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Molly Seidel obtuvo uno de los pases olímpicos de EU en maratón femenil
13:53 domingo 8 marzo, 2020
Deporte Nacional e InternacionalCuando Molly Seidel completó la distancia de su primer maratón le puso su nombre a un pase olímpico muy especial. Saboreó de un segundo lugar con el que dejó atrás una oscura etapa de su vida después de haber sido una sobresaliente atleta universitaria. Ahora, Tokio 2020 la espera para ser una de las tres corredoras que representarán a Estados Unidos. La menudita corredora de 25 años combinó un par de trabajos -atendiendo una cafetería y como niñera- para subsistir en Boston junto a su hermana antes de cubrir el 29 de febrero su primera carrera de los 42 kilómetros 195 metros con una marca de 2:27:31 horas durante el selectivo olímpico estadunidense de Atlanta. Hace unos meses desempeñaba sus trabajos después de un par de horas de entrenamientos. Buscaba recuperar las sensaciones de aquella época colegial en la que vio la esférica atlética desde una cima al conquistar cuatro títulos de la NCAA en pruebas de fondo con Notre Dame, pero cuyos logros maquillaban un desorden más profundo en su vida. Antes de las eliminatorias con miras a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los momentos de depresión y los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), que desembocaron en trastornos alimenticios, dieron con la merma de su salud. Parece que te estás secando (por lo delgada que llegó a estar)”, recordó Seidel, que le había dicho una amiga. “Necesitas de ayuda”.
En el quinto año como universitaria, la buena estrella que la iluminaba desde sus comienzos como corredora en pruebas locales en Winsconsin -en las que muchas veces se inscribía en la rama varonil para ganarle a los chicos de su edad- se apagó. En 2017 firmó un modesto contrato con la firma de tenis Saucony, cuyos ingresos no eran suficientes para dedicarse de tiempo completo a correr cuando ya estaba en Boston. Cuando padeces TOC sientes ansiedad todo el tiempo y no puedes controlar nada, así que desarrollas patrones y comportamientos”, explicó en una entrevista a Runners World. “Podía ser muy compulsiva con ciertos temas porque sentía un poco de control en el universo, y ese control se posó sobre el tema de correr y la alimentación”.
Después, sufrió de bulimia, lo que dio paso a padecer osteoporosis y eso se tradujo en una deficiencia de energía relacionada con las actividades deportivas y en su rendimiento físico, además de una severa pérdida de densidad ósea. Se alejó del deporte para atenderse.
Cuatro años marcaron la distancia que Seidel necesitaría para volver a brillar. Correr en pista -donde dominó en las distancias de 3,000, 5,000 y 10,000 metros- ya no era opción si deseaba dedicarse a las carreras, así que subió kilometrajes a la prueba de maratón. Gracias a su patrocinador de tenis se unió a un grupo de corredores en Arizona (Freedom Track Club) para tener mejor apoyo en sus entrenamientos de altura en la montañosa zona de Flagstaff, donde los paisajes naturales la acompañaron varias semanas en busca de recuperar su mejor forma. Tengo mis anillos (de campeona colegial) pero no los uso más. No me gusta ni verlos, porque los asocio con una etapa de mi vida en la que no era muy feliz, una etapa en la que simplemente sentía que nada era suficientemente bueno”, relató a Runners World antes del selectivo de Atlanta.
Para las eliminatorias olímpicas estadunidenses se inscribieron las mejores maratonistas y Molly, sin haber hecho un esfuerzo de esa magnitud antes, obtuvo su número de competencia después de conquistar el medio maratón de San Antonio en diciembre pasado (1:10:27). Sus expectativas para el selectivo era concluir entre las posiciones 10 y 20 ante el alto nivel, pero después de un par de horas y 27 minutos únicamente Aliphine Tuliamuk-Bolton había sido más rápida por cuatro segundos para quedarse con la victoria, mientras que para ella quedó la enorme satisfacción del pase olímpico después de una trayectoria de luces y sombras. No esperaba estar acá arriba (en el podio)”, dijo Seidel tras la carrera al diario USA Today. “No estaba pensando en los kilómetros y simplemente me mantuve corriendo en ritmo y me sentía bien. La parte final fue la difícil cuando nos quedamos las dos al tratar de contener mis emociones”.
-- Excelsior