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Sin embargo, nuevamente estamos viviendo la experiencia de tener que dejar pasar esta oportunidad y solo queda un amargo sabor de boca al observar cautivamente como un nuevo ciclo sexenal se apropia de la verdad absoluta acompañada de soluciones empíricas.
00:11 miércoles 4 diciembre, 2019
ColaboradoresEn estos primeros días de diciembre, con el cierre del primer año de la llamada cuarta transformación (4T) se presentaron los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés) 2018. Entre abril y mayo de 2018, 7 mil 299 alumnos completaron la prueba, lo cual representa una muestra de casi 1 millón y medio de estudiantes de 15 años, es decir, el 66% del total de la población de dicha edad en nuestro país. Cabe mencionar que es el número más bajo de participación desde el año 2000 y que, al perder la representatividad estatal, el uso de los datos se vuelve limitado.
La prueba marca una evidencia importante para el monitoreo del avance en el derecho a aprender de niños y jóvenes, así como observar los resultados de impacto de las escuelas en la vida de los estudiantes de 15 años o más en su tránsito por el sistema educativo mexicano y, sobre todo, es una oportunidad para ajustar las políticas públicas implementadas en terreno educativo.
Sin embargo, nuevamente estamos viviendo la experiencia de tener que dejar pasar esta oportunidad y solo queda un amargo sabor de boca al observar cautivamente como un nuevo ciclo sexenal se apropia de la verdad absoluta acompañada de soluciones empíricas.
Los resultados de la prueba PISA 2018, nos muestran un panorama de estancamiento en números fríos. Cuando hacemos el ejercicio de visualizar los resultados de manera histórica, podemos observar un incremento en la primera década de aplicación, hasta 2009. Después solo el área de Ciencias muestra un ligero incremento de dos puntos, mientras que matemáticas lucha por avanzar y lectura se desmorona silenciosamente en los últimos nueve años.
Gráfica propia con datos de la OCDE (Diciembre 2019)
De acuerdo con el reporte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa el lugar 53 de los 79 países donde se aplicó la prueba. Sin embargo, cuando el ranking se construye solo con los países miembros de la OCDE, México ocupa (nuevamente) una de las tres últimas posiciones. Chile y Uruguay por delante de México. Colombia se mueve silenciosamente hacia el frente. Mientras Argentina y República Dominicana arrojaron los peores resultados de América Latina.
Área
2006
2012
2018
Ciencias
410
415
419
Matemáticas
406
413
409
Lectura
410
424
420
Tabla propia con datos de la OCDE (Diciembre 2019)
Solo el 1% de los estudiantes obtuvo niveles de competencia mas altos en al menos un área evaluadas. Lo más dramático, vemos que 45 de cada 100 alumnos no alcanza el mínimo esperado en lectura, mientras que este nivel llega a 56% en matemáticas. Cada vez mas lejos del mundo, pero incluso, más lejos de nosotros mismos.
En esta fotografía estadística, es interesante resaltar que de 2003 a 2018 nuestro país incrementó 400 mil jóvenes a la población elegible para esta prueba. Es decir, en 15 años avanzamos en acceso a la escuela, pero nos estancamos en el desarrollo de aprendizajes fundamentales para el bienestar de las personas.
Lo anterior no se puede entender si aspiramos a un sistema educativo incluyente, como pretende la ideología de la Nueva Escuela Mexicana. Apostar por la redistribución de la riqueza (sin producirla) para que todos estén en la escuela puede ser el inicio de un declive en los Objetivos de Desarrollo Sustentable propuesto por la Organización de las Naciones Unidas.
Hoy, la ruta marcada por el gobierno federal, como son los recortes a programas con impacto probado como Escuelas de Tiempo Completo; la eliminación de programas de desarrollo infantil como las Estancias; la cantidad de 159 pesos anuales para el desarrollo profesional de los docentes; un presupuesto que apenas solventa la vida institucional de las Escuelas Normales y los programas de becas sin reglas de operación, me parece errado y nos indican un pragmatismo rapaz con base a una profunda ideología socialista disfrazada de frases democráticas.
Lo que PISA podría significar para ajustar los programas educativos, no puede ocurrir. Hoy la oportunidad histórica esta nuevamente errada y debemos volver a comenzar por razones que están lejos de sustentar un horizonte educativo incluyente. Para caminar hacia ese objetivo, necesitamos diseñar, aplicar y evaluar políticas públicas que promuevan el derecho a aprender de los jóvenes; establecer metas de aprendizaje que orienten el sistema educativo y brinden elementos para focalizar sus alcances; un modelo educativo pertinente y con enfoque didáctico más allá de planes y programas; Acompañar a los profesores en su desarrollo profesional y una red de apoyo a las escuelas y; lo más importante, hacer de la educación nuestro proyecto social más importante.
Un sistema educativo incluyente, donde los jóvenes ingresen cuando deben hacerlo, aprendan lo suficiente y participen lo necesario nos permitirá avanzar de manera consecuente en los resultados de pruebas internacionales para hacer de la oportunidad la regla y no la excepción.
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* Normalista. Consultor.
Director de Sembrando Horizontes A.C.
Twitter: @FhernandOziel
Facebook: Fhercho Cruz Sembrando Horizontes A.C. (2018)
Es una organización de la sociedad civil que promueve y defiende el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en el estado de San Luis Potosí a través de investigación aplicada, activación ciudadana y el impulso de proyectos educativos innovadores.
www.facebook.com/10xValles