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La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.
23:33 martes 12 noviembre, 2019
ColaboradoresEn 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.
Podemos estar de acuerdo en algunos u otros, pero sin duda, resaltamos el ODS número cuatro, Educación. En sus principios se enmarcan el de inclusión, equidad y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje para toda la vida.
En las últimas dos décadas, los gobiernos que han dirigido nuestro país se han preocupado – mas que ocupado – en ver a la educación como un problema a resolver. Sin embargo, la evidencia nos indica que no es así. Al contrario, la educación es la solución a múltiples problemáticas que nos aquejan como sociedad actualmente.
Hoy, el gobierno en turno apuesta – en el discurso – con vehemencia que la educación es prioritaria para alcanzar el bien estar de los ciudadanos. Las metas que se anuncian próximas, hablan precisamente de estos principios enunciados por la ONU.
Sin embargo, analizando la información que arrojan a cuentagotas desde la Secretaría de Educación Pública (SEP), del poder legislativo y, por supuesto, de la línea que marca rumbo desde palacio nacional, encontramos diversas conjeturas que nos hacen visualizar un panorama no tan positivo en el futuro próximo y que hacen dudar de la realización de las buenas intenciones en la ley.
En primer término, el próximo viernes 15 de noviembre, los diputados tienen la responsabilidad de aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2020. Pero, en vista del proyecto analizado, estamos una vez más ante la insuficiencia monetaria para iniciar o consolidar hasta el 40% de los programas enunciados por el gobierno federal en materia educativa. Esto nos indica una pésima decisión. El apostarle a un tema prioritario se tiene que reflejar en acciones contundentes y que marquen la pauta para su viabilidad.
Segundo, al señalar el principio de inclusión como rector del sistema, tenemos que concebirlo en una dimensión donde la escuela es una oportunidad para todos. Incluso para muchos niños será la única posible para superar su contexto. En ese sentido, la realidad nos indica que el sistema sigue excluyendo y segregando a los niños de acuerdo con sus condiciones, capacidades y necesidades, contraviniendo la nueva definición de este principio en el artículo tercero.
Esto implica la formación inicial de los docentes. Si hablamos del diseño de un sistema cada vez más incluyente, los $12.9 mensuales por maestro en formación resulta insuficiente para asegurar que cada docente tenga oportunidades de aprendizaje profesional dentro de la Escuela Normal que responda a sus necesidades y que esté “orientado específicamente a eliminar barreras para el aprendizaje y la participación, así como para promover la inclusión”. Si se pretende “revalorizar” a los maestros, estamos caminando en sentido contrario para garantizar una formación inicial y continua alienada a una visión “progresista”.
El tercer punto sobre equidad debería indicarnos que los esfuerzos están encaminados hacia dar a cada uno lo que realmente necesita. Sn embargo, también observamos que las acciones de las autoridades indican un contrasentido. El ejemplo más claro se da en las becas. Sin reglas de operación específicas, los programas de apoyos económicos a miles de estudiantes, por el solo hecho de estar matriculados en escuelas públicas, constituyen un hoyo negro ante la posibilidad de dar seguimiento al dinero como mecanismos de transparencia y rendición de cuentas. Si no sabemos como gastamos los recursos, nunca podremos ajustar sobre la marcha. Es decir, la política pública se deja de ser un instrumento para apoyar a las mayorías en un asunto específico para ser un mecanismo de entrega de beneficios para cumplir objetivos de unos cuántos. La equidad no puede utilizarse como pretexto para derrochar el dinero y lograr objetivos que poco abonan a la construcción de una ciudadanía crítica y democrática
Para finalizar, todos estos elementos, impactan en la calidad de la educación. Hablar del discurso ideológico y de lo que está plasmado en papel como bandera de la transformación, está muy alejado de la realidad que vive cotidianamente nuestro país.
Lo verdaderamente trascendental será, como cada inicio de sexenio, la voluntad de los maestros y sus familias por hacer realidad un cambio en sus relaciones en la comunidad escolar. Después de la capacidad de las autoridades estatales en articular programas de impacto que lleguen a los verdaderos rostros de la transformación escolar.
El gobierno federal sigue enredado en el discurso, aprovechemos la oportunidad y creemos sinergias sociedad y magisterio para sentar las bases de una educación incluyente, con equidad y de calidad para nuestros niños. Decretemos que la oportunidad para muchos niños, niñas y jóvenes es la escuela y no pueden esperar más.
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* Normalista. Consultor.
Director de Sembrando Horizontes A.C.
Twitter: @FhernandOziel
Facebook: Fhercho Cruz Sembrando Horizontes A.C. (2018)
Es una organización de la sociedad civil que promueve y defiende el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en el estado de San Luis Potosí a través de investigación aplicada, activación ciudadana y el impulso de proyectos educativos innovadores.
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