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La ciencia política y los politólogos, los mercadólogos, los estudiosos de la estadística, hacen hincapié sobre todo en análisis que parten de los actores políticos tanto individuales como colectivos, hacen enfoques primero en las instituciones y esto con mucho énfasis en las mismas elecciones
22:03 domingo 9 septiembre, 2018
VIRALES¿Qué hace falta para entender fenómenos políticos? ¿Qué hace falta para entender el derrotero de cada uno de ellos? ¿Qué, para entender el comportamiento de la gente? ¿Y el comportamiento de quienes no votan? ¿El de los grupos de interés? Hacen falta muchas cosas sin duda. La ciencia política y los politólogos, los mercadólogos, los estudiosos de la estadística, hacen hincapié sobre todo en análisis que parten de los actores políticos tanto individuales como colectivos, hacen enfoques primero en las instituciones y esto con mucho énfasis en las mismas elecciones. Pues bien, en la elección reciente del 1 de julio se dieron muchos fenómenos que es importante entender, el más grande es el triunfo avasallador que el partido MORENA tuvo en las urnas tanto en elecciones nacionales como locales; toda esta tendencia analítica ha sido costumbre más o menos permanente pero se ha volteado poco hacia el actor político que es colectivo pero que no es un grupo de interés, ni una Institución, ni una organización y menos aún un partido político. ¿Quiénes son esos actores? Los movimientos sociales, los movimientos de protesta, esos que tienen un rasgo muy interesante que los diferencia de muchas otras organizaciones: que no son fijos, que no son permanentes, que no son estables, que son temporales y que la mayoría de las veces son espontáneos; que son producto de una necesidad urgente de un grupo, de una comunidad, de personas que ahora se relacionan mucho más fácilmente a través de las redes sociales pero que de una u otra forma algo los liga ¿Cuál es la cohesión de esos grupos sociales o de esos movimientos de protesta? La cohesión de esos grupos de protesta normalmente es de orden emocional o justiciera; la naturaleza de sus recursos no suele ser de carácter material, sino que generalmente son simbólicos (recuérdese #Yo soy 132 o las recientes agresiones en la UNAM, Ayotzinapa, entre otros) como la disciplina y el compromiso de sus miembros, que siempre se da en base a la emoción. Esta situación tiene que ver con la representatividad o mejor dicho con la falta de representación. Las personas que acuden a protestar y salen a las calles para exigir el cumplimiento de algo o el que se les de algo que les hace falta, son personas que NO se sienten representadas. Y esto es un reflejo más de la enorme y ya duradera crisis de los partidos políticos que he machacado desde hace muchos años y no acaba de terminar, aunque pareciera que con la última elección llegó a su término, a su culmen, o a su punto más alto y dramático y que sin duda tendrá que ser fatal. ¿Pero cuanto más falta para dar terminar con casi todos los partidos políticos? No hablamos de votos sino de credibilidad y legitimidad. No acabar tanto con siglas o con actores que los integran sino más bien cambiarlos, democratizarlos, lo que representará sin duda cambiar una buena parte del país y una buena parte de nuestro rumbo y gobierno. En días pasados estuve en una plática en la que se presentó un libro de ciencia política y el Dr. Salvador Martí i Puig de la Universidad de Girona en España hizo una magistral interpretación de los movimientos sociales razón por la cual quise compartir estas impresiones que me hicieron reflexionar sobre una circunstancia del reciente fenómeno político que me explica varias cuestiones: ese avasallamiento es algo inesperado: Sí, se daba por hecho que AMLO ganaba, según las encuestas, con su partido MORENA, pero no se pensaba que lo hiciera con tal contundencia; jamás se pensó en eso. ¿Cómo explicarlo? Gran parte del éxito de AMLO es que se recogió el sentir de las calles, poco volteamos a ver lo que dice la gente que sale a las calles y en eso hay un gran mérito de parte de quienes hicieron esa campaña. MORENA ciertamente reúne a políticos venidos del PRD, PAN, PRI, PT, MC, PVEM, etc. pero también tiene a muchas personas nuevas en política y lo podemos ver ahora en los diputados jóvenes que ocupan los Congresos o en los Senadores, presidentes municipales, etc. que demuestran mucha “pureza política”; digamos que no vienen de ningún lado más que de la calle y los movimientos sociales; su origen es la inconformidad ciudadana y el hartazgo. Aquí hay una explicación sobre la integración de ese partido y la construcción de su triunfo avasallante. Pero como los movimientos de esta naturaleza, no va a permanecer por sí mismo, ni va a estar esperando estabilidad y menos consolidación, si no se convierte prontamente en un partido político institucionalizado. Ojalá que esta institucionalización del partido MORENA sea con nuevas y distintas perspectivas y respetando las cuestiones del sentimiento que cohesionó a cada uno de los movimientos que lo integran. Confío que así será.