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#ESNOTICIA
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Octavio Rosas Figueroa
02:06 miércoles 12 agosto, 2020
Colaboradores“Educar es transmitir civilización”, (Fullat, 2012)
Ante la situación actual por la pandemia que ha provocado la enfermedad COVID-19, la docencia se ha convertido en un reto que atrae novedades y nuevos paradigmas que debemos reflejar en nuestra práctica docente. El hecho de trabajar en las zonas rurales o en las comunidades aledañas a la mancha urbana se vuelve todavía un reto mayor, con otro tipo de realidades que superar. Ahora con el inicio del ciclo escolar, no sólo se trata de optimizar recursos materiales y económicos para poder salir avante en el curso escolar o de motivación e interés de los alumnos y/o algunos docentes, sino de la ausencia de un espacio específico y digno que garantice el derecho a aprender de los adolescentes y jóvenes, sumado a una nueva tarea pedagógica y didáctica de educar a través de los programas de televisión, el uso de plataformas digitales y redes sociales. En este panorama desde la docencia, ¿cómo cumplir con esta nueva realidad educativa si los alumnos no tienen señal de televisión o presentan una baja o nula señal de telefonía o en su lugar de residencia? Otro factor aún más desafiante: ¿Cómo seguir educando a adolescentes, jóvenes, padres de familia (y uno que otro docente), que aún se rehúsan a cambiar, que no quieren (o no pueden) implementar plataformas digitales y no ceden al uso de la tecnología para cuestiones académicas? Con nueve años laborando como profesor en bachilleratos comunitarios, conozco los retos y dificultades de todo tipo en las comunidades en condición de vulnerabilidad. Desde no tener aulas o mesabancos, no tener espacios suficientes, no contar con infraestructura ni apoyo gubernamental de forma directa. No somos considerados un subsistema. Frente a esta adversidad los recursos se optimizan, los apoyos se buscan, se continúa el ciclo con los insumos materiales y espacios que se tienen…pero ahora, ¿cómo romper paradigmas? ¿Cómo cambiar mentalidades? ¿Cómo concientizarnos en la necesidad de la educación para la autoconstrucción del hombre para que sea más humano? De acuerdo con las últimas decisiones desde el centro, el panorama se visualiza con incertidumbres e inseguridades. Hoy no sabemos fechas definidas, nuevas metodologías. No tenemos plataformas digitales institucionales, ni todos tienen acceso a internet o a un Smartphone. No sabemos cuántos alumnos continúan, cuántos desertan y cuántos entran al plantel debido a la crisis económica y a que nuestros planteles se sostienen de las cuotas de padres de familia. No sabemos si a los docentes nos podrán seguir solventando la remuneración económica. Los alumnos tienen que trabajar para sacar el gasto y ante los retos, el derecho a la educación prevalece. Nos mantenemos, seguimos educando con esa consigna que apasiona a un educador, más allá de un trabajador de la docencia. Hay que seguir trabajando para que la educación transforme, para que ayude a cambiar ese paradigma. Habrá que buscar estrategias para cambiar mentalidades. Habrá que crear nuevas técnicas didácticas y pedir apoyos para poder usar las tecnologías a favor de la educación. Como docentes, nuestro principal reto es ir aprendiendo a reinventarnos, abrirnos a ese nuevo rol docente que nos evoque una apertura mental y disponibilidad al cambio. Seamos docentes con vocación de servicio y educadores apasionados que vayamos gestando una mejor sociedad. Aun en el ámbito comunitario, no esperemos que haya apoyos externos o permanecer inmutables. No podemos seguir haciendo la misma praxis docente. No nos quedemos de brazos cruzados. Seamos docentes de una nueva generación: la generación de antes y después de la pandemia COVID-19, con todos los cambios que esto implica y con una actitud de apertura y disponibilidad para enfrentar los nuevos paradigmas que la educación nos propone y exige en la actualidad. Los docentes debemos ser más que siempre, agentes de cambio y transformación social. Y para ello, debemos primero cambiar nuestros paradigmas educativos, debemos de buscar las formas y maneras en que el aprendizaje y la educación continúen a pesar de la situación. Exige dar más de mi, de sí mismo, pero es necesario, porque “tan sólo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre, no es más que lo que la educación hace de él” (Immanuel Kant). *Licenciado en Filosofía. Consultor filosófico y docente desde hace 11 años de nivel Medio Superior y Superior en distintos contextos e instituciones, rural y urbanos. Líneas de reflexión y análisis: filosofía de la educación, filosofía de la cultura, ética y humanidades. Medio de contacto: [email protected]