“Se dan estos casos (las manifestaciones recientes), pero en general, lo voy a decir, hasta se los adelanto, en mi informe. El pueblo está feliz, feliz, feliz, hay un ambiente de felicidad, el pueblo está muy contento, mucho muy contento, alegres. Entonces, no hay mal humor social”, dijo López Obrador hace días en su clásica conferencia mañanera. Si el primer Mandatario de la nación Andrés Manuel López Obrador tiene una visión generalizada de que el pueblo está feliz y la gente muy cercana le trata de vender esa idea, será muy lamentable cuando pueda ver la otra cara de la moneda, porque la gente que en este primer semestre del año ha perdido su empleo, al que tiene su pequeño negocio y que extorsionan, a las familias que han perdido algún integrante por la violencia que crece de forma alarmante, los mandantes que ven que muchos diputados, senadores alcaldes y gobernadores de Morena así cómo funcionarios que prometían ser diferentes a los que estaban salieron igualitos de abusivos y corruptos, definitivamente no están nada felices.  No dudo que exista un ánimo generalizado y esperanzador, porque así es el mexicano. Cada elección renace la esperanza de que las cosas cambien y mejoren principalmente en los temas de seguridad y economía pero que insisto, en lo que lleva la actual administración de López Obrador en lugar de mejorar se han agudizado las cosas. Todos queremos que al primer Mandatario le vaya bien porque entonces a México también le irá mejor. El camino es escabroso y si no se analiza con responsabilidad lo que realmente está pasando en el país y se piensa que la gente está feliz, feliz, feliz y no hay mal humor social será engañarse y cuando se despierte de ese sueño irreal las consecuencias serán irreversibles. Tal vez para los fanáticos, simpatizantes y beneficiados puedan sentirse extremadamente felices y satisfechos, pero la mayoría que tratamos de ver las cosas con menor apasionamiento y más objetividad, la realidad es otra. No veo tanta felicidad en una sociedad que está siendo gravemente lacerada por la violencia y una difícil situación económica.