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Denuncias se presentaron ante la Fiscalía General del Estado, pero nada pasó, los defraudadores terminaron su encargo sin ser siquiera molestados por la impartición de justicia
23:15 martes 15 diciembre, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADO
Durante los 3 años que duró la pasada legislatura local de San Luis Potosí, la LXI, la organización Ciudadanos Observando se cansó de levantar la voz denunciando que algo andaba mal con la forma en que se gastaban el dinero nuestros entonces diputados. Sin auditores profesionales, simplemente con voluntad, el grupo encabezado por José Guadalupe González, logró demostrar que las empresas a las que los diputados decían haber contratado servicios no existían en los domicilios que respaldaban sus facturas, es más lograron exponer que al menos un presunto beneficiario de los “apoyos” de los legisladores, no lo había recibido, por la simple razón de que había fallecido antes de la fecha de la supuesta solicitud y posterior beneficio. Era el colmo del descaro que nuestros diputados nos hubieran pretendido engañar de esa manera. Denuncias se presentaron ante la Fiscalía General del Estado, pero nada pasó, los defraudadores terminaron su encargo sin ser siquiera molestados por la impartición de justicia, tan es así, que, pese a la exhibición pública de sus fechorías, siguieron cometiendo los mismos actos, al fin y al cabo, no había castigo que los alcanzara. Por el contrario, la ley favoreció que sus identidades permanecieran reservadas, no les fueran a causar un daño al exhibir sus raterías. Hoy, casi 3 años después, la Auditoría Superior del Estado confirma lo expuesto ante la opinión pública por Ciudadanos Observando, pues ha detectado irregularidades en el manejo de la partida de gestoría institucional de la pasada Legislatura hasta por 11.3 millones de pesos. La ASE corroboró, entre otras cosas el uso de empresas "fantasma" para simular operaciones mercantiles, la denuncia de un proveedor de robo de información fiscal para falsificar una adquisición, más de 100 presuntos beneficiarios que afirmaron no haber recibido los apoyos y hasta el uso de los datos de difuntos, en pocas palabras, los ex diputados no respetaron ni a los muertos. Uno esperaría que con la información recabada por Ciudadanos Observando, las denuncias presentadas ante la Fiscalía General del Estado y ahora, la validación en un informe oficial de la ASE del desvío de recursos públicos, vinieran castigos ejemplares para los defraudadores. Sin embargo, todo parece indicar que no será así, pues en el mejor escenario posible, los culpables admitirían su responsabilidad, regresarían el dinero y quedarían libres de sanciones mayores. Esta situación resulta indignante por varios motivos, primero por el descaro y cinismo con el que actuaron los ex diputados, sabiéndose intocables y el tiempo se los confirma, nadie los va a molestar por lo que hicieron, segundo porque ante tal laxitud de las instituciones para poner orden a quien abusa de su poder, el mal ejemplo cunde. Pero lo más grave es que no hay ninguna reflexión de fondo para el Congreso del Estado como institución, no se cambian las formas y mucho menos los fondos, se sigue dejando el cajón del dinero de los ciudadanos al alcance de manos viles, con el riesgo de que quienes siguen, cada legislatura, nos sorprenda con sus formas de defraudar. Ante el dictamen de la Auditoría varias actuaciones serían deseables, que al interior del Congreso venga una reflexión seria sobre su esencia y su función, que no corresponde al andar regalando dinero como si fuera suyo, por el contrario, que tiene que ver con legislar para que las cosas sucedan como deberían. Además, los ciudadanos desearíamos castigos ejemplares, que manden un mensaje de que estas prácticas no se toleran en nuestro estado, una aplicación firme de la ley. Y por supuesto, esperaríamos, ya que estamos en tiempos electorales, una gran responsabilidad de quienes habrán de formar las listas de candidatos a diputaciones locales, que el derecho de unos de participar en la contienda no esté por encima del bien común de tener candidatos por lo menos respetables. Ya no más diputados balines que llegan a llenarse los bolsillos, no más delincuentes, abusivos, payasos, exhibicionistas, necesitamos perfiles serios que realmente tengan algo que aportar en bien de la comunidad. Diputados que representen causas sociales, no de pantalla, realmente comprometidos, personas ejemplares que entiendan el alto honor y la gran oportunidad de servir que representa estar en el Congreso del Estado. Eso y más tenemos que exigir los ciudadanos y si un partido no es capaz de ofrecerlo, no merece nuestro voto.