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Lo ocurrido este jueves en el Congreso del Estado reveló el paupérrimo nivel legislativo que tenemos en San Luis. Nuestros diputados de vergüenza no fueron capaces de elegir un Fiscal Anticorrupción y un Fiscal Electoral, lo que atrasa la puesta en marcha del Sistema Estatal Anticorrupción, pues se aplazará la creación y aprobación de la Ley Orgánica para la operación de la Fiscalía General.
20:32 jueves 30 noviembre, 2017
ColaboradoresLo ocurrido este jueves en el Congreso del Estado reveló el paupérrimo nivel legislativo que tenemos en San Luis. Nuestros diputados de vergüenza no fueron capaces de elegir un Fiscal Anticorrupción y un Fiscal Electoral, lo que atrasa la puesta en marcha del Sistema Estatal Anticorrupción, pues se aplazará la creación y aprobación de la Ley Orgánica para la operación de la Fiscalía General. Si bien nos va, el proceso se retrasará un mes, si mal nos va, el tema podría definirse hasta el 2018, luego del receso legislativo. Pero, en cambio, sí fueron capaces de darnos una lección de cómo convertir la tribuna del Congreso en un circo, por enésima vez. Nos queda claro que tienen dotes naturales para “el ridículo”, pero no para la negociación, no para el consenso y la legislación. Ahora se enfrascaron en una discusión con el diputado Jorge Luis Miranda Flores, que propuso un Punto de Acuerdo para exhortar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) a que amplíe las rutas del transporte público. El primero en responderle fue el legislador Sergio Desfassiux y de inmediato le hizo segunda el diputado priista José Luis Romero Calzada. Se burlaron de él hasta que se hartaron y en los dimes y diretes resultó involucrado el diputado José Belmarez del PT y hasta el rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Todo empezó porque el diputado Desfassiux le preguntó a Miranda si conocía la cantidad de rutas que mueven a los universitarios de la Alameda a la Zona Universitaria. Como el diputado aludido checaba su celular, Romero Calzada dijo que de seguro ya estaba checándolo con sus asesores, porque es el legislador “de los datos”. Durante varios minutos lo atacaron con comentarios de este tipo, pero lo más absurdo de esta historia es que los congresistas terminaron aprobando el Punto de Acuerdo del que tanto se quejaron. El objetivo de la discusión nunca fue debatir el Punto de Acuerdo, sino ridiculizar al diputado panista, actitud por demás infantil, parecida a la de los niños que ejercen bullying contra sus compañeros de clase. Ciertamente, el diputado panista no se distingue por sus comentarios acertados y su capacidad legislativa, pero esa no es razón suficiente, para que en el recinto legislativo se burlen de él. Se trató a todas luces de un acto ruin. Hay un consejo evangélico que dice: “No mires la paja en el ojo ajeno sin ver antes la viga que llevas en el tuyo”. Los legisladores Desfassiux y Romero deberían antes de criticar analizar la imagen que proyectan, darle una revisada a sus iniciativas y descubrirían que sus acciones no provocan risa, ni admiración, que son diputados de vergüenza. Mientras tanto, el sistema para combatir la corrupción… puede esperar.