Según el aumento o disminución de casos, en cada país endurecen o flexibilizan las medidas sanitarias para evitar la propagación de la COVID-19.

Científicos consideran que endurecer las medidas, como en algunas partes de Europa, o relajarlas como Nueva Zelanda, donde disminuyó el número de contagios, es una estrategia demasiado limitada para combatir al nuevo coronavirus. “Todas nuestras intervenciones se han centrado en cortar las vías de transmisión viral, para controlar la propagación del patógeno”, escribió en un editorial Richard Horton, editor jefe de la revista científica The Lancet.

Sin embargo, el virus SARS-CoV-2 no es el único que ataca a la humanidad, sino que convive con una serie de enfermedades no transmisibles en un contexto social y ambiental donde prevalece la inequidad social. Dichas condiciones exacerban el impacto de las enfermedades, por lo que no se debe considerar al COVID-19 como una pandemia, sino como una sindemia, señala Richard Horton. Horton señala que, si la crisis de salud se entiende desde un marco conceptual más amplio, se abre el panorama para buscar mejores soluciones. ¿Qué es una sindemia?

El término sindemia no es nuevo, es un neologismo que combina sinergia y pandemia, el cual fue acuñado por el antropólogo Merril Singer en la década de los 90.

Singer utilizó el término sinergia para explicar una situación en la que “dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan un daño mayor que la mera suma de estas dos enfermedades”. “El impacto de esta interacción está además facilitado por condiciones sociales y ambientales que juntan de alguna manera a estas dos enfermedades o hacen que la población sea más vulnerable a su impacto”, explicó Singer en entrevista para la BBC Mundo.

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Animal Politico/Radio Fórmula