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#ESNOTICIA
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En cada reunión, todo era llegar y encontrarse con un asiento y un legajo perfectamente ordenado y con resumen, de los temas que habrían de tratarse.
00:03 lunes 24 diciembre, 2018
VIRALES“Se necesita valor para ponerse de pie y hablar.
Se necesita valor para sentarse y escuchar”
Winston Churchill
En el buscador hay, de un simple vistazo, más de 15 Organizaciones no gubernamentales de Educación ciudadana. La mayoría son fundaciones con propósitos más específicos como la transparencia, el medio ambiente y la misma educación. Sin embargo esto no arrojó ejemplos sobre grupos ciudadanos plurales que se reúnan desinteresadamente a discutir los problemas políticos y aconteceres de la vida de nuestra nación y nuestra entidad. Tal como lo promovió y realizó con tesón Ernesto Sánchez Aguilar a quien dedico esta líneas en modesto homenaje a su sencillez, paciencia, tolerancia y dedicación, demostradas al reunir a un grupo más que heterogéneo, plural o variopinto (como usted decida), de ideologías, tendencias, historias y perfiles que quizá de ninguna otra forma habrían podido sentarse cordialmente a compartir una mesa y varias tazas de un rico café, que por cierto era total cortesía de Ernesto. En cada reunión, todo era llegar y encontrarse con un asiento y un legajo perfectamente ordenado y con resumen, de los temas que habrían de tratarse. Todos podíamos hacer uso de la palabra sin limitaciones de tiempo lo que solía agotar toda la mañana y dos o tres horas de la tarde de un Domingo, sin ningún reparo. El único orden en las intervenciones era suministrado por Ernesto con gran paciencia y delicadeza, junto con una informada introducción de él mismo en cada punto. Se hablaba con plena libertad pese a las divergencias de opinión que aún en temas muy delicados jamás derivaron en que alguien levantara la voz o se expresara en forma soez. Por el contrario, se podía respirar cordialidad y apertura y se generaban diálogos entre personajes muy disímbolos, al menos en apariencia. Parafraseando a Trejo Delarbre, Ernesto entendía a la deliberación y al examen público de los asuntos públicos, como un componente esencial de la democracia contemporánea, a partir del reconocimiento de que sin individuos capaces de enterarse, comprender y así debatir los asuntos públicos no podría consolidarse una cabal ciudadanía. Ernesto era un ciudadano cabal y congruente. La educación ciudadana es definida por la UNESCO como la educación dada a los niños desde la infancia temprana para que se conviertan en ciudadanos críticos e informados que participen en las decisiones que conciernen a la sociedad. Todos los tipos de educación ciudadana inculcan el respeto hacia los demás y el reconocimiento de que todos los seres humanos son iguales. Ernesto convocaba a la cochera de su casa a individuos ya formados y porque no en algún grado deformados por múltiples y diversas escuelas, instituciones, grupos, partidos y vivencias y tendencias y lograba sin embargo, ponernos a jugar en la escuelita del debate y la retroalimentación ciudadana. El único beneficio que obtenía quizá era la satisfacción de ponernos a pensar en colectivo, de lograr que con desapego compartiéramos las ideas, de gozar en la reflexión de grupo. Goce que nos alcanzaba a todos. Sin duda, en Sánchez Aguilar se encontraba presente la convicción de que en una sociedad compleja, donde coexisten opiniones muy variadas resulta indispensable su confrontación y cotejo sin temor a la discusión. El mismo Raúl Trejo comenta que a las personas con cuyas posiciones discrepamos hay que tenerles respeto pero a sus ideas no. La discrepancia y la deliberación son pilares del proceso civilizatorio. Y recuerda a Thomas Mann en la Montaña Mágica: “el habla es la civilización misma, incluso la palabra más contradictoria, preserva el contacto. Es el silencio lo que aísla”. Ernesto Sánchez Aguilar fue un adversario indomable del silencio colectivo, que es el que más apabulla a una comunidad; amante de la palabra respetuosa y deliberación sin cortapisas, compañero y feligrés de una ciudadanía participante, activa, crítica y deliberante. Un Cruzado por el México democrático y por una democracia autentica, participativa. Descansa en paz el ciudadano verdadero Ernesto Sánchez Aguilar. Le recordaremos siempre Efraín Álvarez Méndez, Arturo Urías, Abraham Sánchez, Fermín Noriega, Romel Fernández, Manolo Fajardo, Miguel Martínez Castro, Fabián Espinosa, Juan Carlos Zapata, Alejandro Boruche Nava, Edgar Murguía, General Amado Jiménez, Miguel Maza, Villasuso, Abraham Rivera, Ramiro Ortiz+, Carlos Valdés+, el que esto escribe y los muy queridos Javier Torres Leyva y Gustavo Medina. (Nació en Torreón Coahuila, donde estudió con los Jesuitas la primaria y secundaria. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León y al mismo tiempo en el ITESM la licenciatura en Administración de Empresas. Obtuvo en Harvard la Maestría en Derecho. Fue fundador del Instituto Mexicano de Opinión Pública y del Partido Social Demócrata. Le sobreviven su esposa Martha Espinosa y sus tres hijos Ernesto, Claudia y Alejandra. Reciban ellos nuestro sentido pésame.