Vínculo copiado
Esta no es una columna para la crítica cinematrográfica, al César lo que es del César, Roma rompe records y reposiciona a Cuarón dando renombre al buen trabajo mexicano… para mi resulta la oportunidad de análisis en la evolución y propuestas sociales de un México aún dividido
21:03 domingo 24 febrero, 2019
ColaboradoresEsta no es una columna para la crítica cinematrográfica, al César lo que es del César, Roma rompe records y reposiciona a Cuarón dando renombre al buen trabajo mexicano… para mi resulta la oportunidad de análisis en la evolución y propuestas sociales de un México aún dividido. Luis Echeverría debería aparecer difuminado en la cinta, quizá el abandono del tipo cambiario fijo, la explotación petrolera con aquella devaluación competitiva y el olvido agrario, no sean tan notorios. La deuda externa subió como la espuma, la inflación rompió records históricos en un sexenio (70-76) dónde Cleo, empleada doméstica que mantiene a flote a una familia en el convulso Distrito Federal, refleja las grandes diferencias sociales. Diferencias que hasta hoy son notorias en un país de doble discurso, duele… pero la realidad la brecha social sigue siendo tan grande como para sangrar de manera notoria. Roma se cuenta en un tiempo dónde el cine español mostraba a una Gracita Morales con el mismo papel de empleada doméstica, allá por los 70´s en una España rota, una sociedad con ansias de cambio y un panorama político dictatorial. Yalitzia Aparicia tiene muchas semejanzas con las películas de Fernán Gómez… pero un diferencial enorme al saber que los mixtecas no han evolucionado de igual manera que el país requiere, cuenta con infinidad de trabas y es motivo de racismo en una sociedad que aún no puede romper con el clasismo propio de generaciones pasadas ( auch! ). En la Roma, barrio de clase media capitalino, Cleo y Adela trabajan para su patrona Sofía, una mujer que lidia con la ausencia de su esposo en un tiempo dónde podemos apreciar el gran avance femenino, no feminista, social. Las tres mujeres construyen un nuevo sentido de amor y solidaridad en un contexto de jerarquía social, donde la clase y la raza están perversamente entrelazadas, un ejemplo de matriarcado muy distinto al concepto de familia actual. El mexicano tiene mucho más contexto social en la especificidad de la película, estoy convencido que le puede dar más niveles de lectura, para bien y para mal, pero el público fuera de México podrá conectarse de manera mucho más fuerte al contenido emocional de la película, una manera de dismitigar la tradición y analizar de manera rigurosa el psado y presente mexicano, una radiografía de la situación racial en el país. Roma no puede dejar indiferencias, es una película específica, con sentimientos desbordados y muestras de que hay pocas culturas que no se pueden conectar con eso, tan pocas como las que pueden presumir tanta diversidad, cultura, raza, tradición y tierra… nunca debe perderse el enfoque de unidad, basado en el respeto y con la voluntad de igualdad, total igualdad! Esta diferencia social quizá sea el bastión de la trama, tristemente podría grabarse hoy en día en muchos lugares de la República y el cambio de fotografía no representaría una mejor oportunidad para sus estelares. Si hubiera una Roma 2, tendíamos que ver la caída con López Portillo y aguantar sus frases absurdas dónde es “el responsable del timón pero no de la tormenta”, “Decir la verdad, la suya, es mi responsabilidad pero también mi derecho” o la ya clásica: “ No nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario!”… hubiéramos visto la escalofriante privatización de la banca, la política paraestatal y estaríamos a la espera del castigo divino con un De La Madrid que el terremoto le causó estragos. Otro México para valorar avances y áreas de oportunidad, un México que no debe olvidar la manera responsable de hacer política, contar con contrapesos que permitan la crítica fundamentada y saber que, los problemas de mayor urgencia, son los que deben priorizar en cada propuesta. Javier Rueda
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