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La salida de presidencias como las de Calderón o Peña representaron cambios para un país urgido de inversión y empoderamiento económico
01:06 viernes 26 febrero, 2021
ColaboradoresQuerido lector, debe coincidir conmigo como las últimas semanas del Sector Energético mexicano han padecido de un endurecimiento en sus políticas por parte del Gobierno, una constante necedad de querer administrar el desastroso negocio que representan PEMEX y la CFE. La salida de presidencias como las de Calderón o Peña representaron cambios para un país urgido de inversión y empoderamiento económico, la llegada de AMLO ha supuesto un retroceso ante la incapacidad de entender el mundo global, tendencias y requisitos fundamentales de crecimiento. Aquellas aperturas al sector se han difuminado, el enorme riesgo y la total falta de confianza ante constantes salidas de tono, ponen al país en una tela de juicio muy fina. Las aperturas de mercado y la inversión son afectadas ante el descaro de favorecer a la CFE y PEMEX: la Secretaría de Energía, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) se han empeñado en anular la iniciativa privada, afectando como es lógico a los propios consumidores. La patética situación financiera de las Empresas Estatales, en especial PEMEX con reportes financieros de evidente pérdida, obliga al encarecimiento de sus productos y servicios gestionando una pérdida de competitividad que, dicho sea de paso, sin las ayudas recibidas lo dejarían totalmente en la lona. Muerte al neoliberalismo, bienvenida al monopolio y al derroche de dinero para empresas que no han sabido evolucionar, el doble discurso de un Gobierno metiche e irresponsable incapaz de direccionar a los consumidores para poder tener alternativas en el aprovechamiento energético. Olvídese de poder sacar el Gobierno mexicano de la cadena productiva energética nacional, si fueran vistos como iniciativa privada, las estatales serían un fiasco rotundo… Los tiempos de la iniciativa privada, sus exigencias y la constante superación para estar a la vanguardia del mercado no son mecanismos que el Gobierno pueda presumir.
Urge crear oportunidades para el fomento de competencia, poder eficientar finanzas, productos y servicios a precios competitivos y girar hacia energías renovables capaces de lograr un cambio en el consumo, tipo de vida y pago. Todo tiene un precio, esta carente visión populachera ha convertido a México en un país de alto riesgo para las inversiones, no sólo en el rubro de energía, sino en todos los aspectos de la economía nacional que implique cualquier clase de intervención de capital privado. Podremos disfrazarnos en ideologías y dobles discursos, lo cierto es que los resultados y las actividades que buscan una mejora han sido un total fracaso, caídas superiores al 8% en el PIB anual dieron pauta para dejar mal parado a los más optimistas… Semana tras semana se analizan temas que, en su coincidencia, terminan en una dura crítica gubernamental. Alentar la esperanza de acelerar el uso de energías limpias a favor de la sostenibilidad es mucho pedir, un intento que crispa ante un PEMEX una CFE muy propios del siglo pasado, excelente combinación caduca para los defensores de lo ilógico.
Javier Rueda