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Cada legislatura se dice que es la peor y siempre llega una capaz de decepcionarnos
00:06 jueves 28 mayo, 2020
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOCuando en 2017 se creó la Unidad de Evaluación del Congreso del Estado, no fueron pocas las voces que advirtieron que no iba a funcionar. Había razones de sobra para desconfiar, la idea de poner a un órgano a revisar si la Auditoría Superior del Estado cumplía o no a cabalidad su labor de revisar si se aplican o no los recursos públicos de manera correcta, y luego servir de asesor a los diputados locales en la revisión de las cuentas públicas, no solo parecía un retrabajo tremendo, en términos de productividad, además parecía innecesario y absurdo, aún y cuando sea un modelo que aplique en otras esferas, eso no garantiza que sea adecuado. Se trataba, ni más ni menos que crear a un vigilante que vigilaría al vigilante. Pero además, cuando se nombró como titular de la misma a Hector Mayorga Delgado, quien había salido de la Auditoria Superior del Estado en medio del escándalo y acusado de solapar irregularidades en el manejo de los recursos públicos y obedecer a intereses políticos, el chiste parecía contarse solo. Por si fuera poco, hubo diputados que aseguraron que la Unidad de Evaluación serviría para quitar el sesgo político en la revisión de las cuentas públicas, cuando bien sabemos que al contrario, el intermediario entre la ASE y los legisladores le metía más presión política, cuando sabemos además, que ha sido una gran tentación para los diputados meter las manos en la fiscalización de los recursos, no porque quieran vigilar que se apliquen de manera correcta, al contrario, porque tener la atribución de palomear o tachar administraciones municipales y a la estatal les da un tremendo poder político, cómo olvidar la ecuación corrupta. Con el cambio de legislatura no cambió la situación de la Unidad de Evaluación y Control, que no acaba de tomar forma ni de encontrar su manera de operar, tampoco el cambio de titular le ha servido para encontrar la cuadratura, sigue perdida y ni los mismos diputados son capaces de coincidir en para qué sirve y cómo opera. Tuvieron la oportunidad de darle claridad antes de nombrar a un nuevo titular pero decidieron no hacerlo, total si sirve o no, es lo que menos parece importarles, ahí está el dinero de los ciudadanos para seguir patrocinándola. Pero esto ya se había advertido y todas esas voces que en su momento señalaron que esta Unidad sería un total fracaso, hoy pueden decir: se los dije. Hoy la lucha en el Congreso del Estado es para apoderarse de ese sitio, los partidos político están a las arrebatiñas como con el resto de los puestos en el Legislativo, no porque quieran dictar una dinámica de trabajo, sino porque eso les da poder, les permite colocar a sus afines, como lo ha denunciado la Diputada Sonia Mendoza, dar chamba a sus cuates y tener un mayor dominio en el Legislativo. Pero que su ambición y falta de profesionalismo no nos sorprenda, si estamos hablando de diputados que no se levantan de su cama para sesionar, qué seriedad podemos esperar de ellos. Cada legislatura se dice que es la peor y siempre llega una capaz de decepcionarnos, la pregunta es ¿hasta cuándo lo permitiremos? y ¿de qué tamaño será la factura que los ciudadanos le pasen a los partidos políticos en las próximas elecciones? cuando ya nos mostraron cuáles son los perfiles que llevan a lugares de tan alta responsabilidad cómo una Diputación local. Ya veremos cómo les va. Porque dicen por ahí que la diputación local es un cargo que dura tres años pero la vergüenza dura toda la vida... si es que la conocen.