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06:11 lunes 23 septiembre, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL /Cuauhtémoc y la crisis de gobernabilidad en Morelos Después de la reciente visita de Cuauhtémoc Blanco a Palacio Nacional, en la que el gobernador de Morelos se quejó amargamente por la falta de apoyo federal a su estado y hasta amenazó con dejar el cargo, el presidente Andrés Manuel planteó el tema de qué hacer con la entidad morelense y con el gobernador en una reunión de su gabinete de seguridad. Las cifras y el diagnóstico que le presentaron sus colaboradores hablaba de un estado con serios problemas no sólo de seguridad, sino también de gobernabilidad, ante la debilidad e impericia del mandatario y la existencia de varios grupos que se disputan el control del gobierno estatal. Fue tan duro el diagnóstico que le presentaron al presidente sobre la situación de Morelos que uno de sus secretarios planteó incluso la posibilidad de tomarle la palabra al gobernador y buscar un proceso constitucional para aceptar su licencia y dar paso a una sustitución constitucional por el Congreso del estado, aunque según la Constitución morelense, al no cumplirse aún los primeros tres años del mandato, el sustituto tendría que convocar a nuevas elecciones. Pero la propuesta fue atajada de inmediato por el presidente con un argumento que dejó claro que, más que la permanencia de Cuauhtémoc Blanco, lo que preocupa en estos momentos en Palacio es el efecto político que tendría su salida del cargo: “No podemos mover a Cuauhtémoc porque eso llevaría a que también salga Cuitláhuac de Veracruz”, se dijo en esa reunión del gabinete de seguridad federal, ante lo cual el tema se cerró y la instrucción fue “enviar toda la ayuda necesaria a Morelos”. El problema para los morelenses no es sólo la inexperiencia y falta de oficio político de Cuauhtémoc Blanco Bravo, sino la indebida intromisión de su medio hermano Ulises Bravo Molina en los asuntos públicos. Sin tener ningún cargo público que lo justifique, el medio hermano del gobernador está generando una grave crisis al interior de los poderes públicos estatales, que puede conducir a un clima de ingobernabilidad que en nada beneficia a los morelenses. Hay de hecho una fuerte pugna en el gobierno del estado en el que se reconocen dos grupos: la llamada “Banda de los Güeros” integrada por el jefe de la Oficina del Gobernador, José Manuel Sanz Rivera; el secretario de Movilidad y Transporte, Víctor Aureliano Mercado; el secretario de Hacienda, Alejandro Villarreal Gasca, y el Director de Comunicación Social, Alexander Ismael Piza Metcalfe. En el otro grupo, el que encabeza el medio hermano, Ulises Bravo, destacan el secretario de Gobierno, Pablo Ojeda Cárdenas, excolaborador cercano del exgobernador preso de Veracruz Javier Duarte; el director del IEBEM, Eliasin Salgado de la Paz, así como el director general de Procesos para la Adjudicación de Contratos, el exfutbolista Efrén Hernández Mondragón, quién, según se menciona entre proveedores del gobierno estatal, pide 20% del importe de las adjudicaciones, para entregárselas al jefe del grupo. Así que la lucha que se libra en el gobierno de Morelos no es sólo por poder político, sino también por el poder económico: el que tenga las mejores posiciones podrá meterle mejor la mano al erario público. Un ejemplo de ello es el próximo nombramiento del Auditor Superior del Estado, en donde está presente la mano de Ulises Bravo que busca colocar a un incondicional suyo en esa posición, Miguel Romano, que le permita controlar y cobrar protección a los alcaldes del estado. Ante esta confrontación, el gobernador Cuauhtémoc Blanco se encuentra pasmado, no solo por su inexperiencia, sino porque su autoridad ha sido rebasada, tanto por su manejador de siempre, José Manuel Sanz, como por los afectos familiares a su medio hermano Ulises Bravo; quien por cierto fue encargado de despacho de la delegación Coyoacán y durante su gestión fue denunciado por el equipo de la entonces candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por organizar la agresión a su equipo y a los asistentes a un mitin que se realizaba en dicha alcaldía. Mientras esto ocurre, Morelos se ubica como uno de los estados más violentos del país, con un homicidio violento cada siete horas en promedio, una entidad de alto riesgo para las mujeres, sin un proyecto consistente de desarrollo económico que impacte en la generación de empleos, en el apoyo al campo, el impulso a actividades productivas o la instalación de nuevas industrias. En suma, con un gobernador que no gobierna, un gabinete en pugna y la actuación irregular de familiares y allegados a Cuauhtémoc Blanco, en Morelos no solo no hay gobierno, sino que la ingobernabilidad está a la vuelta de la esquina. NOTAS INDISCRETAS… La reaparición de Vicente Fox en el PAN, después de haber apoyado abiertamente a dos candidatos presidenciales del PRI, Enrique Peña Nieto y José Antonio Meade, sólo confirma la orfandad de liderazgos que tiene el panismo. Porque recurrir al polémico expresidente y presentarlo como un “baluarte”, parece abonar la idea del presidente López Obrador de que sus adversarios están “moralmente derrotados” y tan desesperados que tienen que echar mano de lo que se pueda con tal de llamar la atención. Porque si algo aporta el regreso de Fox al panismo, que recibe al ranchero de las botas en su Consejo Nacional como “hijo pródigo”, además del ruido mediático y político, es la idea de que el expresidente podría convertirse en un “puente” para empezar a negociar una alianza histórica entre el PRI y el PAN con miras a las elecciones intermedias de 2021. Hacia allá apunta el llamado de Fox de que todos se unan “contra la Cuarta Transformación”. Falta ver si en el PRI quieren y pueden hacer una alianza opositora en la que, por primera vez en su historia, se unan con su adversario histórico de la derecha, el partido que nació de la mano de Manuel Gómez Morín y de otros ilustres fundadores, con la única misión de derrocar a la hegemonía priista. Porque a querer o no, esa es la única forma que tendrá la oposición, PAN, PRI, MC y el casi extinto PRD, de enfrentar el poderío del presidente López Obrador y de Morena en las elecciones por el Congreso en el 2021 ¿Tendrán el valor los priistas o les vale?... Una primera reacción al llamado de hacer un frente “todos contra Morena y su 4T” apareció ayer en una nota informativa que reseña la existencia de una “carpeta de investigación” en contra del líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, por presunto enriquecimiento ilícito, por la existencia de más 16 inmuebles a su nombre en Campeche, además de una residencia valuada en 46 millones de pesos en la capital del estado que gobernó el ahora dirigente. Aunque el tema no es nuevo, y se lo han sacado ya en varias ocasiones, lo que llama la atención ahora es que se hable de una indagatoria por parte de la Fiscalía General de la República a partir de una denuncia del también priista Ulises Ruiz, excandidato a la dirigencia nacional y exgobernador de Oaxaca. ¿Desde cuando las denuncias de Ruiz son atendidas por el gobierno de López Obrador que siempre ha puesto en duda la calidad moral del exmandatario oaxaqueño? A menos, dicen en el círculo cercano del CEN del PRI, que alguien le quiera “mandar mensajes” a Alejandro Moreno, por la intención de hacer una alianza opositoria con el PAN con miras a 2021. ¿Será? En todo caso, hoy todos los caminos , y todas las investigaciones, apuntan a 2021… Los dados mandan Serpiente. Mal empieza la semana. OPINIÓN/ Política exterior: inesperado pragmatismo Aunque históricamente nuestra política exterior ha sido de principios –incorporados a la Constitución (Art. 89-IX) en el gobierno de Miguel de la Madrid-, frecuentemente también ha sido pragmática. Incluso grandes paladines del principio de no intervención, como Carranza o Cárdenas, adoptaron posiciones muy pragmáticas cuando el interés nacional lo demandó. No obstante que el actual gobierno manifiesta ser distinto a los anteriores, ha seguido la misma pauta: al tiempo que proclama estricto apego a dichos siete principios constitucionales, su actuación está siendo, inesperada y sorprendentemente, muy pragmática. El trasfondo es la ausencia de un proyecto definido y estructurado de P.E. En un artículo anterior (21 de febrero “¿Cuál es la Política Exterior?”) desglosé las decisiones que patentizan desinterés en lo externo, lo cual fue ratificado con las ínfimas menciones a lo foráneo en el Plan Nacional de Desarrollo. Ese aislamiento nativista se escuda en una rígida interpretación de la no intervención, que tanto elude pronunciarse sobre la desastrosa dictadura venezolana, como se contradice con la carta enviada al Rey de España pidiéndole disculpas por los abusos de la conquista, o con la injerencia que representa el decirle a Centroamérica como debe desarrollarse. Pese a la ilusa pretensión de ignorar la monserga de los asuntos externos, la realidad se impuso. Los problemas derivados de nuestra geopolítica nos han afectado, y como no se contó con un proyecto definido de P. E., se están tomando decisiones pragmáticas y de realpolitik para capotear las dificultades. El embate vino de Estados Unidos, de Centroamérica y de su conflictiva relación migratoria que, obligadamente, compartimos. Siendo que Trump convirtió su reelección en asunto de seguridad nacional, contribuimos a desatar su furia por primero ofrecer reducir el flujo indocumentado, para luego, irresponsable e inocentemente, anunciar una política de puertas abiertas. Su amenaza de imponer aranceles progresivos a nuestras exportaciones fue brutal, y aunque algunos opinan que no la cumpliría por ser contraproducente para EU, pragmáticamente nos comprometimos a reducir la migración para desactivarla. No aceptamos firmar un acuerdo de tercer país seguro, pero de hecho lo somos: albergamos a quienes solicitan asilo en EU, impedimos que otros lleguen a la frontera Norte y los expulsamos. La migración se redujo en un 56%. Ese gran pragmatismo -que ni los “gobiernos neoliberales” tuvieron- nos salvó –por el momento- pero a un alto costo. El gasto para alojar, alimentar, dar atención médica, etc., e igualmente para detener y trasladar a los capturados a sus países de origen, golpea muchos rubros ya afectados por la austeridad franciscana en curso. La responsabilidad asumida también distrae 25 mil elementos de la nueva Guardia Nacional cuando la violencia, criminalidad, delincuencia e inseguridad está en niveles históricos. Adicionalmente, la presencia irregular de miles de extranjeros propicia violación de derechos humanos, corrupción, trata de personas, extorsiones, secuestros, asesinatos, etc. No de menor importancia, como Trump & Co. aprendieron que con amenazas obtiene lo que desean, exigirán más en la medida que avance la campaña electoral en EU. Extrañamente, la izquierda radical incrustada en la 4T –que venera las fallidas revoluciones cubana y venezolana-, guarda sepulcral silencio ante la obsecuencia hacia el imperialismo yanqui que vulnera nuestra autodeterminación. Sin duda, los márgenes de maniobra frente a la agresión trumpiana han sido muy limitados, y solo el tiempo dirá si fue erróneo o acertado, el inesperado pragmatismo de un gobierno de izquierda frente a uno de extrema derecha. Aunque históricamente nuestra política exterior ha sido de principios –incorporados a la Constitución (Art. 89-IX) en el gobierno de Miguel de la Madrid-, frecuentemente también ha sido pragmática. Incluso grandes paladines del principio de no intervención, como Carranza o Cárdenas, adoptaron posiciones muy pragmáticas cuando el interés nacional lo demandó. No obstante que el actual gobierno manifiesta ser distinto a los anteriores, ha seguido la misma pauta: al tiempo que proclama estricto apego a dichos siete principios constitucionales, su actuación está siendo, inesperada y sorprendentemente, muy pragmática. El trasfondo es la ausencia de un proyecto definido y estructurado de P.E. En un artículo anterior (21 de febrero “¿Cuál es la Política Exterior?”) desglosé las decisiones que patentizan desinterés en lo externo, lo cual fue ratificado con las ínfimas menciones a lo foráneo en el Plan Nacional de Desarrollo. Ese aislamiento nativista se escuda en una rígida interpretación de la no intervención, que tanto elude pronunciarse sobre la desastrosa dictadura venezolana, como se contradice con la carta enviada al Rey de España pidiéndole disculpas por los abusos de la conquista, o con la injerencia que representa el decirle a Centroamérica como debe desarrollarse. Pese a la ilusa pretensión de ignorar la monserga de los asuntos externos, la realidad se impuso. Los problemas derivados de nuestra geopolítica nos han afectado, y como no se contó con un proyecto definido de P. E., se están tomando decisiones pragmáticas y de realpolitik para capotear las dificultades. El embate vino de Estados Unidos, de Centroamérica y de su conflictiva relación migratoria que, obligadamente, compartimos. Siendo que Trump convirtió su reelección en asunto de seguridad nacional, contribuimos a desatar su furia por primero ofrecer reducir el flujo indocumentado, para luego, irresponsable e inocentemente, anunciar una política de puertas abiertas. Su amenaza de imponer aranceles progresivos a nuestras exportaciones fue brutal, y aunque algunos opinan que no la cumpliría por ser contraproducente para EU, pragmáticamente nos comprometimos a reducir la migración para desactivarla. No aceptamos firmar un acuerdo de tercer país seguro, pero de hecho lo somos: albergamos a quienes solicitan asilo en EU, impedimos que otros lleguen a la frontera Norte y los expulsamos. La migración se redujo en un 56%. Ese gran pragmatismo -que ni los “gobiernos neoliberales” tuvieron- nos salvó –por el momento- pero a un alto costo. El gasto para alojar, alimentar, dar atención médica, etc., e igualmente para detener y trasladar a los capturados a sus países de origen, golpea muchos rubros ya afectados por la austeridad franciscana en curso. La responsabilidad asumida también distrae 25 mil elementos de la nueva Guardia Nacional cuando la violencia, criminalidad, delincuencia e inseguridad está en niveles históricos. Adicionalmente, la presencia irregular de miles de extranjeros propicia violación de derechos humanos, corrupción, trata de personas, extorsiones, secuestros, asesinatos, etc. No de menor importancia, como Trump & Co. aprendieron que con amenazas obtiene lo que desean, exigirán más en la medida que avance la campaña electoral en EU. Extrañamente, la izquierda radical incrustada en la 4T –que venera las fallidas revoluciones cubana y venezolana-, guarda sepulcral silencio ante la obsecuencia hacia el imperialismo yanqui que vulnera nuestra autodeterminación. Sin duda, los márgenes de maniobra frente a la agresión trumpiana han sido muy limitados, y solo el tiempo dirá si fue erróneo o acertado, el inesperado pragmatismo de un gobierno de izquierda frente a uno de extrema derecha. Frentes Políticos 1. Relevo afortunado. Para consolidar el crecimiento del Partido Verde en la Ciudad de México se da un cambio que, sin duda, le traerá beneficios y simpatías inmediatas. Jesús Sesma será su nuevo dirigente en la capital, en sustitución de Carlos Madrazo, quien estuvo en el cargo los últimos cinco años. Sesma ha sido diputado local, federal, constituyente y funcionario en la Presidencia de la República. Domina todos los temas de interés. Violencia contra la mujer, obesidad infantil, trabajar en favor de los niños con cáncer, plásticos de un solo uso en México, políticas diplomáticas más humanitarias... Hombre de confianza, es una carta fuerte para garantizar un gran impulso para el partido. Carlos Madrazo tenía el cargo asegurado hasta marzo de 2020, pero su sustituto llegó antes. Por algo será. 2. Un mejor futuro. Preocupa al presidente Andrés Manuel López Obrador que, pese al incremento del 16% en el salario mínimo, el pago a los trabajadores mexicanos siga siendo bajo. Esto ha provocado que los trabajadores mexicanos estén entre los que reciben los salarios más bajos en el mundo, superados, entre otros, por los centroamericanos. “Fíjense, en qué niveles estamos de nivel económico y social, vamos a irlo haciendo poco a poco, no es por decreto, no es decir que incremento 100% el salario, tiene que ir poco a poco”, expuso. El Presidente informó también que en su camino hacia Mamantel, Campeche, fue abordado por policías estatales que le plantearon que sus salarios eran muy bajos. Que la reflexión nos lleve a mejores horizontes. 3. Inadmisible. El colmo, una vez más, policías de la Ciudad de México terminaron ensangrentados después de una trifulca en un punto del alcoholímetro, pues familiares de un detenido lo defendieron al grado de que tres armas de fuego desaparecieron y unidades policiacas resultaron con cristales rotos. ¿Qué es lo que sucede? El respeto a la autoridad está en su nivel más bajo. Se tenía que decir y se ha insistido en estas páginas. ¿Es que acaso las fuerzas del orden salen a las calles sin más conocimientos que la intuición? Hay nueve detenidos por agresión, robo de armas y de un chaleco balístico. Ya es hora de ponerle un hasta aquí a los ciudadanos que se extralimitan. Jesús Orta Martínez, titular de Seguridad Ciudadana, y la justicia en México tienen la oportunidad de reivindicar a los uniformados. Sanción ejemplar o seguirá la danza de policías sobajados. 4. Los riesgosos. Felipe de Javier Peña Dueñas, presidente de la Comisión de Transporte de la Concamin, advirtió que con objetivos recaudatorios y ocurrencias legislativas y de normas, que implican sobrerregulaciones, pero con el pretexto de facilitar la movilidad, cuidar el medio ambiente y la seguridad se ha limitado en forma grave la transportación y distribución de mercancías. Se refiere al proyecto de decirle adiós al doble remolque. Se queja de que, en la actualidad, 18 entidades ya cuentan con leyes de movilidad, pero con base en la autonomía estatal y municipal, cada uno de los estados impone sus reglas y sus normas. Tan sólo el argumento de su contraparte indicando el número de accidentes carreteros ocasionados por los dobles remolques debería ser suficiente para convencerse de que es un método fallido. No hay peso que valga la vida. 5. Los olvidados. “Ya es el tiempo del sureste, estaba muy abandonado. Todo era para el centro y para el norte, pero ahora ya está de Presidente de la República un ‘choco’ (campesino) campechano”, señaló en su discurso, en Escárcega, Campeche, Andrés Manuel López Obrador. Reiteró que trabaja por el desarrollo del sureste del país, para nivelarlo con el resto. En agradecimiento, fue sorprendido por niños con bailes regionales. Durante su discurso, el Presidente destacó el avance de Campeche en materia de seguridad, que ya se convirtió en uno de los estados más seguros del país junto con Yucatán. Esta inclusión geográfica traerá buenos dividendos. Ya ven que a Campeche hasta su gobernador los abandonó. Bitácora del director / Bitácora del director
Un día como hoy, 23 de septiembre, hace 54 años, un grupo de admiradores de la Revolución Cubana quiso emular el asalto al Cuartel Moncada atacando el destacamento militar de Ciudad Madera, Chihuahua, 300 kilómetros al noroeste de la capital estatal. Conformado por disidentes del Partido Popular Socialista y miembros de la UGOCM, el llamado Grupo Popular Guerrillero había decidido casi dos años atrás emprender la lucha armada, siguiendo la tesis del foco guerrillero que llevó al poder a Fidel Castro, El Che Guevara y sus simpatizantes en 1959. Fueron trece hombres los que tomaron parte en esa acción, al amanecer del 23 de septiembre de 1965, pero el número de atacantes y la precariedad de su armamento coloca en el absurdo la pretensión de tomar una instalación militar en la que había 125 soldados bien pertrechados. Ocho de los trece murieron, entre ellos sus líderes, Arturo Gámiz y Pablo Gómez. Bien conocida es la frase que pronunció el gobernador del estado, el viejo general villista, Práxedes Giner Durán: “¿Querían tierra? Denles hasta que se harten”. Aunque la toma del cuartel de Madera fracasó, fue el punto de arranque de casi tres lustros de lucha guerrillera en México. Los sobrevivientes formaron el Movimiento 23 de Septiembre (M23), cuyo líder, Óscar González Eguiarte, murió en un enfrentamiento con el Ejército en Tesopaco, Sonora, luego de una persecución por la sierra. Los restos del M23 se unieron con algunos de los guerrilleros formados en Corea del Norte –el Movimiento de Acción Revolucionaria– y éstos, junto con jóvenes que provenían de otras organizaciones armadas y disidentes del Partido Comunista y miembros de la Acción Católica dieron vida al principal grupo de guerrilla urbana que haya existido en México: la Liga Comunista 23 de Septiembre. La historia de guerrilla fue breve. Para diciembre de 1974, la mayoría de sus participantes estaban muertos, como Lucio Cabañas; desaparecidos, como Ignacio Salas Obregón; exiliados, como Paquita Calvo, o encarcelados, como Gustavo Hirales. El gobierno del presidente Luis Echeverría había lanzado contra los alzados una campaña sin cuartel, llevando como punta de lanza a una organización ilegal, no reconocida oficialmente, la llamada Brigada Blanca. Ese periodo de la historia de México ha sido motivo de investigaciones académicas, que han dado lugar a diversas publicaciones. Es cierto que a esa labor todavía le falta mucho por escudriñar, para poder comprender esa época en toda su dimensión. Pero lo que de nada sirve es llenarla de adjetivos, como el calificativo de “valientes”, que el cesado director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), Pedro Salmerón, endilgó a los guerrilleros de la Liga Comunista Espartaco –parte de la LC23S–, que intentaron secuestrar y mataron al empresario Eugenio Garza Sada en septiembre de 1973. Tampoco entiendo por qué el gobierno federal va a reconocer hoy lunes, en una ceremonia oficial, a los participantes vivos de la acción de Ciudad Madera, en la que murieron seis soldados. Muchos de los exguerrilleros entraron en un proceso de rectificación después de su derrota. Por ejemplo, Paquita Calvo, militante del Frente Urbano Zapatista, quien dijo al escritor Vicente Leñero, en 1977, que la lucha armada estuvo equivocada. “Un error fundamental de la izquierda en México ha sido el de moverse permanentemente en el terreno ideológico, ideologista, demostrando con ello una incapacidad política absoluta para actuar en el contexto de las masas trabajadoras”, afirmó. Al renunciar a la violencia, varios exguerrilleros aportaron en la lucha por la democracia, que muchos mexicanos ya desarrollaban de forma pacífica desde finales de los años 40. En todo caso, esos son los verdaderos valientes: los que pelearon sin armas, con la ley en la mano, por las libertades que gozamos e hicieron posible la llegada de Morena al poder.