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06:43 lunes 25 marzo, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / PRI: la disputa por el partido
Próxima la renovación de la dirigencia nacional de diferentes partidos en el país, la efervescencia política interna en cada uno de ellos se incrementa y agudiza. Si las contiendas político-electorales han sido ríspidas en los últimos años, la lucha por el poder interno en los partidos será cruenta. Las descalificaciones y reclamos airados se escucharán a lo largo de los próximos dos meses. El PRI no es la excepción, a pesar de que es evidente la costumbre de sus militantes y dirigentes a la imposición, y la falta de interés de los pocos grupos opositores que buscan la democratización interna, como consecuencia de los resultados del pasado 1 de julio, o porque no cuentan con las condiciones de fortaleza interna que les permita participar con efectividad. Hoy parece que la cúpula partidista del PRI ha decidido que José Narro Robles sea su próximo dirigente nacional y seguramente cortará, muy pronto, las aspiraciones del aún gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, y la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega. Así es como funciona en el PRI. El ex rector y ex secretario de Salud del gobierno anterior, José Narro, sumaba entre las credenciales que siempre lo impulsaron para ser atractivo a las fuerzas políticas el prestigio que públicamente exhibía; prestigio, que hoy es amenazado por la información que ha fluido respecto a posibles actos de corrupción, por millonarias cifras, en la secretaría que hasta hace unos meses encabezó. José Narro llegó a ese cargo por designación de Enrique Peña Nieto, quien, al interior del PRI, ahora es repudiado y hay quienes incluso lo quieren expulsar de esa fuerza política; el argumento es contundente, los resultados obtenidos en el pasado proceso electoral. Y por supuesto, Narro, que hoy aspira a dirigir al priísmo nacional, no ha tenido ningún empacho en deslindarse de su anterior jefe y ser contundente al precisar que él es pre Peña, es decir que él cuenta con una trayectoria pública anterior al sexenio pasado y con su propio prestigio, que por supuesto hoy por lo menos está amenazado. Hasta hace unos meses, el propio José Narro sostuvo reuniones con dirigentes nacionales de otras fuerzas políticas, quienes buscaban ser dirigidos por él. Es claro que Narro ya tomó su decisión y es la de abanderar al PRI y no a otra fuerza política como en algún momento se lo sugirieron y él mismo vislumbró. Tal vez de ahí surgió la idea de dirigir a un partido político, lo malo de todo esto es que, según se sabe, ni siquiera les dijo ‘agua va’ a quienes se reunieron con él y que veían la posibilidad de renovarse con una figura pública como la de Narro. El PRI seguramente volverá a desairar a todos aquellos dirigentes que después de la derrota del 2000 sostuvieron como pudieron sus estructuras territoriales y conservaron la mermada militancia de esa fuerza política. Como sucediera en la Ciudad de México, en donde solamente el grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, Tonatiuh González e Israel Betanzos tuvo la capacidad de mantener una estructura en algunas zonas de la capital del país. Y qué decir de Adrián Ruvalcaba, quien no sólo acreditó su liderazgo al interior de ese partido, sino que además es el único alcalde del priísmo nacional en la CDMX. ¿Hará el PRI un justo reconocimiento a estos dirigentes? ¿O habrá de aplicar su conocida práctica de imposición para dar espacio y juego político a algunas figuras de este instituto que hoy nomás no se hallan, por no contar con nombramiento público alguno? Hoy más que nunca observaremos que algunos partidos políticos como el PRI, el PAN, el PRD o Morena vivirán por diferentes causas una lucha interna donde los golpes entre “compañeros” serán contundentes. OPINIÓN / Antirreeleccionismo mexicano
La consolidación de la no reelección en México, tras la muerte de Álvaro Obregón (que rompió la no reelección como en su momento lo hizo Porfirio Díaz), permitió una sana circulación de las élites aún dentro del mismo partido hegemónico, lo que a su vez contribuyó a dar una estabilidad política que pocos países latinoamericanos lograron en el siglo XX. Por eso es que hay temor —no sin fundamento— de que la reelección, así sea por sólo un mandato más, pueda abrir la puerta al reeleccionismo indefinido, como ha sucedido en varios países latinoamericanos. Y es que las distorsiones democráticas que frecuentemente encontramos en nuestra región ha provocado que la reelección pueda derivar en algún tipo de dictadura. De ahí el recelo en México a explorar nuevamente el reeleccionismo presidencial. La fuerza de la no reelección aquí fue tal que muchos poderosos presidentes pensaron en quitarla y permanecer otro sexenio más, pero no pudieron. Se sabe que Miguel Alemán, Luis Echeverría y Salinas de Gortari al menos, lo contemplaron seriamente. Paradójico es que no lo hayan intentado pese a tener mayorías aplastantes. Es que había un consenso en la ciudadanía de no tocar esa regla, para no incurrir en una dictadura personal y eventualmente en inestabilidad. En los sistemas parlamentarios no hay un mandato fijo para el jefe de gobierno, sino que su desempeño determina cuándo se va o se queda. Puede ser removido muy pronto (mediante voto de censura), o quedarse por varios años (incluso hay quienes han permanecido quince o más). El sistema presidencial es más rígido. La revocación de mandato también puede ser un instrumento para la remoción del poder de un presidente ineficiente sin esperar a que termine su mandato. Pero dependiendo de las condiciones en que se aplique, puede ser benéfico o perjudicial para la democracia. De ahí la importancia de discutir no sólo la figura en sí, sino las condiciones en que se aplicaría. En México, el mandato de seis años es muy largo, pero uno de cuatro sin reelección resulta muy corto. En principio, estaría yo de acuerdo con un mandato de cuatro años con posibilidad de una sola reelección, y que aplicara a partir del próximo gobierno. Resurge el tema porque muchos temen que la revocación de mandato en 2021 sirva de puente para la reelección de Amlo en 2024. Algunos aseguran que lo hará sin duda alguna, en tanto que otros están convencidos de que no ocurrirá. Yo no afirmo que lo hará, pero no aseguro que no lo intente. Y es que por un lado AMLO tiene la inquietud de garantizar que su proyecto pos-neoliberal (cualquier cosa que eso signifique) se arraigue, de modo que no pueda ser echado atrás por minorías rapaces, enemigos del pueblo o traidores a la Patria. Pero tampoco descarto que pudiera buscar su reelección. Su compromiso en sentido contrario para mí no es garantía; los políticos prometen e incumplen según les convenga. Maquiavelo aconsejaba prometer cuando hiciera falta, e incumplir si así convenía. Y AMLO ha demostrado ser un hábil seguidor del florentino. En el escrito donde se comprometió a no buscar su reelección, introduce una especie de ‘cláusula de excepción’: “Ciertamente, fui elegido para ejercer la Presidencia durante un sexenio, pero según nuestra Carta Magna el pueblo tiene en todo momento el derecho de cambiar la forma de su gobierno”. A buen entendedor… ¿Bajo qué condiciones intentaría AMLO reelegirse? A) Si su ánimo y salud se lo permitieran; B) Que tuviera mayorías calificadas en el Congreso; C) Que considere que la 4ª Transformación aún no ha arraigado, y requiere aún de su conducción; D) Que contara aún con un gran apoyo popular y la mayoría ciudadana aceptara la reelección (como no ocurrió con otros presidentes). Una encuesta de GEA-ISA registró que una mitad de respondientes efectivos estarían a favor de la reelección, y también la mitad votaría de nuevo por AMLO (Diciembre/2018). Sólo bajo esas condiciones, que no son fáciles de congregar, buscaría su reelección. Frentes Políticos 1. A lo suyo. El gobernador michoacano Silvano Aureoles Conejo pierde el tiempo en asuntos que no le competen. Convocó a iniciar la lucha contra la reelección, en relación a la iniciativa de revocación de mandato avalada por la Cámara de Diputados. “Como fundador del Partido de la Revolución Democrática, llamo a los perredistas del todo el país a movilizarnos en las plazas públicas, en los ejidos, en pueblos y colonias, en las grandes ciudades…“. En el municipio de Jacona desaparecieron Francisco, Jazziel y Jonathan, los tres de 12 años, alumnos de secundaria. En su estado, la desaparición de personas es cosa de todos los días. Y él metiendo las narices donde no le llaman. Primero resuelva la inseguridad, señor gobernador. 2. Esperanzas. En las tareas para buscar e identificar a más de 26 mil desaparecidos en el país no habrá límites de recursos financieros y se contará con los montos recuperados por la austeridad del gobierno, afirmó Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. “No hay límite presupuestal, no hay techo financiero, es lo que se requiere; estamos haciendo un gobierno austero, sin lujos y vamos a ahorrar, y lo que se obtenga por la austeridad se va a destinar a esta justa causa de encontrar a los desaparecidos”, afirmó. Los dos gobiernos anteriores, el de Felipe Calderón (PAN) y el de Enrique Peña Nieto (PRI), dejaron al país hecho una fosa. Lo que urge es cerrar este cementerio. Que los recursos ayuden a encontrar la paz. 3. Para que no le roben. El Partido Acción Nacional tuvo Sesión Ordinaria del Consejo Nacional con la intención de modificar los estatutos. “Hemos iniciado con la programación y apertura de grupos de inducción, con el objetivo de que todo aquel que quiera ser parte del PAN lo pueda hacer”, refiere el documento, donde se enumeraron las acciones para “hacer frente a la realidad nacional”. Lo que le da miedo a Marko Cortés, dirigente nacional de Acción Nacional, es que los militantes se vayan a la organización México Libre, de la expanista Margarita Zavala y su esposo, el expresidente Felipe Calderón. Quiere retenerlos y creará un nuevo registro para ver cuántos panistas quedan en el partido. No le va a gustar saberlo con exactitud. 4. Que quede claro. Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, consideró que los banqueros que participaron en la Convención Nacional deberían comprometerse a impulsar actividades productivas y no sólo de consumo. El legislador de Morena destacó la importancia de fomentar la inclusión financiera, pero consideró que ésta debería incluir actividades productivas a menores costos, con lo que potenciaría el crecimiento y el desarrollo en diferentes lugares del país. Nunca como ahora los banqueros se mostraron comprometidos. Inclusive por encima de muchos legisladores; muchos. 5. Los nuevos lenguajes. Las redes sociales son modernas formas de comunicación e interacción son. Internet ha venido a revolucionar la manera en la que entablan una relación funcionarios y ciudadanos. Por ello, Benito Nacif, el consejero electoral, consideró que la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que los funcionarios no puedan bloquear el acceso a ningún ciudadano en sus redes sociales es consistente con lo que señala la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de acceso a la información pública y del derecho a la información. Bienvenida la decisión del juez, pero a los funcionarios les gana el hígado cuando leen comentarios en su contra. Seguirán bloqueando seguidores. BITÁCORA DEL DIRECTOR / PORRAS He venido leyendo las reacciones en redes sociales al abucheo que se propinó al presidente Andrés Manuel López Obrador, el sábado por la tarde, en la inauguración del estadio de los Diablos Rojos del México, y me preocupan más que el hecho mismo. Es evidente que la polarización en el país va creciendo y, de seguir así, eso no dejará nada bueno. Leo que el Presidente es responsable de lo que le pasó porque “quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Un símil de esa argumentación es un duelo callejero de insultos. Siempre comienza alguien. El insultado tiene la opción de responder igual o seguir su camino para no arrastrarse en el mismo fango. Cuando uno mienta la madre y el otro responde, ¿quién gana? Nadie. Ambos se ven igual de mal. Hay dichos y hechos del presidente López Obrador que preocupan a muchos mexicanos. Y creo que con razón. Valores esenciales de la democracia han sido puestos en duda, como sucede con la intención de crear la figura de “revocación del mandato”, que no parece ser otra cosa que una forma de sobreponerse a la prohibición constitucional de que el Presidente de la República pueda usar los medios de comunicación para enaltecer su propia imagen y apoyar a su partido. Explicar eso requiere más que de insultos. De hecho, caer en la polarización —en la división de buenos y malos que discursivamente ha creado López Obrador— es una manera de no atender lo importante. No juzgaré las razones que tuvo la fanaticada beisbolera para abuchear al Presidente, igual que no juzgaré las de quienes lo aplauden incondicionalmente y arremeten de forma grosera contra sus críticos. Creo que muchas veces uno se deja llevar por el instinto de responder con una mentada a un supuesto agravio sin reparar en que nadie gana uno de esos duelos.
La democracia necesita críticos de altura para defenderla porque la idea es que la democracia trascienda los sexenios. Por ejemplo, si el gobierno decide cortar a la mitad el presupuesto para las estancias infantiles y dejar de publicar las reglas de operación de éstas —y opta por no revertir dichas decisiones, a pesar de que varios jueces ya han dictado suspensiones a favor de los quejosos—, lo que corresponde es argumentar más y más a favor de los beneficios de esta red de protección y el peligro de cortarla, y seguir recorriendo los caminos legales. Caer en el juego del insulto o buscar justificaciones a las porras es un error que abona al clima de polarización. Toda estrategia de división necesita una contraparte que sirva de pared de frontón. Si nada o nadie regresa la bola, ésta simplemente se perderá. Leo a quienes quieren responder a la agresión con lo mismo, y me preocupan. Me parece que han perdido la paciencia y eso que apenas van 115 días. Si vamos a criticar la forma en que la CNTE quiere imponer su voluntad a las instituciones, y tirar por los suelos un proceso de negociación entre gobierno, oposición y sociedad civil sobre la educación, sería muy incongruente justificar un abucheo. Alguien escribía ayer que los canales institucionales se habían terminado y que no quedaba más que el desahogo. Yo no lo veo así. Afortunadamente, todos los días leo en los medios críticas fundamentadas, respetuosas e inteligentes sobre lo que estamos viviendo y, mientras eso continúe, yo voy a pensar que la democracia aún tiene anticuerpos.